Lapo mental 27
El niño de la camiseta a rayas bajó la calle despacio, dudando si correr o quedarse, resistiendo la tentación de volver la cabeza para contemplar las llamas, el humo, el último recuedo de su casa. Al final de la calle le esperaba la policía, primero para preguntar, luego para acusar. Se detuvo. El guardia le pidió que siguiera andando hasta el coche patrulla. El niño negó con la cabeza; durante unos segundos parecía que caería al suelo sin sentido; luego corrió hasta su casa, hacia las llamas, que crepitaron más fuerte si cabe para darle la bienvenida.
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