Basado en hechos reales

Teleoperadora: Papá Noel Corporation, le atiende Rosa, ¿en qué le puedo ayudar?
Yo: Disculpe por llamar a estas horas... verá, es que...
T: Un momento por favor. Espere un momentito.

(Se oye un clic y suena el Raphael y su "ropopopó, ropopopó".)

(Un minuto después.)

T: Disculpe por la espera...
Yo: Verá, es que...
T: ... me puede facilitar su teléfono, ¿por favor?
Yo: Ah, claro, es el 555-674572.
T: ... y su nombre...
Yo: Claro, Rodrigo Norreo. Verá, es que la semana pasada...
T: Un momento por favor. No se retire.

(Se oye un clic y Raphael sigue con la misma.)

(Dos minutos después.)

T: Disculpe por la espera, señor Norreo, ¿en qué le puedo ayudar?
Yo: Vera, es que Papá Noel me trajo un reproductor de dvd de esos que leen todo y no va bien. Puse un cd con mp3 y se me colgó y me lo ha hecho ya varias veces y...
T: Disculpe, señor Norreo, pero Papá Noel sólo se hace responsable de los errores que pudieran darse en el trayecto entre nuestros almacenes polares y el domicilio de destino, y por lo que usted comenta, el error podría estar en el producto o simplemente que ese aparato no sirve para reproducir ese formato y...
Yo: A ver, señorita ¿Rosa era? Yo le pedí a Papá Noel un reproductor que leyera todo, y cuando digo todo incluyo el formato mp3 y eso lo puede usted comprobar si lee la carta que seguro tendrá en sus sistema informático... así es que si el producto que se me envió no cumple con lo que yo pedí, la responsabilidad es de ustedes...
T: Un momento señor Norreo, voy a comprobar su carta, no se retire.

(Suena un clic, ya familiar y ahora canta Rocío Durcal, una ranchera, creo.)

(Cuatro minutos...)

T: Disculpe, señor Norreo. Efectivamente...
Yo: Claro...
T: ... su carta está aquí y tiene usted toda la razón, pidió ese producto... pero si lee detenidamente el contrato (lo puede ver en www.papanoel.com/docs/contratocliente.pdf) verá que Papá Noel tiene una semana para admitir este tipo de reclamaciones y han pasado siete días y dos horas desde que usted recibió el producto así es que...
Yo: Averseñorita... me está usted tomando el pelo y no lo voy a tolerar. ¿Me dice que por dos horas no puedo reclamar?
T: Efectivamente, así es, y lo lamento pero es la política de la empresa. Si desea poner una reclamación le puedo dar el número de fax para que la envíe y nuestro departamento la estudie.
Yo: Sí, claro, y yo me chupo el dedo. Por favor, señorita, póngame con su superior.
T: Disculpe, pero yo soy la responsable de la llamada y mis superiores están ocupados.
Yo: Exijo hablar con un superior. Esperaré lo que haga falta. Anda, señorita, vaya a buscar a uno y me lo pasa.
T: Un momento por favor, voy a ver si puede ponerse alguno.

(Suena un clic y Raphael ha vuelto con el tamborilero.)

(Seis minutos y pico.)

T: Verá, es que están reunidos, señor Norreo.
Yo: Me importa tres pitos. Que salga uno de la reunión o póngame a alguien más competente que usted.
T: Un momento.
Yo: Sí sí, un momento, me cago en...

(Clic y no hay música.)

Una voz de hombre: Buenas noches, señor Norreo.
Yo: Buenas noches, ¿con quién hablo?
La misma voz de hombre: Soy el encargado.
Yo: Bien, supongo que la teleoperadora le habrá contado...
El hombre este: Claro claro. Ya me ha explicado su caso. Verá, soy Papá Noel y...
Yo: ¿Qué? ¿Que es usted Papá Noel?
Papá Noel: Sí, el mismo. He visto que su caso era grave y he querido hablar con usted...
Yo: Ya ya, perfecto. Pues me viene usted que ni pintado. Verá, ¿tiene usted para apuntar?
Papá Noel: Claro claro, dígame.
Yo: Apunte: váyase a tomar por culo usted y toda su puta familia, con sus putos enanos de mierda y métanse todos los regalos por el culo de uno en uno, joder, que para algo que le pido va y lo hacen mal... ah, y me borro de usted y me paso a los Reyes Magos, que digo yo que si alguno se equivoca, los otros le enmendarán el error. ¿Lo tiene bien apuntado?
Papá Noel: Sí, pero disculpe, es que...
Yo: Hala, a mamarla.

Clic.

Fin

Bueno chicos. Como habéis visto me estoy disgregando como las bolitas de mercurio de un termómetro de los de antes al romperse contra el suelo. Me refiero a que abro blogs sin ton ni son y casi no puedo abarcarlo todo. Bueno, "casi" no, es que no puedo. Así es que como mi cutresubliteratura lapense ya está muy vista y ya, la verdad, no tengo mucho más que decir, he decidido que este blog se vaya al carajo y punto.

Me seguiréis leyendo, si queréis, en mi revista de prensa particular, papocastedestroyas.blogspot.com y en mi todavía virgen confesionesdeuncinefago.blogspot.com, además de ver mi fotolog algua vez: http://imagelog.goto20.com/salieri. Dejaré mis inquietudes literarias para lasplayasdesiberia.blogspot.com y poco más.

Ha sido un placer lapear todo este tiempo.
Un saludo a tol mundo con tímidas lagrimillas.

Okr.

Nuevo blog: Papocastedestroyas

Y bueno, que he abierto otro blog. Cuando llegue a cien, hacemos una fiesta.

Esta vez va de noticias (no es nada original). Colgaré noticias que me hayan atraído por lo que sea y nada, que estáis invitados todos a pasaros por allí o a no hacerlo, según os venga en gana (no vengáis todos de golpe que no hay mucho sitio, no sé, habladlo y os organizáis).

La web se llama Pa pocas te destroyas... (el nombre tiene su historia, muy vieja) y la dirección pues esta:

papocastedestroyas.blogspot.com.

Y bueno, a ver qué tal.

(La inauguración ya ha sido. No hubo canapés ni barra libre así es que no os perdisteis nada.)

De pis

Quieres ir a mear y sin más te sales de la cama contra la pared y suena el cabezado y con el dolor llega la certeza que algodonada te grita por dentro que no estás en tu casa y en casa ajenas las paredes y las camas tienen su propio baile y este no te lo aprendiste todavía. Te tocas la cabeza y te reconoces vivo y dolorido y buscas las zapatillas que la noche anterior te dejó tu anfitrión y te piensas dos veces si esperar a salvo entre las sábanas rasposas o arriesgarte a salir y darte golpes con todo en la oscuridad y abres bien los ojos porque te la vas a jugar porque es la única salida honrosa y tú no eres un cobarde y tú no eres de los que se puede aguantar el pis eternamente y tú sí eres de los que no se lleva una muda cuando le invitan a dormir en casa extraña.

Moraleja: en la vida hay que arriesgarse porque si te quedas quieto es probable que te mees encima y eso no está nada bien.

Mundos que sí existen pero no

Detrás del frigorífico
A las 24.00-00.00
Donde no llega el rabillo del ojo
Debajo de un botón ton ton
En aquella media sonrisa que lo dice todo, y nada
Debajo de la cama de cuando niño
Australia
En las fotos que te hacen
En las cataratas de la abuela
Bajo el vuelo de aquella falda
La varita del mago
En la cara oculta de su mirada
La caverna de Platón
La de los Beatles
Si tú me dices ven
Anoche, cuando dormía
Barrio Sésamo
Donde van a morir las lágrimas
Ayer

A la vuelta de la esquina

Calle Churruca, frente al número 3.

A su espalda, dos hombres tirados en suelo, posiblemente muertos; en su mano, el arma del crimen; a su alrededor, cientos de personas, algunas de ellas miembros de la policía, gritan "asesino, asesino". En su cara no hay odio, ni sorpresa, ni miedo, ni vergüenza, ni dolor, ni tan siquiera la media sonrisa del malo que se sabe atrapado. Si acaso se atisba un rastro borroso de tristeza que nadie comprende. La mayoría espera que deje la pistola en el suelo y se entregue. Algunos creen que gastará su última bala en evitar todo lo que le espera. Otros seguro que lo desean. La policía espera. Si hace algún movimiento brusco ninguno de los agentes dudará en dispararle. Si deja el arma todo será más fácil, más limpio.

Calle Pez, en el número 4.

Carmela ha tenido una noche horrible. Los últimos tres clientes han sido muy seguidos y tiene el coño destrozado. Ya no está para tanta juerga. Al llegar a casa lo único que quiere es desnudarse, meterse en la bañera, fumarse un porro en silencio y dormir las tres horas que le quedan hasta que suene el despertador. Y eso hace. Arriba se oye música. Seguro que los estudiantes están montando una buena fiesta. Si beben demasiado harán más ruido y a algún gracioso se le ocurrirá golpear su puerta y le joderán lo poco que le queda de noche, pero el cansancio puede con todo eso y cae rendida. Despierta con ganas de morirse. Vomita. Se ducha en un minuto y en cinco ya tiene puesto el hábito. Sor Carmela ya está lista para preparar sus mejores rosquillas con sus hermanas dominicas.

Diálogo entre el Arquitecto y Neo (Matrix Reloaded)

A: Hola Neo.

N: Quien es usted.

A: Yo soy el arquitecto. Soy el creador de Matrix. Te estaba esperando. Tienes muchas preguntas, y aunque el proceso ha alterado tu conciencia sigues siendo indefectiblemente humano ergo habrá respuestas que comprendas y habrá otras que no. De igual modo aunque tu primera pregunta tal vez sea la más pertinente es posible que seas consciente de que también es la más irrelevante.

N: ¿Porque estoy aquí?

A: Tu vida sólo es la sombra del resto de una ecuación no balanceada connatural a la programación de Matrix, eres el producto eventual de una anomalía que a pesar de mis denodados esfuerzos no he sido capaz de suprimir de esta armonía de precisión matemática. Aunque sigues siendo una incomodidad que evito con frecuencia, es previsible, y no escapa a unas medidas de control que te han conducido inexorablemente hasta aquí.

N: No ha respondido a mi pregunta.

A: Muy cierto. Interesante. Eres más rápido que los otros.

N: (de fondo) Quiero salir (bla bla bla).

A: Matrix es más antiguo de lo que crees. Yo prefiero datarlo desde que aparece una anomalía integral hasta que surge la siguiente en cuyo caso ésta seria la sexta versión.

Ns: (de fondo) eso son bobadas (bla bla bla)...

N: Sólo hay 2 explicaciones: O nadie me lo dijo... O es que nadie lo sabe.

A: Exacto. Como sin duda estarás deduciendo la anomalía es sistémica y por eso crea fluctuaciones hasta en las ecuaciones más simplistas.

Ns: (de fondo) estas muerto (bla bla bla). Que te jodan (bla bla bla). Dios ha muerto (bla bla bla). Será viejo capullo (bla bla bla).

N: Elección, ¡el problema es la elección!

A: El primer Matrix que diseñé era casi perfecto una obra de arte. Preciso,sublime. Un éxito solo equiparable a su monumental fallo. Su ineluctable fracaso se me antoja ahora como una consecuencia de la imperfección inherente a todos los humanos. Por eso lo rediseñé y lo basé en vuestra historia para reflejar con exactitud las extravagancias de vuestra naturaleza. A pesar de ello tuve que afrontar otro fracaso. Entonces comprendí que las respuestas se escapaban porque requería una mente inferior o por lo menos no tan limitada por los parámetros de la perfección. Quien dio con la respuesta de un modo fortuito fue otro programa intuitivo que yo había creado, en principio, para investigar ciertos aspectos de la psique humana. Si yo soy el padre de Matrix, ella es, sin duda alguna, su madre.

N: El oráculo.

A: ¡Por favor! (Nota del Transcriptor: con un tono rarito, como diciendo, pero que me estas contando).

A: Como decía descubrió una solución según la cual el 99% de los individuos aceptaba su programa mientras pudieran elegir, aunque únicamente lo percibieran en un nivel casi inconsciente. Aunque esta solución funcionó, presentaba un importante defecto de base con lo cual generaba una contradictoria anomalía sistémica que de no regularse podría poner en peligro el propio sistema. Ergo si no se regulaba a aquellos que rechazaban el programa, aunque fueran una minoría, constituirían una creciente probabilidad de desastre.

N: Se está refiriendo a Zion.

A: Has venido aquí porque Zion está a punto de ser destruida. Todos sus habitantes serán exterminados y se erradicará toda señal de vida.

N: Bobadas.

Ns: Bobadas (bla bla bla).

A: La negación es la respuesta humana más predecible. Pero estate tranquilo. Con esta serán 6 las ocasiones que la hemos destruido y nos hemos vuelto extremadamente eficientes en esa tarea. Tu función como elegido es entrar en la fuente para hacer una diseminación temporal del código que transportas y reintroducirlo en el programa principal. Después se te pedirá que elijas en Matrix a los 23 individuos 16 mujeres y 7 hombres que reconstruirán Zion. Si no se completara este proceso se produciría un error catastrófico en el sistema que aniquilaría a los que están conectados a matrix lo que unido a la exterminación de Zion, nos llevaría en ultima instancia a la extinción de toda la especie humana.

N: No puede permitir que eso ocurra. Necesita a los humanos para vivir.

A: Hay niveles de supervivencia que estamos dispuestos a aceptar. No obstante lo relevante aquí es si estas dispuesto a asumir la responsabilidad de la muerte de los seres humanos de este mundo.

(pausa)

A: Es interesante ver tus reacciones. Tus cinco predecesores poseían deliberadamente tus mismos principios. Unas atribuciones destinadas a generar un estrecho vínculo con el resto de sus congéneres lo que facilitaba la función del elegido. Mientras que los otros lo sentían de un modo muy general, tú estas experimentando una sensación mucho más intima de... amor.

N: Trinity.

A: Por cierto, ha entrado en Matrix para salvar tu vida a costa de la suya.

N: No.

A: Lo que nos lleva por fin al momento de la verdad, en que se manifiesta ese fundamental defecto de base y se revela la anomalía al mismo tiempo como principio y como fin.

A: Hay 2 puertas, la de la derecha te lleva a la fuente y a la salvación de Zion. La de la izquierda te lleva a Matrix, a Trinity, y a la extinción de tu especie. Como bien has dicho, el problema es la elección. Pero ambos ya sabemos que vas a hacer, ¿verdad? Puedo notar ese proceso en cadena, esas reacciones químicas que provocan la aparición de una emoción diseñada específicamente para escapar a toda lógica. Una emoción que ya te está impidiendo ver la verdad más obvia y sencilla. Esa chica va a morir y tu no podrás hacer nada para impedirlo.

(Nota del Trascriptor: Neo se va a la puerta de la izquierda, toma ya, será chulo).

A: Ja. La esperanza, la esencia del engaño humano que es al tiempo la fuente de vuestro mayor poder y de vuestra mayor debilidad.

N: Yo que usted esperaría no volver a vernos.

A: Y así será.

Sin querer

Sin querer...

Me di un golpe en la cabeza con tu ojos azul infierno,
aquella tarde de café y gente por todas partes,
sin querer,
y encontré tu nombre en los gordos labios de tu gordo jefe,
"laura, dos cortados y un zumo de naranja para la dos",
sin querer,
y sin querer irme me fui.

Sin querer...

Te vi por la calle, de compras, mismos ojos, misma tú,
y me paré y te seguí un rato que fueron horas,
sin querer,
y encontré tu nombre en el buzón de tu casa,
al lado del de tu ¿novio? ¿marido?,
sin querer,
y sin querer irme me fui.

Te soñé en otro mundo conmigo, sin él, los dos,
y allí vivíamos felices por siempre y fin,
sin querer,
y a los pocos días volví a ti,
y estabas con él, sin mí, joder,
y sin querer, sin querer,
sin querer te perdí,
sin querer se acabó,
sin querer te perdí,
de un tajo, mi amor,
un golpe seco,
sin querer,
y le dije a él,
"ni pa ti ni pa mí",
sin querer,
y sin querer irme, me fui.

Con los llanitos

Fue mi primer contacto con los de allá: pedí dos whoppers, un sandy, unas patatas y en la caja registradora, delante de mis ojos, apareció el precio: 13 euros y pico, y encima, 9 libras y pico. Se me hizo raro y el chaval burguerkiniano me señaló con el dedo (con el dedo con el que quizá hace un rato se había sacado un moco y luego preparado una hamburguesa, no la mía, espero) la cifra que yo podía entender, la de los euros. "13 con no sé qué", dijo, "en euros". Claro, es que estoy en UK... en un territorio de ultramar, je, vaya coña. Porque he tenido que enseñar mi dni y atravesar (andando) una pista de aterrizaje para entrar en un lugar raro de cojones, donde los precios varían según la tienda, donde la gente habla un gaditoinglés desengrasado que suena a cachondeo chiquitistaní, a trabalenguas, donde las calles son street y las plazas squares... y los tickets son ¿tiketes? Un trauma total, un mundo bizarro en una dimensión paralela, joder hostias qué raro.
Coger la espuma, que se deslice por la palma de tu mano, que las burbujitas te hagan cosquillas entre los dedos y de pronto se vayan, adondequiera que se va la espuma cuando muere. Así decía el viejo que había que vivir. Así decía que era vivir de verdad. Y él lo hizo hasta el día en que se lo llevó la guerra a otras tierras y se lo tragó sin más noticias que una carta en la que prometía volver. De niño, camino del colegio, pasaba por delante de su taller y era para mí casi un ritual asomar la cabeza para ver en qué andaba ese día el viejo. A veces lo encontraba retorciendo alambre para algún arreglo, o hacía nuevo un sillón que parecía a punto de deshacerse. Otras, las mayoría, dormía en su butaca con el pellejo de vino en el regazo.

Era emocionante entrar en aquel sitio lleno trastos, hierros y mil cachivaches, la mayoría de ellos sin utilidad a mis ojos de entonces. El viejo siempre que me veía junto a la puerta me hacía el gesto de entrar y yo no me resistía. Me sentaba en una silla regastada y tras un rato de casi religioso silencio durante el que escudriñaba en busca de algún objeto desconocido, me atrevía a preguntarle sobre todo aquello que en casa era tabú, porque el viejo sabía de todo y no se mordía la lengua. Me hablaba como a un hombre, como a un igual.

Oda boba al puente

Y llega el puente.
Unos se van,
otros se quedan,
y otros,
ni lo uno ni lo otro, por razones que ahora no puedo explicar,
unos están tristes,
otros alegres,
y otros,
ni lo uno ni lo otro, por razones que bla bla bla,
y a los que ni lo uno ni lo otro y a los que no saben si lo uno o lo otro o les da igual,
feliz puente os deseo, por razones bla bla bla.

Fin.

Descolgándose

Alobada anda aquella mujer de labios hinchados a medias por la cirugía y a medias por el amor mal entendido. Te mira como si fueras un recuerdo, sin saber si estás allí o no, sin saber, quizá, si ha despertado ya o si sólo está grogui y todos los demás somos duendecillos lisérgicos haciendo una sentada. Se mueve a ratos, los ojos... los ojos están ahí por estar, que si por ellos fuera quizá se habrían ido por ahí, a ver mundos reales. Quiere hablar, me dicen, lo intenta y sólo baba le sale. Mejor así, porque no soportaría ponerle banda sonora a esa película mala. Luego, durante un momento, parece más ella, se entretiene mirando, reconociendo, y luego se vuelve a ir. Y yo me quedo al otro lado de su sueño, y espero.

Superhéroes de serie B (I)

Supereccemán

Cuando Luis Berruguete, más conocido en su barrio como El Pringues, salió a vender costo aquella mañana lluviosa de noviembre, no supuso que nada importante pudiera sucederle, y menos algo que cambiara su vida por completo. Pasaría unas chinas a los de siempre, quedaría con su contacto para dar lo que no le correspondía y quedarse con su parte y visitaría a su abuela Euli (de Eulalia), su única familia, que ya no podía salir de casa por un problema con las rodillas. Y poco más. Su vida no era nada del otro mundo, y la verdad es que no se quejaba. No era un hombre de acción y se lo había montado bien para vivir cómodamente, con algunos riesgos, claro, pero más que asumidos. Todo estaba bajo control y bueno, eso sí, la rutina lo tenía algo alobado. Así es que cuando una rata del tamaño de un gato y con la fiereza de un tiranosaurio le saltó al cuello acompañando el ataque con un grito infernal (así lo describiría el propio Berruguete a sus amigos y familiares, y al doctor, que no se lo creyó mucho) Luis no supo reaccionar de otra manera que dejándose morder. La rata hizo una escabechina (así lo contó el doctor a sus amigos de birras, que no se lo creyeron mucho) por lo que hubo que llevarlo a toda prisa al hospital. Allí se le hizo un apaño médico y Luis despertó al día siguiente en casa de su abuela, cubierto de gasas y con un dolor mayúsculo. A su lado, hacía guardia roncando la susodicha arramblada en la butaca. Sobre la mesita de noche, un porrón de medicinas. Sin pensárselo mucho Luis se tomó una pastilla de cada, sin leer el prospecto ni nada, y con las mismas se volvió a dormir. Cuando volvió en sí, la vieja ya no estaba y el dolor, extrañamente, tampoco. Se echó la mano al cuello. Nada. Se quitó las gasas y, para su sorpresa, allí no había herida. Tan sólo una marca rojiza que le picaba un poco. Como Luis no era muy listo y no entendía de cosas de médicos, agradeció en silencio el poder de los medicamentos y salió de la casa como si nada. Tomó el camino hacia su apartamento con la imagen, ahora algo onírica, de la rata todavía en su retina. Conforme se acercaba a su casa, comenzó a sentir un picor creciente por todo su cuerpo. Se rascó, como es normal, pero aquello iba a más. Los últimos metros los hizo corriendo y con taquicardias. Subió hasta su piso y allí la verdad le cayó como un piano de cola lanzado desde un quinto piso con mala leche. Cada centímetro de su cuerpo (el espejo del armario no mentía) estaba cubierto de una rojez irritante. Un eccema, pensó al recordar un capítulo de Hospital Central, el de dos semanas atrás. Aquello picaba la hostia. Salió del piso a toda prisa en dirección al centro médico de su barrio. La gente volvía la cabeza hacia el pobre El Pringues, más asqueada que otra cosa. Luis se pispó de sus pintas y se echó la capucha sobre la cara. A la vuelta de una esquina, una niña con coletas le ofreció una participación de lotería de navidad y Luis, que pensó que no todo en su vida tendría que ser malo, le soltó cinco euros a cambio del papelote de la suerte. Entonces sucedió... Al ir a cogerlo, tocó la mano de la niña cuya piel inmediatamente empezó a cubrirse de eccemas, a arrugarse, a enrojecerse y a putearse hasta que tras un grito poco espectacular la cría la palmó. Allí mismo, en aquella esquina, Luis Berruguete, alias El Pringues, supo cuál sería su destino (eso contó a sus amigos, aunque en realidad le llevó un par de semanas de meditación en su piso llegar a tal conclusión). Desde entonces vaga por las calles de España, atacando a los malechores con su superpoder, y a algún inocente también, porque su sentido de la justicia anda algo regular. Todo el mundo lo conoce ya como... Supereccemán, el héroe grimoso que te mata a picores.

Me mira así

Siempre le digo que no me mire con esos ojos y ella no me hace caso. Tiene ese tono inquisitivo, escéptico y hasta sucio a veces de mirar a la gente. Agacha la cabeza, se siente culpable, parece sentirse culpable, pero sé que cuando vuelva a mirarme sacará eso que tanto odio y querré no quererla. No lo puede evitar, me digo, pero con cada segundo de esa mirada pierdo un gramo de amor y me alejo un metro y medio de nuestro futuro juntos. Me dice que exagero, que ella no es así, que malinterpreto, que cómo soy, que parece mentira, que a estas alturas, que qué me pasa. Y yo qué hago, qué puedo hacer si ella me mira así y eso me está quemando.

Entre un Sol y un Sol#

Miro a derecha y a izquierda antes de cruzar,
miro atrás, adelante, y tras el ciego de los cupones, tras el verde del semáforo,
miro con los ojos y con lo demás,
miro abajo, al otro lado de las suelas de los zapatos, bajo el asfalto,
miro arriba, tras las nubes y las nubes de detrás de las nubes,
y aquí me quedo,
'atrapado por el blues de Memphis, sin poder salir...'
'Túmbate boca arriba'

'La cabeza derecha, así'

'¿Estás cómodo?'

"Sí"

'Respira tranquilo. No te muevas'

"Ya"

'Toma esto. Si te sientes mal, aprieta el botón'

"Vale"

Cierro los ojos y respiro despacio. La máquina me absorbe. Lentamente. Medio yo dentro, medio fuera. El silencio. Qué va. Algo suena. Algo lleva sonando todo el tiempo. Es. Es alguien que hincha la rueda de una bici y otro pedalea en una estática. Eso es. Afuera hay dos personas haciendo funcionar la máquina. Sí. Y la doctora lo dirige todo, sabia. Las manos sobre la barriga desnuda. Y en ellas el mando con el botón. El botón pánico. El tubo es estrecho y mis codos se apoyan en los lados. Un ruidoso, robótico y vagínico agujero blanco, frío, estrecho, y mis codos se apoyan en los lados, fríos.

Respiro despacio. Insssss, fuuuuuuuuuu, inssss, fuuuuuuuuuuu. Afuera el pedaleo. Shiiii, shiiii, shiiii. El bombín. Fiuuu, fiuuuuuu.

Luego llega el ruido como de martillo neumático acolchado. Debe ser como lo que oyen los enanos que viven dentro, los duendecillos de los martillos neumáticos, los que saltan rápido y fuerte para agujerear el asfalto y despertarme los domingos. Así un rato. Luego silencio y viene lo gordo. Golpes que no sé si vienen de fuera o de dentro. Pom pom pom pom...

Respiro despacio. Pom, pom. Insssss, fuuuuuuuuuu, inssss, pom, fuuuuuuuuuuu. Afuera el pedaleo. Shiiii, pom, shiiii, shiiii. Pom. El bombín. Fiuuu, fiuuuuuu. Pom, pom.

Entonces me aíslo. Respiro despacio, me pierdo en el ruido, los ruidos. Me fijo en las manchas de mi ataúd de metal. Está abollado. Me pregunto si será una deformación producida por la energía electromagnética que atraviesa mi cuerpo por mil sitios y sale por otros mil sin dejar cicatriz. Me pregunto más cosas que ya no recuerdo. Ahora me pregunto si no las recuerdo por culpa de las ondas loquesean que me han lanzado con mi consentimiento (con fecha y firma).

¿Cuánto tiempo habrá transcurrido desde que todo empezó? Pom, pom.

Entonces todo se calla (todo no, siguen el de la bici y el del bombín). Listo. Se acabó.

'Ya hemos terminado'. Listo, sí, se acabó.

"Vale"

'Te saco ahora'

"Bien"

"Gracias"

Mi planeta

Cuando llegué de mi planeta, Sjrhgu (se pronuncia |Esjru| y en español podría traducirse como "esfera luminosa de color ocre y verde que respira por sí misma y nos da su aliento vital hasta que llegue al fin de su ciclo, oh, diosa sólida, oh, cuánto te adoramos, oh"; es curioso, ahora que me doy cuenta, que en mi idioma materno (y digo materno para que me entiendan, ya que en mi planeta no hay madre ni padre tal y como aquí se entiende, nacemos (nacer no sería la palabra más correcta..., si acaso se entendería mejor si hubiese dicho "surgir", "brotar"; es curioso, al hilo de esto, porque cuando llegué a la Tierra una de las primeras cosas que tuve que explicar fue la reproducción de los de mi especie. A la gente le parecía muy extraño que no saliéramos del cuerpo de uno de nuestros antecesores y que eso no afectara en absoluto al sentimiento de amor recíproco entre una generación y la siguiente, y que el hecho de morir (bien, sería conveniente explicar que morir morir, no morimos, ya que nuestro espíritu va a la tierra y algo de nuestra conciencia pasa a los miembros de la siguente... cómo decirlo... hornada familiar? Es... complicado... mmm, por, ¿por dónde iba?

28 años después

Cuando lo recuerdan todavía se emocionan. Sentados en el sofá de su salón, cogidos de la mano, nos cuentan cómo fue:

Ella: Éramos un manojo de nervios. No sé si fui yo o mi marido...
Él: Fui yo, lo recuerdo bien.
Ella: ¿Seguro?
Él: Que sí... que fui yo. Lo recuerdo porque no encontraba el número en la cartera y tuve que subir al dormitorio. Lo tenía en el cajón de la mesita... Y ya que estaba allí, llamé desde el teléfono de arriba.
Ella: Es verdad, que luego llegué yo y ya estabas esperando a que lo cogieran.
Él: Eso es. Estaba muy nervioso y como el número era tan largo, con tantos prefijos, me equivoqué varias veses. No sé si recuerda los teléfonos de rueda... En fin. Marqué por fin y me dio tono.

...

Ella: Eso nos daba igual. Niño, niña... Lo importante es que estábamos ilusionados, éramos jóvenes y queríamos dar el paso.
Él: Sí... bueno, la verdad es que yo prefería niño.
Ella: ¿Sí? Mmm. ¡Pues eso no es lo que dijis...

...

Él: En fin. Que fueron muy amables. Se puso una señorita y nos pidió los datos. Yo pensé que no hablaría español, pero sí. Claro, como yo no sabía cómo funsionaba eso le pregunté si habría retraso o algo, porque ya se sabe que Correos va como va... Pero qué va. Me dijo que todo estaría listo en nueve meses, como mucho, que se podía dar el caso de que incluso llegara un par de meses antes...
Ella: Claro, claro. Si eso todo el mundo lo sabe.
Él: Ya, ya, pero yo estaba muy nervioso y no se me pasó por la cabeza...
Ella: Así es que tocaba esperar.

...

Ella: Y nada. No estaba claro el día pero vamos, que llegó cuando tenía que llegar.
Él: Yo no estaba en casa pero por lo visto el muchacho muy amable. Sólo había que pagar los portes París-Almería, ¿no fue así, cariño?
Ella: Sí, bueno, yo le di una propinica al chaval. Aunque primero comprobé que todo estaba correcto.
Él: Jaja, recuerdo que pensé que lo traería una sigüeña...
Ella: ¡Qué hombre! Si el niño venía embalado con un cariño... con sus corchos para evitar golpes...
Él: Jaja, ya ya.

...

Ella: Y muy contentos.
Él: Sí. Ya es todo un hombre. 28 años tiene, hoy los cumple.

La venida

Nació bajo los rayos de una tormenta que todavía los más viejos recuerdan. Su madre, la única pastora conocida de Aleuje, andaba guardando las ovejas de la lluvia bajo una arboleda cuando rompió aguas y al sentir la cabeza de su hijo asomar corrió a parir bajo un sauce. El grito del recién nacido fue la señal. Las nubes se llevaron la lluvia hacia la montaña, los animales se arrimaron en silencio y el viento dejó de rugir. Bajo el sauce, la madre nada pudo hacer antes de morir. El niño, todavía cubierto de sangre, sonrió.

Ya no

Mi guitarra cumple por estos días catorce años. Ella no lo sabe pero ya no pienso en ella. Ya no la toco como antes. Ya no echo las tardes con ella cuando quiero pensar, ni las noches cuando quiero olvidar. Hoy la cogí un rato, hasta que me dolió, y ya no suena. Ya no hay confianza entre sus cuerdas y mis dedos, ya no gime, tartamudea, y cuando la dejo en su esquina se olvida de mí y yo de ella.

Domingo

Desperté de una isla que en mi sueño no estaba en los mapas.



En mi espejo de las mañanas la ventana siempre está abierta y en ella la gente parece recién dormida.



El motor murmura ronco afuera, detrás de las sábanas.



Las horas esperan demasiado quietas allí arriba. El olor. Huele a levantarse otro día.

Mi bola

10:15. Tengo una bola negra mate en el cerebro. Y se mueve. La noto detrás del ojo izquierdo y luego del derecho. Si empujo los ojos con los dedos la bola se va hacia la nuca y allí se queda un rato hasta que vuelve a su sitio favorito. Duele.

12:24. La bola sigue ahí. Ahora está girando. No puedo explicar cómo lo sé pero lo sé. Tiene rotación. Se ha quedado detrás de la frente y ahí baila sin parar. El dolor es distinto: raspa, pincha y quema.

14:30. Durante unos segundos parece que no está, pero es puro teatro. Está ahí, y ahora crece hasta ocupar el 90% de la cavidad craneal. Ahora el dolor es... es... como el napalm.

16:00. Ya. Floto en el dolor y qué más da todo, me la suda, que se joda el mundo y a tomar por culo.

El hombrecillo

El hombrecillo del estómago no esperó a que G. despertara de su siesta. Trepó desde su cálido cubil hasta la garganta, separó la mandíbula haciendo fuerza con sus musculosos bracitos y salió de G. dando una estilosa voltereta. El cambio siempre era traumático. Afuera todo era grande y frío y nunca sabía si aparecería delante de un público poco abierto a nuevas experiencias. Aspiró lentamente el aire fresco del exterior hasta llenar sus pulmones y acto seguido se limpió las babas en que estaba bañado contra el jersey de rombos de G. Estaba solo, observó, y su gordo anfitrión roncaba apoyado en la oreja de un viejo sillón siestero. Con un par de cabriolas bajó al suelo y atravesó la habitación con velocidad ratonil hasta llegar a la puerta de la casa. Se detuvo un momento para mirar atrás, sin nostalgia, salió por debajo de la puerta y se marchó a...

Se fue

Se fue dando un portazo, y tras de sí mentiras y verdades se confundieron al caer al suelo, sin color, apagadas por el ruido seco de la madera contra la madera, la ventana no quiso ser más la chivata de siempre y se escondió tras las cortinas, la alfombra se arrastró bajo la cama y la lámpara nunca más se dejó tocar el casquillo.

Siesta

Se puso llorosa con aquella película mala, cambió de canal con la primera lágrima y se quedó dormida en el sofá con el runrún de los anuncios.
Anoche soñé que era un personaje de los Simpson. Era un hijo más de la familia. Bart, Lisa y Maggie eran mis hermanos y yo era el mayor de todos. No recuerdo si tenía un nombre distinto o qué. Era yo y punto, y me sentía bien, integrado, como si mi vida hubiese sido siempre así.

(Esta mañana, ya despierto, he pensado que quizá todo esto viene porque desde hace unos días me veo, no, me siento amarillento, y no sé si es por la luz del otoño -venga de fuera o de dentro-, por el frío que llega a medias, o por yo qué sé.)

En el sueño (o capítulo de los Oniric Simpson) Lisa tenía un par de peras increíbles y estaba siempre por ahí de juerga (casi no la recuerdo, sólo aparece una vez para enseñar sus tetas de silicona y se va) y Marge y Homer estaban todo el día rompiendo la cama. Así es que Bart, Maggie (que andaba de puta madre y hablaba por los codos con una voz parecida a la de la vicepresidenta de la Vega) y yo pasábamos el rato viendo la tele o comiendo.

(Luego he pensado que lo de las tetas y el sexo es producto de la parte reptiliana de mi cerebro, que siempre va a lo suyo.)

Mientras estamos viendo la tele, a Bart y a mí se nos ocurre quemar la casa como travesura. En realidad se le ocurre a él pero como él también es fruto de mi sueño, supongo que soy yo quien tiene la idea y me la cuento a mí mismo a través del personaje de Bart. Yo (el personaje que hace de mí) me resisto un poco pero extrañamente me dejo llevar y con cerillas y gasolina que había por allí (?) lo quemamos todo. Homer, Marge y Maggie se quedan dentro y deduzco que mueren. Al rato vienen los bomberos, sacan sus mangueras y se colocan frente a la casa para hacer su trabajo, pero el agua no sale. Revisan el camión y la boca de incendios pero nada. Todo el mundo se pone muy nervioso. Hay gritos (puede que de Marge, Homer y Maggie). Bart y yo nos reímos escondidos en la casa del árbol pero yo en el fondo tengo regomello, y me despierto.

Ahí es cuando me levanto a mear, qué ganas, y apago el fuego por mi cuenta.

Dos hombres

En la calle. Es de noche. Hace frío. Dos hombres con gabardina fuman bajo la luz de una farola:

Hombre 1: ¿Qué harás luego?
Hombre 2: ¿Luego?
H1: Sí, luego, después de matarme.
H2: Ah, bueno, no sé. Tiraré la pistola al río y me iré a casa.
H1: Te darás una ducha.
H2: Puede. La verdad es que me he duchado esta tarde y puedo aguantar así hasta mañana. No soy un guarro, pero tampoco soy de ducharme dos veces al día. ¿Por qué...?
H1: No sé. Por eso de quitarse el momento de encima, ya sabes, el sudor del asesino.
H2: Ah, eso. No, bueno, yo, a mí eso me da igual.

(unas caladas)

H1: Lo haces mucho.
H2: El qué... matar, ¿te refieres a matar?
H1: Sí.
H2: Sí, claro, vivo de esto.
H1: Y cuándo...
H2: ¿A ti? Pues ahora, no sé, cuando acabemos el cigarrillo, si te parece.
H1: Bien, me parece bien...

(unas caladas)

H1: ¿Dolerá?
H2: No sé, puede. Pero ya sabes, esto es así.
H1: Ya ya, si lo entiendo...

(unas caladas, las últimas)

H2: Mmm, se me acabó...
H1: Ya, a mí también...
H2: ¿Hace otro?
H1: ¿En serio?
H2: No.

Aguacero

Gota en la oreja. Huy. Gota en la frente. Ah. Gota en la coronilla, en la mejilla y en la nariz. Mierda, me va a llover. Miro a mi alrededor. A la gente parece importarle poco. Inconscientes. Algún listo lleva paraguas y lo desenfunda. Cómo odio-envidio a la gente precavida. Los miro mal pero ninguno capta mi ataque de repulsión y eso me frustra. Y el cielo gris tirando a negro. Las gotas vanguardistas de infantería dan paso a las hordas de caballería que se arrojan sin piedad sobre mí, sobre todos. Un gordo sonríe cuando el agua golpea su paraguas azul. Cabrón. Busco un lugar seguro, un techillo de acera, una cabina, lo que sea. Me meto en un portal salvador. Bien. El portero me pregunta que a qué piso voy, le digo que a ninguno, que la lluvia está ahí fuera... dice que nones y apunta a la calle con su dedo de verdugo. No quería, pero no me queda otra. Corro y corro hacia casa. A los cinco segundos parezco un tuberculoso ciego. Me cuesta respirar y las gafas están mojadas por fuera y empañadas por dentro. Recuerdo cuando era niño, cuando veía y corría. Cuánto potencial desperdiciado. Vuelvo a correr. El aire (¿y el agua?) se mete por la boca y me raja los pulmones. Me pesan las piernas. Corro. La lluvia me golpea todo. El agua se cuela por todas partes y creo que ya soy una masa informe de carne y ropa empapada. Corro por el paso de peatones y temo caerme, está mojado y resbaladizo. Un coche pita, me pita. No vi el semáforo, mierda. Me resbalo y caigo al suelo. Pero no me duele. El cielo sigue lloviendo sobre mí, en mi cara. Las nubes parecen incansables, pienso. ¿Las gafas? Espero tumbado, ahora más tranquilo. Palpo a mi alrededor en busca de las gafas. No están. Tampoco las manos, ni el resto. Entonces me deslizo con/en/por, soy, el agua hasta una alcantarilla y me escurro por ella hasta desaparecer.

Amor incondicional

Iban cogidos de la mano, entre árboles y zarzas, tras el sol que caía hacia la noche. Ella se volvió hacia él, lo miró durante unos segundos, casi con amor, y con el tentáculo que salió de su frente, le chupó el cerebro a través del ojo izquierdo.

Algo haría, dicen

En el número cincuenta de mi calle vive una mujer que hace más de treinta años que no sale de casa. Cuando yo era chaval jugaba con mis amigos a tocarle el timbre, para joder. Cosas de niños. Ahora ya ni suena (hace poco lo volví a intentar) pero sé que ella sigue ahí dentro. He preguntado en el barrio. Las vecinas, con la boca medio abierta, dicen que una hija le lleva de comer una vez a la semana, de noche, que es cuando la vieja se atreve a abrir la puerta, sólo lo justo para que sus arrugadas manos agarren las bolsas de comida, y luego corre, como hacen los viejos, muy despacio, hasta el salón donde está su butaca, su tele y su ganchillo y allí se queda. Ni siquiera cruza palabra con la hija. Pobre. Ha renunciado al mundo, me cuentan las vecinas a coro, como ensayado durante años. Fue una mala madre, añaden; sí, una mala madre, hace de eco una. Su hombre se fue a la ciudad con los niños y ella se quedó allí, congelada en el tiempo, castigada sin vivir. Algo haría, dicen las más viejas, las de negro, como quien lo sabe y se lo calla. Es su penitencia, y todas asienten a la vez.

Despertar no es tan fácil

Al día siguiente me levanté con dolor de todo y una sonrisa pegada en la cara. Me arrastré hasta la cocina, requemé el café y me dejé en el sofá. Puse la tele no sé para qué. Para oír algo. Y así un rato largo. El café sabía a whisky y yo olía a tabaco de otro. Mi pelo era alquitrán. Quise ir al baño pero esperé. Estaba bien así, pegajoso, calentito y semidesmayado. En la ventana se veía volver el invierno, con dudas, pero volvía. Sonó el teléfono a lo lejos y casi me levanto. Lo pensé mejor y no. No sé qué pasó después y luego se ve que me dormí.

Explicaciones (im)posibles para el argumento de la serie Perdidos

Si no la has visto y la quieres ver, no leas esto:

1. Todo es fruto de la imaginación de un pez tigre.
2. Todos están muertos, aquello es el limbo-purgatorio y sólo se salvarán los buenos.
3. Es un concurso tipo Supervivientes donde gana a) el que más aguante, b) el que averigüe qué pasa, c) da igual, todos pierden.
4. Es un parque de atracciones-parque jurásico-isla del doctor moreau chungo y a la vez una puerta de atrás de la programación divina de la Tierra desde la que se controla el azar del universo donde la suerte lo es todo.
5. Es un experimento sociológico (¿como gran hermano?) en el que las cobayas se cargaron a los científicos, aunque esto también era una posibilidad dentro del experimento y todo sigue según lo previsto, bajo el mando en la isla de las cobayas pero todo controlado desde fuera por los verdaderos científicos guays.
6. Todos son los descendientes de Brook Shields y el ricitos de el Lago Azul.
7. No tiene sentido y se están riendo de nosotros.
8. Todos nosotros somos cobayas en el mundo y los científicos nos ponen Perdidos para ver si pillamos la indirecta y nos damos cuenta del montaje universal.
9. Todo es una campaña publicitaria para vendernos, cuando acabe la serie, el juego de ordenador y el disco de Jack, Sawyer y Said a lo Backstreet Boys.
10. ¿Me estoy volviendo loco, ja... jaja, jajaja, jajjaa, eheh, mmm, jaja... ññññ, zz...?

Este lapo me ha salido en forma de imagen. Quizá porque en pocas semanas podría repetirse una estampa similar (con algunos años de diferencia).
Y con esto queda todo dicho.

Mi programa político (I)

Si me votáis, entre otras cosas,

cuando abráis una bolsa de patatas fritas fliparéis porque estará llena hasta arriba de patatas crujientes que sólo se romperán al morderlas, ¡nada de bolsas a medias llenas de migajas!

las madres no podrán llevar a sus niños llorones-gritones al cine ni habrá viejos tosiendo todo el rato (habrá cines habilitados para viejunos donde, ocasionalmente, podrán ser gaseados -ver los puntos Control de Población Senil y Aborto legal hasta los 8 años),

cada persona (la que me vote lo tendrá gratis, claro) recibirá un detector programable de objetivos (un cacharro que te avisa de la cercanía de chorizos, viejunas que huelen a laca, zanjas, cacas de perro, personas sexualmente disponibles, imbéciles, capullos, idiotas y "amigos" con los que no te quieres encontrar, por ejemplo),

podréis solicitar que un funcionario vengador en menos de veinticuatro horas os resuelva ese problemilla con ese cabrón que os ha jodido (incluye torturas, humillación en público, lapidación, empalamiento y además se inmola si con ello se puede cargar a toda la familia de vuestro enemigo),

Malas costumbres

Debajo de mi ventana hay un muro en el que día sí día no fusilan a uno o a dos. Llegan a cualquier hora, normalmente de noche, los ponen contra la pared y se los cargan. Dos años llevo así. Al principio la muerte tan cercana me quitaba el sueño. Gritos, golpes y disparos y la impotencia, la indignación, el miedo... Ahora ya no. Me jode el pam pam pero de lo demás ya casi ni me entero.

No me digas que no

Si te fijas en el naranja rosado de las tardes-noches de tu tierra, ya sabes cuál, el que se acaba escurriendo por detrás del mar de tus entretelas, tienes que reconocer, no lo nieges, el rubor de tus orgasmos.

¿No?

Para el siguiente tendré un espejo de mano a mano y verás.

Mil dunas después

Cuando ya no me quedaba ni una gota de esperanza, cuando mis piernas eran puro calambre y flojera, cuando había visto media vida pasar como una película por delante de mis ojos, mil dunas después de olvidar mi nombre y mis manos... se me apareció un oasis. Y no eras un espejismo.

"Memorias de un infame", reeditada

"Con la derecha sujetaba la casi descoyuntada lámpara de araña que sin querer evitaba que su tembloroso cuerpo se estampara contra el suelo de mármol del salón de su anfitriona, la condesa de J., antes amante, ahora odiante, quince metros abajo. Con la izquierda se hacía su última paja."

Último párrafo de "Memorias de un infame", de J.P. Queens.

Casi un siglo después de la publicación de "Memorias de un infame", Queens ha sido finalmente reconocido como un autor genial. Y lo más importante es que la crítica y el público han sido unánimes. La historia de este autor da para una película. Precisamente este último párrafo de la obra fue el detonante que provocó su pronto final como escritor. Fue su primera y única novela, y el salto de estilo y contenidos de Queens con respecto a sus contemporáneos fue tal que no pudo superar el examen moral de la época. Las críticas destrizaron su obra y su negativa a abandonar su peculiar estilo lo obligó a dejar la escritura.

Por fin "Memorias de un infame" ha sido reeditada. Gracias a la valiente editorial londinense Mindless Papers, podremos disfrutar de la prosa viva e irreverente de Queens.

(para más información o compra de "Memorias de un infame" pincha aquí).

Amor de garrafón (Los olvidables)

Póngame señor ron de importación,
coca, hielo y limón,
y si puede, una mujer que no quiera
tener que olvidar.

...

Noche de alcohol, sodoma y subidón,
cogido de la mano de aquella niñita
que suave suave, suavemente, me quita
del corazón la tirita que el doctor me recetó.

No tiene ojos ni olor ni andares ni dijo adiós cuando me fui,
amor de garrafón, con resaca y sin ganas de repetir.
Amor de garrafón,
amor de garrafón.

Mirada de gata juguetona, sonrisa granate,
culo sin medida bien disimulado,
uñas digeridas y pelo maltratado,
se arrastra por un rato de sexoamor concentrado.

No tiene ojos ni olor ni andares ni dijo adiós cuando me fui,
amor de garrafón, sin nombre ni ganas de repetir.
Amor de garrafón,
amor de garrafón.

El antihéroe (Xoel López)

Me trae sin cuidado
Las horas que trabajas
Si tienes mucho dinero
O muchas medallas de plata

No creo en ninguna raza
O clase social alta o baja
No soy el hombre maravilla
Ni una pata de tu silla

¿Qué le voy a hacer si quiero a mi mujer
Y no quiero ir a la guerra?
No, no, no, no, no
No quiero ir a la guerra

No soy un romántico hortera
Ni un imán en tu nevera
Ni licenciado en la vida
O alguna tontería de esas

Soy un antihéroe
Ningún ser divino
Tus discos de platino
Me importan un pepino

¿Qué le voy a hacer si quiero a mi mujer
Y no quiero ir a la guerra?
No, no, no, no, no
No quiero ir a la guerra

¿Qué le voy a hacer si quiero a mi mujer?
¿Que le voy a hacer si quiero?
¿Qué le voy a hacer si quiero a mi mujer
Y no quiero ir a la guerra?
No, no, no, no, no
No quiero ir
No, no, no, no, no
No quiero ir
No, no, no, no, no
¡¡No quiero ir a la guerra!!

To lo raro me pasa a mí

A mí me pasa de todo. En serio. De todo. Lo más raro me pasa a mí. ¿Que no? Mira. Ayer me encontré en el frigorífico un hombre descuartizado. Como lo oyes. Descuartizado. Metido en mi frigo hecho trocitos, tro-ci-tos. Iba yo a sacar la mantequilla para el desayuno y ahí estaba. Después de vomitar un par de veces, hasta le encontré la gracia al asunto, por no llorar, supongo, y hasta me reí. Je je, así soy yo de rarito. Quien fuera que lo despedazó le puso empeño y hasta algo de arte. La cabeza la envolvieron en papel de plata, como el resto de trozos. Es más, creo que se lo habían pegado a la piel, porque se reconocían todos los rasgos del cadáver. Era algo así como una máscara funeraria del siglo XXI, ja ja. El asesino la había colocado donde yo tenía puesta la lechuga. Y la lechuga en la mesa con todo lo demás, poniéndose pocha. No me sonaba la cara, aunque así, separada del cuerpo, plateada y en el frigo, supongo que no es fácil reconocer a alguien. Luego resultó ser el portero. Las vísceras estaban en la zona de embutidos, los brazos, las piernas y el torso ocupaban casi todas las bandejas. Los huevos y la polla se habían congelado en la zona de los cubitos y ahora parecían pasas. Los pies, donde los quesos, claro, ja ja ja. Y las manos, pegadas por fuera del frigo como si fueran imanes sujetapapeles. Sí, oye, todo un artista. Bueno, eso es lo que dijo la policía, que yo de eso no entiendo... No te rías, que no es broma, joder. Imagina que te pasa a ti. Es para flipar, ¿no? ¿No te lo crees? ¡Que es verdad! ¿No me crees? ¿No? Pues te jodes, vete a la mierda, joder.

nos mudamos (otra vez)

hace unos meses os hablaba de mi mudanza (física)... ahora toca la otra, la cibermudanza.

todo empezó en okram@blogdrive.com... (ahí sigue, como la telaraña milenaria estilo ikea que hay en mi zulo), 100 lapos a vuestra salud,

luego siguió el denso lapomental101@blogdrive.com,

ahora toca escupir un nuevo lapo: el lapomental102@blogspot.com (atentos al dominio, que cambia).

nos vemos allí, shavales.

okram.

Dolor de cabeza

Si cierras los ojos cuando te duele la cabeza a veces puedes ver al tío de la barba de 'Érase una vez la vida', estresado en su sala de control, dando órdenes a diestro y siniestro para que quiten el coágulo que te está jodiendo el día.

Supongo que la cosa sucede así: una luz roja parpadea en la consola del superordenador (algo anticuado, por otra parte, del 76, una mierda pues) y una sirena despierta al barbas chocho de su siesta (¿alguien ha pensado en prejubilar al viejuno ese y contratar a un joven jasp que le dé vidilla al asunto?). Luego el tío llama a los impulsos nerviosos (son azules, con un churro en la cabeza o algo así), les da un papel con algo escrito y se van pitando a la otra punta del cerebro para ver si aquello tiene solución (cuestión: tienen ordenador y siguen usando mensajeros. Joder, ponte internet o algo). Los funcionarios que reciben la orden están jugando al tute, hablando de tías y bebiendo birras. No están para tonterías. El convenio los obliga a obeceder y obedecen pero se lo toman con tranquilidad. Con muuucha tranquilidad. Para lo que cobran, no se van a romper la espalda. Además, es un simple dolor de cabeza y de eso no se muere nadie. Un travelling patrás, salimos del cerebro, imagen de un servidor con cara de mala leche...

Y así siempre. El funcionariado no cumple y hay que llamar al señor ibuprofeno (ver 'externalización de departamentos' o outsourcing) para que supla las deficiencias del incompetente.

Propuesta: reconversión del sector. El viejo al asilo, los impulsos nerviosos a las olimpiadas y el ordenador central a un museo.

Mi favorito era el tiñoso, que hacía de virus; qué salao el joío.

Aquí estoy


Bueno, vale, ya está. Me he cambiao a blogspot. Lo sé, tantos años en mis anteriores blogs y ahora voy y me mudo. Y qué pasa, ¿algún problema? ¿Sí? ¿No? Me la suda, así, en plata, que se entiende mejor. A ver qué tal se nos da aquí. Lo mismo la inspiración también se ha venido a esta bloguería y me deja copiarle por encima del hombro...

en el buzón

acodada en la ventana, con el pelo cegado por la seda roja del pañuelo que le regalé, entorna los ojos la zorra aquella que un día me dijo que me quería y luego se fue a buscar una polla más grande y sin pasado que le preparara el café por las mañanas. desde el coche no se distinguen los años pero seguro que ya sus ojos los dejan ver, y sus carnes blandas, y el tinte en el lavabo. parece feliz y eso es lo que más me jode, así es que me cago en una bolsa del pryca y le dejo todo el mojón en el buzón.

en mi ataúd

una camiseta del Blanes,
unas bermudas holgueras,
crema solar factor 100, por si caigo en el averno,
un pino de retrovisor de coche,
música de ascensor (incluye "carros de fuego chill out"),
cacahuetes, patatas fritas y anacardos,
las bibliografías de asimov, borges y arguiñano en una pda,
las diez temporadas de 'cheers', 'mash' y 'friends',
una muñeca hinchable,
un despertador.

¿algo más?

al son

el tañido rielante del buzuqui marcó el comienzo de la fiesta. los hombres agarraron a las mujeres por la cintura y se dejaron llevar por la música milenaria de aquellas tierras de mar enfurruñado y verdes montes. mientras, los niños corrían entre los mayores, con sus juegos inocentes. las pandereteiras contagiaron el ritmo a todos los vecinos, y la cerveza y el vino ayudaron a que la noche le quitara horas a la mañana. así había sido siempre y así seguiría siéndolo, aunque algunos, de vez en cuando, no pudieran evitar volver la mirada hacia el monte en busca del temido fulgor.

ecos en las aceras

estuve en la ciudad. ya no es la misma. es como si hubieran pasado miles de años. mira, en el parque donde te conocí ahora hay un solar lleno de escombros y algunos drogadictos que le dan algo de color. el banco de madera ya no está. imagino que los mendigos lo quemarían alguna noche fría de invierno. si puedes, no vayas, es deprimente. ¿y recuerdas la cafetería de la esquina, la del francés tartamudo que escupía al hablar? pues la han chapado y han puesto un starbucks de esos donde no se puede fumar y el café sabe a agua con polvos. por cierto, me quedé en casa de víctor el heavy, que ya no es heavy ni nada. se ha echado novia, catequista, creo, y se ha comprado una biblia. recuerdos de su parte.

sabes, he intentado encontrar algo de ti en la ciudad y no hay nada. solo ecos, solo "antes ahí...", un regusto amargo en blanco y negro. es normal, supongo. y bueno, si vas, ya me contarás. yo ya no creo que vuelva.

mala noche

anoche dormí solo.

bueno, al menos eso es lo que yo creí al irme a la cama, porque al rato de apagar la luz sentí claramente que estaba equivocado. allí había alguien más. no lo veía, no podía oírlo, pero sabía que estaba muy cerca. tanto, que podía imaginarlo aguantando la respiración.

como debajo de la cama no podía haber nadie ya que duermo sobre un colchón tirado en el suelo y la puerta y la ventana estaban cerradas sólo quedaba una posibilidad: el armario, y hasta que sonó el despertador no pude hacer otra cosa que mirarlo fijamente, intentando con la inútil ayuda de las farolas de la calle atisbar algún movimiento a través de la ranura que dejaba la tercera de las cuatro puertas de falsa madera, que siempre andaba entreabierta.

yo de aquí no me muevo

me cuesta recordar el día en el que empezó la mudanza (espera, mmm, ¡joder, no lo recuerdo!).

esta tontería me sirve de excusa e inspiración para reflexionar sobre el relativamente reciente sedentarismo del hombre (del Hombre), y a eso voy.

antiguamente, más exactamente hace un huevo de años a.C., las tribus de homo tontólidus vagaban por ahí, de cueva en cueva, en busca de caza, pesca y plantas silvestres, sin ton ni son ni gps, a tontas y a locas, por puro instinto de supervivencia, etc. esta situación, qué quieres que te diga, al hombre le encantaba. de un lado para otro, alternando río, mar y montaña, en plena naturaleza, sin tráfico, ni horarios, ni declaración de la renta... vamos, un lujo de vida, que aquel homo era tontólidus pero no imbécil. otro caso era el de la mulier tontolensis. para ella desde el principio la idea de ir de un lado para otro como que no le terminaba de convencer. que si desmonta la cueva, arregla a los niños, que no se desperdiguen, que tira pallá siguiendo el instinto algo caótico del homo, vuelve a montar la cueva... porque ya desde entonces, a las mulieres les tiraba aquello de la estabilidad, de tener su cueva arreglaíca, a los niños controlados y al homo a tiro de piedra (la unidad de medida de la época).

un día de esos de no saber qué hacer, mientras el homo apedreaba jabalíes y se peleaba con otro homo por un palo de forma curiosa (de forma curiosa el palo, la pelea era al modo tradicional, a hostias y punto), la mulier se puso a cavilar (ella, se dice, inventó este verbo, cavilar, junto a otros: malinterpretar, retorcer, manipular, pochar (?)... y otras estructuras impuestas al homo: tú sabrás qué has hecho para que yo esté de esta manera, etc.). Y de tanto pensar ideó el cultivo de plantas, el cuidado del ganado y el interiorismo de cuevas y cabañas de adobe.

como siempre, ella se salió con la suya e impuso el sedentarismo al homo.

esto, que puede parecer algo injusto para la voluntad del sexo fuerte, con el tiempo se convirtió en la bandera masculina puesto que con lo siglos consiguió desarrollarlo, perfeccionarlo y hacerlo suyo. el desarrollo de tecnologías para mejorar la calidad de vida en el hogar son prueba de ello. así surgieron inventos como el sillón orejero, genial para ver el fútbol y echar la siesta, la muñeca hinchable, internet o el aire acondicionado, todos éstos inventos encaminados al confort del homo apoltronansis.

y hasta aquí todo es felicidad... ¿o no? pues no, porque cada cierto tiempo alguien decide cambiarse de casa y romper con el equilibrio sedentario, y ahora no es como antes. otrora, y hablo de tiempos prehistóricos, la gente acumulaba pocos bienes y moverse era relativamente sencillo. en cambio ahora... ahora una mudanza (1. f. Acción y efecto de mudar o mudarse.2. f. Traslación que se hace de una casa o de una habitación a otra) puede ser algo infernal (1. adj. Perteneciente o relativo al infierno.2. adj. Muy malo, dañoso o perjudicial en su línea) y eterno (1. adj. Que no tiene principio ni fin.2. adj. Que se repite con excesiva frecuencia. Ya están con sus eternas disputas.3. adj. coloq. Que se prolonga muchísimo o excesivamente)... o sea, un putadón.

así es que, concluyo, no te mudes si puedes evitarlo, y si lo haces y quieres mi ayuda, espérate un par de añitos antes de decidirte, que hasta entonces las mudanzas sólo las veré en mis pesadillas (¡joder, si no he acabado la mía todavía!).

Eurovisión 2007: España vencerá

esta edición de Eurovisión nos ha servido como escarmiento. lo digo en serio. nos ha servido como escarmiento a todos los europeos. nos ha abierto los ojos, nos ha enseñado que la música ñoña ya no está en boga. las baladas irlandesas, las dulzonas canciones francesas, las folclóricas muestras de pueblerismo regionalista... ya no sirven para llevarse el voto crítico de los europeos eurovisivos.

unos heavies infernales finlandeses, Lordi, han sido la vanguardia, nos han enseñado la verdad, la gran verdad; han marcado un antes y un después en el festival.

ahora sólo nos queda esperar. cuando el año que viene los países participantes elijan a sus abanderados habrán de tener este resultado en cuenta. Eurovisión pide una revolución y ésta está llegando.

así es que, organizadores de Eurovisión en España, escuchad la voz del pueblo europeo y dejad que la revolución triunfe. abrid vuestras puertas a lo nuevo, lo radical, lo friki... el año pasado pudisteis hacerlo con las Supremas de Móstoles y no tuvisteis cojones. este año os habéis hecho el harakiri con las putas ketchup... ¿os equivocaréis de nuevo el año que viene? espero que no.

desde mi blog quiero dar un empujón a las creativas mentes de los músicos españoles. podemos ganar. estoy seguro. y para ayudar os propongo unos candidatos buenos que te cagas:

El Chivi
Toreros muertos
Albert Plá
La Trinca
Glutamato yeyé
Los refrescos
La Terremoto de Alcorcón
Enrique Iglesias
El Koala
Tarzán y su puta madre buscan piso en Alcobendas
...

¡VENCEREMOS!

30, por el culo te la hinco

han pasado unos días desde que la tercera década, sexto lustro, año treinta... su puta madre en vinagre... tal y como había prometido hace unos años hizo su triunfal aparición.

la Treintena bajó la escalinata azul con la sonrisa del gato de Cheshire en su estúpida cara, una pastilla azul en la mano izquierda y otra roja en la derecha... "todo lo que has vivido hasta ahora ha sido una mentira", me dijo con la voz del doblador de Morpheo, "si te tomas la pastilla azul, todo seguirá como hasta ahora y olvidarás que hemos hablado". aquí Aquello hizo una pausa -hay que decir que aunque ser inefable de formas informes tenía un brillante control de la oratoria-, "por el contrario, si tomas la pastilla roja, conocerás la verdad -lo dijo con v mayúscula, sentí- y fliparás en colores -creo que no dijo eso exactamente pero es lo que deduje de su diarrea verbal".

sin pensármelo dos veces agarré la pastilla azul, me la metí en la boca y me la tragué. ¿quién quiere meterse en líos al cumplir los treinta? lo que yo quería era seguir como estaba, plácidamente estancado en una felicidad controlable de contornos borrosos y olor a lavanda... la Treintena cambió su sonrisa de gato cabrón por la jeta de alguien que te sorprende mientras te follas a tu mujer, a su madre y a su hija, a todas a la vez y en público. "¡qué!", dije, algo a la defensiva. "imbécil", respondió, "imbécil inútil", matizó, "era coña, la azul es la pastilla revolucionaria y la roja la conservadora; no me has dado tiempo a explicarte la broma"...

una broma. ni puta gracia.

y por culpa de una broma ahora vivo en el mundo real, donde te operan los codos por un pinzamiento chungo, el Barça gana la liga y la copa de europa arrasando y tus carnes se derriten hasta impedir que te veas la entrepierna si no es metiendo la barriga...

arg.

gripados

Al despertar he visto entre lágrimas febriles que la gripe se había metido en mi cama, había dormido conmigo toda la noche y ahora amanecía jodiéndome vivo. He intentado levantarme pero me dolía todo, articulaciones, músculos... hasta los ojos. Gripe. La fiebre hace los ojos tan pesados como plomos e intentar moverse se convierte en algo sobrehumano; no obstante, he podido llegar a mi minifarmacia casera, he revuelto entre decenas de cajas medio usadas y he encontrado mi anticatarral salvador. Agua, una cucharilla, mi sobre y para adentro. Me he arrastrado hasta la ventana y he mirado la calle. Tardaré varios días en volver a salir. El vecino de enfrente cruza su mirada gripada con la mía. En la ventana de al lado, una señora sujeta varios pañuelos de papel y bajo ella, en el tercero, una pareja con cara de moribundos pasan la enfermedad en compañía. Todos gripados, la epidemia ha llegado.

2006

hay muchas maneras de comenzar un año... la mía no es distinta de la de muchos, gente corriente, grises desapercibidos que se confunden con sus propias paredes... bueno, miento... es que no me acostumbro a no ser gris. llevo tanto tiempo así que se me hace raro ver mi reflejo coloreado en la pantalla de mi ordenador.

seré sincero.

este año empieza en tecnicolor, con sonido thx y con una sonrisa de Oscar en mi tonta cara.

:)

real madrid vs cádiz

hoy es un día especial, amarillo limón, albo y gris cielo, y miles de locos se desgañitan para dar ánimos a los suyos, a los amarillos, a los blancos, y seguro que llueve, te lo digo yo, que soy gafe...

tictac

a lo que yo respondí con un manido "y tú que lo veas".