Lapo mental 26
Esta mañana caminé unos treinta kilómetros. Según mis cálculos, tan sólo faltaban quinientos para llegar al final. Al caer el sol había cubierto otros veinticinco; cincuenta y cinco kilómetros a solas con el camino, pues nadie, ni por voluntad ni por casualidad, se había cruzado en mi viaje. Planté la tienda tras unos árboles y allí encontré los restos de una fogata reciente, un campamento improvisado. Junto a las cenizas, unas huellas; las mismas que todas las noches anteriores yo había dejado allí para volverlas a encontrar una y otra vez en mi eterno camino hacia ninguna parte.
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