Castigo divino
Las hay guapas, las hay tontas; muchas veces, y no me gusta generalizar, son guapas y tontas al mismo tiempo. Un lujo, una filigrana de la naturaleza, como el oso hormiguero, el ornitorrinco o los punks que votan al PP.
Las hay feas, las hay listas; muchas veces, y no me gusta generalizar, son feas y listas al mismo tiempo. Como las ostras. Feas por fuera, ricas por dentro...
Está claro que esto no es sino un castigo para el hombre: "hijo, te comiste la manzana, así es que no puedes tenerlo todo en la vida, elige o muere". Me callo lo que pienso sobre el comentario divino.
Pero hay excepciones, bellas excepciones. Son guapas, inteligentes, actractivas por dentro y por fuera. Problema: tienen un cacho de cerebro que les dice que nanai de hombres, que como son tan guapas y listas, que prefieren estar con guapas y listas... mujeres resentidas, quizá, o simplemente con una brújula particular que a los hombres nos fastidia el invento.
Ahí están ellas, entre nosotros, nos miran, porque nos miran, pero no nos ven; si acaso de reojo se dan cuenta de nuestra existencia, a veces simplemente porque estamos entre sus ojos y la chica a la que están mirando atentamente. Lesbianas, las llaman; mujeres resentidas, las llamo, quizá porque no estoy dispuesto a pensar que no haya marcha atrás en su "decisión", porque pienso que puede ser eso, una decisión de ellas, y no simplemente el fruto mismo, inevitable, ineludible y jodidamente insalvable, de la invariable voluntad del destino-dios-naturaleza-caos-puto manipulador que nos maneja a su antojo.
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