Lapo mental 10
Eran las cuatro de la mañana cuando el desconocido entró en mi habitación. Al principio solo fue un ruido, luego una sombra y luego una horrible cara sudada con un gesto amenazador que me preguntó la hora. Las cuatro, le dije tras mirar el despertador con forma de elefante que me regaló mi madre por navidad, las cuatro, señor. Se quedó como pensando, se tocó la frente con su enegrecida mano y salió de la habitación dando un portazo. No me dio las gracias, ni las buenas noches. Cuando me despertó el elefante, recordé lo sucedido durante la noche y busqué con la mirada la figura ante mi puerta. Allí no había nadie, claro. Bajé a la cocina aún sin vestir y encontré una nota encima de la mesa: "lo siento, llegué demasiado pronto".
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