Lapos Mentales
(conforme se piensa se escupe)
P.D.
La cosa es que ya no hay lapos que escupir. Los acabé todos o ellos acabaron conmigo y ahora están de fiesta celebrándolo. Si vuelven, volveré. Y si no, peor para ellos, que yo sigo con lo mío, que no es nada realmente.
Un saludo (ante todo, educación),
que puede ser un adiós o un hasta pronto o un ya si eso...
y gracias por todo.
Marco.
Laporrevolución
He dejado los lapos reposar. Sólo un tiempo, para que se asienten y ver si se merecen estar, perdurar incluso. Y no. No lo creo. El juego ha terminado. Los lapos son el pasado y allí se quedarán.
Se viene una laporrevolución.
El lapo 1001
He esperado unos días para escribir este lapo por una razón muy sencilla: quería esperar al momento adecuado... pero no ha llegado. O solo a medias porque este es el primer lapo escrito desde un teléfono móvil y eso, quieras o no, hace que el lapo salga más... masticado.
Quiero dar las gracias a todos los que me habéis aguantado todos estos años aunque algunos se hayan perdido la mega fiesta (sobró mucha bebida; tengo reservas hasta año nuevo).
También a los que no han leído ni uno sólo de ellos (lo sé, es perder el tiempo, pero que no se diga que soy un tío desagradecido).
En fin, no sé si volveré a lapear de nuevo pero, si es así... por aquí me veréis.
Lapo Mental 1.000
Muchos años después de dejar la ciudad, a su gente, de irse con lo puesto, de empezar de cero, de tratar de olvidar, dio con lo que había estado buscando, y fue por una casualidad, como casi todo lo importante en la vida. En el café en el que siempre desayunaba, en la mesa que ya consideraba suya y que amablemente le guardaban por respeto a sus canas y a su fidelidad, esperaba el hombre de las grandes cejas y cara estirada. Lo reconoció al instante a pesar de los más de treinta años que habían transcurrido desde su último encuentro.
-Pensé que no vendrías -dijo el viejo de cara alargada invitándole con un gesto a sentarse a la mesa. No ha sido fácil encontrarte, pero aquí estamos, por fin.
-Yo también te he estado buscando. Durante todos estos años pensé que trabajas de esconderte de mí. Mis amigos me pidieron que dejara de intentarlo pero yo no me rendí. Al final has sido tú quien ha dado conmigo. ¿Cómo has sabido...?
-Me encontré con tu hermana, de casualidad, en Benidorm. Ella me contó todo... Es verdad que al principio no quería verte, Epi, pero luego simplemente fue la vida, que me fue llevando de lugar en lugar y supongo que hizo más difícil este encuentro. Pero siempre te he tenido presente. Eso lo sabes.
Durante unos segundos los amigos se miraron, buscando el momento apropiado para hacerse preguntas más incómodas. Blas estaba más sereno. Estaba preparado para este momento. A Epi le había llegado por sorpresa y todavía le costaba hacerse a la idea de que se había reencontrado con su mejor amigo.
-Esto... ¿qué fue de tu vida? -se arrancó Blas.- Supongo que formarías una familia...
-No no. Siempre he sido muy solitario. -Epi encontró las palabras con dificultad-. No he encontrado a la persona... adecuada. ¿Y tú?
-Me casé. -respondió con urgencia-. Ella murió hace unos años. Cáncer. No tuvimos hijos pero fuimos muy felices.
-Vaya, lo siento... -Epi cambió el gesto bruscamente- Que muriera, me refiero a eso.
-No importa, ya está superado.
El camarero apareció para interrumpir la conversación y traer el desayuno habitual de Epi, café, zumo de naranja y tostadas, y el café doble que había pedido Blas. Ambos aprovecharon para hacer uso de sus azucarillos y saborear el momento de silencio. Fue Blas quien dio el siguiente paso:
-Tenemos que hablar de muchas cosas, ponernos al día... Si quieres damos un paseo por el parque, pero no hay prisa. Hace dos semanas que me mudé a la ciudad. Vivo por aquí cerca y podremos desayunar y hablar siempre que queramos.
-¿Vives aquí? ¿Dos semanas? Entonces... -Blas no dejó a su amigo acabar la frase.
-Sí... hasta hoy no me he atrevido a contactar contigo. Se me hacía difícil.
-No lo ha sido tanto, ¿verdad? -Epi ensayó una de sus características sonrisas de oreja a oreja.
-No, no lo ha sido tanto... ¿desayunamos y nos vamos al parque entonces?
-De acuerdo, Blas.
-Genial, Epi.
Lapo Mental 999
999 hermanas salieron de la colmena, enfadadas instintivamente, que es un enfado mucho más desbocado que el racional, listas para dejarse la vida en la defensa de su mundo y de su reina. 999 amarinegras hermanas que agitaron sus alas transparentes y que se abalanzaron sobre el enorme ser que, torpemente, se había metido donde no le llamaban y así se había ganado la venganza de tan extensa y bien avenida familia. Mientras las 999 hermanas se dejaban la vida, mártires olvidadas en el mismo momento de su muerte, la número 1.000, la gorda y aristocrática madre, huía con su harén en busca de un lugar más seguro, exudando miedo, pensando en el fondo de su minúsculo cerebro que muy pronto tendría que traer al mundo otro casi millar de hermanas para sustituir a las sacrificadas.
Lapo Mental 1.000 is coming
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Golpes
Influjo y reflujo
Si a toda acción le viene inmediatamente una reacción, a un influjo místico le acompaña como efecto, en mi caso, un reflujo gástrico, que se puede presentar simplemente como Malestar Alérgico-Estomacal o llegar a Vomitera Pagana-Hereje. En cualquiera de los casos, es una putada, y es mucho menos llevadero que el lloriqueo de ojos y moqueo producidos por la alergia al polen o que incluso una operación a corazón abierto sin anestesia.
En estos días salir a la calle, que se puede considerar deporte extremo para la mayoría de los mortales, para mí es simplemente un acto suicida. Por suerte, tengo cosas que hacer en casa, planes para la inminente celebración lapística, limpiar los baños, etc. Aguantaré el chaparrón de cera y saetas con las persianas cerradas y unos buenos tapones en los oídos. Así sea.
Invitación para el Lapo Mental 1.000
La elección del lugar ha sido difícil. Al principio pensé en juntaros a todos en mi casa pero inmediatamente deseché esa idea: demasiado espacio para los cuatro gatos que vendrán. Así es que es mejor que cada uno se monte la fiesta a su manera y donde esté. Más a medida imposible.
Los actos comenzarán a las 09.00 del día 4 de abril y terminarán cuando a cada uno le dé la gana. Que por qué pongo una hora de comienzo si va a ser una celebración individal (Self-Service Celebration). No sé, la verdad, por sincronizarnos, aunque sea. Será esa hora lo que nos una, y poco más.
Dichos actos, después de muchas discusiones con la Comisión de Festejos, la Subcomisión de Actos Organizados y la Subcomisión de Actos Espontáneos, quedan como sigue:
1. Acto de Apertura (09.00).
2. Que cada uno haga lo que quiera.
3. Que cada uno realice el Acto de Clausura cuando le venga en gana, pero en orden, que no queremos que luego digan que somos unos vándalos.
4. Limpiar lo que se haya ensuciado.
5. Escribir la Memoria de los Actos.
6. Hacer Balance de Gastos, que luego uno pone el dinero y el resto se escaquea.
7. Construir el Museo del Lapo (en un lugar apartado porque así sale más barato el alquiler).
8. Realizar Seminarios sobre los Lapos Mentales, Conferencias y Mesas Redondas (la forma es lo de menos).
9. Elevar a la Unión Europea y a la UNESCO la solicitud de que los Lapos Mentales sean designados Bien Inmaterial de la Humanidad y elegir el 4 de abril como el Día Universal del Lapo Mental.
10. Irse a dormir, que ya es tarde y no veas que día de juergaza hemos tenido hoy.
Aquel que no venga (en sentido figurado) él se lo pierde, que estoy va a ser muy grande.
Retroavances
Tras unos meses de caos, la gente comenzó a ajustarse. Sus cerebros comenzaron a olvidar sus hábitos tecnológicos y ya no fue tan raro tener que volver a usar las cabinas telefónicas, a llamar antes de salir de casa, a escribir cartas en lugar de emails, a imprimir las fotos en lugar de compartirlas al instante por el móvil...
El ser humano es muy adaptable y si no que se lo digan a Jaime Alguersuari.
Vacaciones
Huelga General
Me dicen que en mi empresa, entre los compañeros, "no está bien visto que se haga huelga". No es la primera vez que oigo algo así en lo que llevo en el mundo laboral, pero siempre me sorprende. Intento pensar que quien lo ve mal es el dueño, o sus directivos, y no el resto de trabajadores, que optan por no hacerla y seguir trabajando hoy. Prefiero pensar bien de ellos aunque en el fondo confieso que para mí no está bien visto que ellos no secunden la huelga que se convoca para defender los derechos laborales de todos (también de ellos, aclaro, por si las dudas).
Reflexionando, y quitando a aquellos que están de acuerdo con la reforma, que los hay, pienso que hay muchos que no hacen huelga por miedo a las represalias (lo entiendo), por no perder dinero (lo entiendo, pero menos, ya que la reforma supondrá un coste mucho mayor y hay que intentar ver el medio-largo plazo), por queda bien ante los jefes (me repugna, pero sé que hay casos así), porque no creen que una huelga cambie algo (cambia, el poder siempre teme a la calle) o, y hay más casos de los que se puede pensar, por indiferencia-ignorancia-irresponsabilidad. Como veis, no todos son iguales, cada uno tiene sus razones, pero los efectos son los mismos: menos gente protestando, menos presión, más sumisión a las reformas, un porcentaje de personas que trabaja y que los que gobiernan interpretarán convenientemente como "si fueron a trabajar es que están de acuerdo con lo que hacemos", y seguirán en la misma línea.
No sé si la huelga tendrá más o menos fuerza, si los efectos serán mayores, menores o nulos, si en el trabajo me mirarán mal cuando vuelva mañana o me tendrán menos en cuenta, no lo sé. Lo que sí sé es que es la única manera que tengo de expresar que no estoy de acuerdo con la mayor parte de la reforma laboral que nos han impuesto, que no me gusta que recorten derechos conseguidos con el trabajo de muchos durante mucho tiempo, que creo que abaratar el despido no es la solución y que con los años muchos de los que no se han levantado contra esto hoy se arrepentirán de no haberlo hecho cuando sientan en sus propias carnes las nuevas y disminuidas condiciones laborales.
Mi visión del Infierno
Yo no he tenido ninguna revelación, os adelanto. A mí las cosas me llegan de pronto y sin origen conocido. Admito que como receptor de información divina soy un fraude. Creo que eso me hace ser infinitamente más sincero/cuerdo que el resto de los que dicen ser profetas. Partiendo de esta confesión, voy a enumerar mi concepto de Infierno, lo que encontraré allí cuando vaya (quizá mi Infierno sea así y el vuestro de otra manera, a saber, que no sé si habrá presupuesto suficiente para que cada uno se lo monte como quiera o tiran de plantillas prediseñadas).
Empiezo.
En el Infierno no hay internet.
Fin.
Portabilidad
Pensé que sería más sencillo. Rellené los datos en su página web y esperé sentado. Dos horas después la pantalla seguía ofreciéndome los mismos datos y mi móvil, medio roto, seguía siendo de Vodafone. Entonces llamé al teléfono de atención al cliente de Yoigo, que por suerte es gratuito, y ocho minutos después una señorita me atendió y me aclaró que la portabilidad no es tan rápida como yo creía. Primero tenía que recibir un sms en el que se me pediría que enviara por correo electrónico varios documentos escaneados y luego tendría que esperar unos días. Aunque dos días después el sms no había llegado (probé a encender y apagar el móvil por si se había quedado bloqueado, pero nada) envié el correo electrónico con los documentos adjuntos a la dirección que la señorita me había indicado para tal efecto. Luego esperé sentado. Dos horas después mi móvil seguía siendo de Vodafone y nadie me había mandado un sms o un correo en respuesta a mi solicitud o a los documentos enviados. ¿Es así de complicado? ¿Tendré que esperar muchas más horas? La espera es difícil de sobrellevar. Los ojos se me están cansando de mirar la pantalla. A veces apago y enciendo el móvil por si se ha bloqueado (falla bastante) y mi sms está ahí esperando. Refresco la bandeja de entrada del correo. Y nada.
He pensado en llamar a Yoigo otra vez. Quizá me atienda la misma señorita que antes. Probablemente no, y no recuerdo su nombre, así es que no puedo pedir que me pasen con ella. Claro que a lo mejor eso ni siquiera es posible hacerlo. Si me está leyendo tal señorita o alguien que trabaje en Yoigo, por favor, soy el que ha pedido la portabilidad por la web y sigo esperando, ¿me recuerdan? El que llamó ayer, ese soy yo. Gracias. Sigo esperando sentado.