Las mejores cosas que me han pasado han venido mientras dormía, y nunca las recuerdo. No son sueños, aunque aparecen como tales, y cualquiera, yo mismo, diría que lo son. Son verdad, son mi vida sin tropiezos, sin tomas falsas ni colesterol, es la vida que debí vivir y que escribo en mi diario, porque allí celebro mis no cumpleaños y nadie sopla mis velas sino yo.
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