Fábulas (con moraleja(s))
La Fábula del Loro y la Puerta Interdimensional
La Fábula del Loro y la Puerta Interdimensional
Hace muchos muchos años en lo más profundo de la selva amazónica vivía un Loro (moraleja: tiempo atrás en la selva había loros). Gustaba el Loro de volar y de comer y de todo aquello en lo que sus alas o su pico o sus patas tuvieran cierto protagonismo (moraleja: si eres loro, asegúrate de tener alas y pico y patas, que si no te vas a aburrir mazo). Los demás animales de la selva lo miraban de reojo y casi no le hablaban, puesto que de todos es sabido que en la selva los animales miran raro, y hablar no hablan, ni esos animales, ni otros, si acaso los loros y si tienen voz humana cerca para imitar, que de ellos no sale el hablar así como así, sin entrenar ni nada (moraleja: si eres un ser pluricelular, mejor no seas un animal, que no pueden hablar; vegetal tampoco).
En esto que un día, por entrar en el meollo, el Loro se levantó inquieto y se puso a volar como un poseso de un lado para otro hasta que se perdió (moraleja: cómprate un plano de tu selva no vaya a ser que un día te pierdas). Cansado, jadeante, se posó sobre un pedrolo en medio de un calvero donde permaneció al menos un rato hasta que se puso a pensar si se quedaba o se iba, y en el caso de que decidiera irse, adónde iría... así es que como no era loro de grandes reflexiones pero sí práctio, optó por quedarse y ahorrarse decidir su destino (moraleja: ir pa na es tontería).
En esto que un día, por entrar en el meollo, el Loro se levantó inquieto y se puso a volar como un poseso de un lado para otro hasta que se perdió (moraleja: cómprate un plano de tu selva no vaya a ser que un día te pierdas). Cansado, jadeante, se posó sobre un pedrolo en medio de un calvero donde permaneció al menos un rato hasta que se puso a pensar si se quedaba o se iba, y en el caso de que decidiera irse, adónde iría... así es que como no era loro de grandes reflexiones pero sí práctio, optó por quedarse y ahorrarse decidir su destino (moraleja: ir pa na es tontería).
Pasaron las horas y llegó la noche, algo con lo que el Loro no contaba (moraleja: por mucho que algo se repita día tras día, hay peña que se sigue sorprendiendo; véase Crónicas Marcianas). El miedo le pudo, temió por su vida, que es la que tenía más a mano, y tembló como sólo saben temblar los loros (moraleja: si ves a alguien temblar, o tiene frío o tiene miedo, o ambas cosas).
Entonces, ante él, se abrió una Puerta Interdimensional, así, redonda, de la que salían rayos blancos y azules y que hacía un ruidito metálico constante. El Loro se metió dentro y desapareció.
Moraleja: Si te pierdes en una selva, no temas, seguro que alguna puerta interdimensional te saca del apuro. Si eres un loro.
Entonces, ante él, se abrió una Puerta Interdimensional, así, redonda, de la que salían rayos blancos y azules y que hacía un ruidito metálico constante. El Loro se metió dentro y desapareció.
Moraleja: Si te pierdes en una selva, no temas, seguro que alguna puerta interdimensional te saca del apuro. Si eres un loro.
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