Cumplir es siempre desagradable. No me creo a aquellos que disfrutan, sobre todo pasadas ciertas edades, con esa confirmación rutinaria de la irrefrenable oxidación (putrefacción) del ser humano... no, no cuela. Es una putada. Ayer me tocó convertir en pasado mi año 28 de vida, que puedo resumir en: seis meses de paro (felicidad, relax, aburrimiento), unas navidades geniales (amigos, juergas, buen rollo), un curro "nuevo" (en gassssss natural) y otro nuevo (corrigiendo a los demás)... fin. Eso es todo, bueno, no, hay una parte codificada, como en el plus, que pasa a oscuras y en compañía y que dejo para mis memorias.
Ahora empieza el año 29, número feo que no sé qué clase de suerte me traerá...
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