Es reconfortante que los amigos se acuerde de ti cuando llega el día de su cumpleaños. Te tienen en cuenta, te quieren a su lado en uno de sus momentos más felices (o más tristes), y gusta acompañarlos en ese tránsito a veces tan duro.
Recientemente he tenido la oportunidad de vivir dos cumpleaños y, tras superar la resaca del segundo sin haberme repuesto todavía de la del primero, me dio por pensar en esta costumbre tan arraigada en nuestra cultura: las fiestas de cumpleaños y todo lo que las rodea.
Lo primero es saber de dónde carajo surgió el temita este. Miles de años atrás, los astrólogos inventaron un calendario y calcularon las fechas de nacimiento de los reyes, gobernantes y de sus sucesores. Estos antiguos astrólogos paganos examinaron los horóscopos y presagios de estas fechas porque creían que el destino de los ricos y poderosos podía afectar a toda la sociedad. Incluso hoy día los hombres confían más en los horoscopos que en Dios. En el antiguo Egipto, los faraones ordenaban que los negocios cerraran en su cumpleaños y daban fiestorros. En la antigua Grecia, los ricos se juntaban en "clubes de cumpleaños", exclusivos para compartir cumples. Una vez al mes el club celebraba una fiesta. Cuando un miembro moría, dejaba dinero para ayudar a pagar futuras fiestas. En Persia, los nobles celebraban sus cumpleaños asando un buey a la parrilla, un camello y un burro y servían cientos de pequeños pasteles a los invitados. En la antigua Roma, el emperador daba grandes fiestas por su cumple, que incluían desfiles, circos y combates de gladiadores.
Lo más difícil para mí es acordarme de cuándo cumplen mis amigos. Soy incapaz de recordar ese tipo de acontecimeintos. Rebuscando en la red he encontrado una de las soluciones más efectivas, invento holandés 100%: en el servicio de cualquier familia holandesa hay colgado un calendario. Mientras estas sentado haciendo lo que no puedes hacer en otro lugar de la casa, puedes ver en él los nombres de las personas que dentro de poco cumplirán años. Práctico y sencillo.
¿Y lo de las velas pa qué carajo es? Soplas y pides un deseo, o pides un deseo y soplas (no sé muy bien el orden correcto) y a jalar. Pues también tiene su historia. La razón se remonta a los antiguos griegos y romanos que pensaban que las velas tenían cualidades mágicas. Ellos ofrecían oraciones y pedían deseos para conseguir beneficios de los dioses. Éstos entonces enviaban su bendición y, quizás, respondían a sus oraciones. Los germanos fueron también los primeros en usar las velas directamente sobre las tartas de cumpleaños. El que celebraba el cumpleaños pedía un deseo y éste habría de ser concedido si todas las velas eran sopladas de un solo intento.
Bueno, basta ya de cumpleaños por hoy. Pronto será el mío y creo que intentaré no celebrarlo, como casi todos los años, que bastante tengo con los de los demás.
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