El anillo (el Anillo)

El camino les llevó a lo largo de más de mil páginas hasta el momento esperado: Frodo iba, por fin, a arrojar el anillo (el Anillo) al fuego que lo destruiría y todos serían felices y comerían carne de algún bicho extraño imaginado por Tolkien y fumarían alguna suerte de hierba alucinógena de la Comarca y mantendrían fogosas relaciones sexuales, hobbits con hobbits, humanos con humanos, elfos con elfos, hobbits con elfos, y todas las combinaciones posibles entre todas las razas (excepto huargos, woses y balrogs). Entonces Frodo, en una decisión nunca antes leída (nunca antes tomada, en ninguna de nuestras anteriores veinte lecturas del gran tocho tolkiniano), se volvió hacia sus amigos, sonrió y se tragó el anillo (el Anillo). Su más que mosqueada pandilla tuvo que esperar diez horas hasta que el jodido hobbit dio por fin en cagarlo.

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