Yo tenía una bola hasta que la perdí,
pasé noches en vela sin poder olvidar
su frío contacto,
su elegante girar,
su color carmesí, su dulce mirar.
Era mi bola.
Yo tenía una bola hasta que se escapó,
se fue con lo puesto y con mi corazón,
se fue por la noche,
sin pedir perdón,
se fue rodando sin decir adiós.
Yo tenía una bola que se olvidó de reír,
pero ya no la busco, ya no quiero sufrir,
ya lo tengo claro,
ni yo soy para ella, ni ella es para mí.
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