Descripción de mí mismo hecha por mí mismo
(Texto encontrado revolviendo en Mis Documentos)
Yo no he sido siempre yo. Hubo momentos a lo largo de mi vida en los que creí ser otro, pero con el tiempo me di cuenta de lo poco práctico que esto resultaba. Bastante tengo ya conmigo como para que encima tenga que cargar con otro, que encima además me caía mal, era mucho más feo y más gordo y tenía cierto aire a Ignatius Reilly. Hice entonces todo lo posible por no volver a caer en tales tonterías y me contenté con quien soy. Pasé de pseudoyós.
Describirme no es fácil, al menos desde mi punto de vista. Y es comprensible. Yo me veo subjetivamente, de otro modo yo sería otro y a quien miraría no sería a mí, sino a otro, no sé si me explico. Tampoco importa. Lo que importa es que mi descripción psicológica va a estar bastante sesgada por mis complejos y el estado variable de mi autoestima; y la física por mi miopía, la inversión de mi imagen en el espejo y por el simple hecho de que ya estoy acostumbrado a verme, y ya se sabe que de ver tantas veces algo, acaba por gustarte. De todas formas lo intentaré aunque pido perdón por las imprecisiones, que si miento algo no es consciente, es pura sugestión.
Por dentro soy como todo el mundo. Inseguro, algo más viejo que por fuera, seguro, y con espíritu joven. Un lío con tantos nudos que no hay marino que los deshaga. Me río de todo, incluso de mí mismo, aunque prefiero reírme de los demás. Lo sé, está mal visto, es cruel, pero uno se lo pasa mejor y además de mí ya dejo que se rían los demás y si encima me río yo ya resulta molesto. Me considero sociable por naturaleza, me gusta la gente, no toda, pero todo el mundo puede aportar algo, y si no, se saluda y punto. Me siento muy bien rodeado de gente y son pocos los momentos en los que necesito estar solo. Puede parecer que es que no me gusto y por eso rehuyo la soledad, pero no es así. Simplemente he desarrollado la habilidad que llamo “Soledad del Metro”, que me permite estar envuelto en gente y estar solo al mismo tiempo. Muy práctica.
Por fuera… Dejémoslo para después.
¿He dicho ya que me río de todo? Ah, sí. Sigo.
Como complemento a mis opiniones, creo que pueden aportar algo algunas de las pinceladas que de mí han hecho quienes yo considero amigos, a mis enemigos no les pregunto. Ahí van: “está loco, pero es divertido”, “es un niño con pensamientos de mayor, pero se los calla”, “es un cabezón”, “es un guarro y un desordenado”, “¡a ver si se afeita ya de una vez!”, “es menos raro de lo que parece”, “es muy bruto, no para de decir animaladas”, “dice que es tímido aunque lo disimula muy bien”, “es un pesado, me raya”… Bueno, como veis hay para todos los gustos. De todas formas tampoco hagáis mucho caso a lo que dicen éstos, que son amigos pero tampoco tanto.
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