Lapo mental 81

Hace unos días leí esto en la prensa:

Un estudio demuestra que el dolor de espalda reduce la capacidad intelectual de las personas

Los pacientes que participaron en él fueron sometidos a exámenes de resonancia magnética y otras técnicas de análisis


WASHINGTON.- Quienes padecen de dolor de espalda corren el peligro de sufrir una reducción de masa cerebral y la pérdida de hasta un 11% de su materia gris, parte del cerebro que procesa la información y controla la memoria, según un estudio publicado por la revista 'The Journal of Neuroscience'.

Por un momento pensé en que yo podria ser uno de esos sufridores; ya sabéis, la vida sedentaria, sillas malas (ahora mismo estoy sobre una de madera, modelo ikea 1956, que se cae a trozos cuando me estiro para hacer crugir los huesos de la espalda), malos sueños, empujones en el metro, en la cama... pero no sé por qué, me puse a pensar en otra cosa que no recuerdo qué era y no sé qué, que alguien me llamó por teléfono, o no, a casa y salimos por ahí... no no no, nos quedamos en casa y luego... mmm... ¿? Total, que no creo ser uno de esos de los que habla el artículo, esos que tienen... molestias, o no sé qué les pasa que luego no... que están mal o algo.

...

Hola... ¿? Mmm.

Lapo mental 80

Soy agente de seguridad privada y mi misión es vigilar la puerta del váter del Presidente. Toda mi vida he soñado con algo así, y por fin lo he conseguido. Puertas de pubs de mala muerte, puertas de almacenes, puertas de edificios de oficinas, puertas grandes, puertas de madera, metálicas, pintadas de grafiti, con cristaleras, y miles de horas de gimnasio, anabolizantes, entrenamiento con mi porra, algunas clases de tiro y cientos de miles de peleas con borrachos, drogadictos, amas de casa histéricas...

Soy agente de seguridad privada y mi misión es vigilar la puerta del váter del Presidente, y me gusta. Nadie sin permiso EXPRESO del Presidente puede entrar en su WC. Nadie sin la TARJETA ROSA, sellada, puede hacer uso del retrete privado del Presidente, de su papel higiénico o del jabón de aloe vera importado. Y en ningún caso podrán entrar más de dos personas a la vez, aunque ambas tengan el permiso necesario para hacer uso del váter del Presidente. Sólo el Presidente puede ser acompañado, a voluntad, por su señora o por invitada o invitado, siempre que así lo exprese previamente al agente de seguridad privada, o sea, a mí.

Es una gran responsabilidad para la que estoy sobradamente preparado y daré mi vida si hace falta. Aquí no jiña nadie sin mi permiso.

Lapo mental 79

Carta abierta sobre Miguel

Me pongo a pensarlo y me parece imposible. Llegamos a unas edades en las que echar la vista atrás te llena los ojos de lágrimas de las buenas, de esas que están llenas de historias, de risas, de buen rollo y de amistad. Se pone uno de un sensiblero que da gusto, pero es que no lo puedo evitar. Soy lo que soy por la gente que me ha acompañado todos estos años y no entiendo mi vida sin ellos.

Miguel es de los imprescindibles, acaba de cumplir añitos, y está en Bruselas, demasiado lejos, que es donde suele estar aunque no esté en Bruselas. Y como viene siendo habitual, he olvidado su cumpleaños, a pesar del calendario con alarma de mi supermóvil de penúltima generación... Cualquiera diría que la causa de mi olvido es el cumpleaños en sí mismo, porque a cada cumple de Miguel sigue un olvido mío, y ya se sabe, si hay nubes llueve, si le pegas a un gitanaco te ahostian y si juegas al combo de la once, no te toca.

Podría viajar en el tiempo dos días atrás y sorprenderle (seguro que no se lo esperaría) con una felicitación, pero va a ser que no. Sólo me queda escribirle esta carta y esperar un mes para verlo y celebrarlo juntos, en carne y hueso, entre amigos, que eso se nos da muy bien, y de esa no se libra, ni de coña.


...


Joder, Miguel, Felicidades, y que ganas tengo de verte, cagondiós.


Marco.

Lapo mental 78

El pescador pensaba en su pasado, tiempos de juventud, y en su presente, prólogo de la vejez; no quería pensar en su futuro, eso se lo dejaba a su mujer, la única en casa con criterio para decidir sobre las cosas importantes. Al final de la caña el hilo caía tenso y bajo la mar calma el plomo hacía su labor de ancla, los anzuelos esperaban y el cebo se movía al ritmo de la corriente, tentando a los alelados peces. El pescador, la luna, su caña y un bocadillo de jamón serrano con tomate, ajo, aceite y sal, lo justo y necesario para ser feliz, aunque fuera sólo durante unas horas. Las dos de la mañana, marcaba el reloj en su muñeca, y justo al dar las dos la caña se combó como si el mar se la quisiera tragar, y se la tragó. El mar revuelto volvió a la calma y las manos temblorosas del pescador se fueron instintivamente a la cabeza, dios, qué ha sido eso, pensó el pescador, de su boca un quejido-gemido-gruñido y un joder que resumió su estado de ánimo. ¿Qué había sido eso? El hombre se agachó, apuntando con su linterna allá donde su caña había sido engullida por el mar. Nada, agua y poco más, pues ni la linterna ni la luz de la luna podían ayudarle a ver bajo el agua. Se dispuso entonces a guardar sus aparejos, a rendirse ante lo irreparable, y en esto estaba cuando vio en el agua un brillo y con la luz de la linterna el brillo pasó a ser la punta de la caña, que asomaba medio metro fuera del agua, casi en vertical, a un metro de la roca en la que hasta hacía unos momentos había estado sentado. No se lo pénsó dos veces. Se tumbó sobre la piedra y se arrastró hasta llegar con su diestra a la caña, la agarró y tiró. Estaba enganchada. Tiró más fuerte y la dobló, parecía atrapada entre dos rocas, quizá. La agarró con las dos manos y aplicó toda la fuerza que le quedaba,y al tercer tirón sacó del agua la caña y enganchados a ella veinte mil miembros de la policía montada del Canadá, con sus caballos y todo, tres mil guerreros de Xian, un submarino ruso de la segunda guerra mundial y un pistolín.

Lapo mental 77

En lo alto de la montaña una piedra enorme, no sé, como un tanque de grande, más o menos. Abajo, a mil metros, el sujeto X, mirando la roca fijamente. Bueno, como un tanque la ve el sujeto x; si, pongamos, hubiera un sujeto Y quinientos metros más arriba de donde se encuentra el sujeto X probablemente la vería más grande, quizá como tres tanques juntos, o un tanque grande del tamaño de tres tanques... La piedra es enorme. El sujeto X (nos ceñimos al sujeto X y dejamos fuera de la historia al sujeto Y que es un personaje creado sólo para intentar transmitir con más claridad el tamaño, enorme, del tanque, perdón, de la piedra que hay en lo alto de la montaña), repito, el sujeto X mira fijamente la piedra y espera. Al poco rato la piedra se tira contra el sujeto X. A ver, en realidad no es que se tire, porque todo el mundo sabe que las piedras no se arrojan contra nadie sino que son arrojadas, dado que por carecer de vida en general y de cerebro en particular no les queda otra que caer, ser arrajadas, empujadas o simplemente olvidadas en cualquier parte. Digamos que la piedra pasa de estar inmóvil a deslizarse montaña abajo siguiendo la trayectoria que el azar y la gravedad le imponen, que da la casualidad de que la lleva directamente contra el mencionado sujeto X. Cualquier persona con un mínimo de instinto de supervivencia, al ver una piedra enorme en actitud agresiva, haría lo posible por quitarse del camino de ésta y así evitar lo peor. El sujeto X no se mueve; sus razones tendrá y en eso no vamos a entrar ahora, si acaso luego. La piedra baja a trompicones, rebota, se da contra otras piedras pero no se detiene. El sujeto X sigue esperando, mirándola fijamente. A lo mejor cree que tiene superpoderes y que con el poder de la mente podrá evitar que la piedra se lo lleve por delante, no sabemos. Casi seguro que no los tiene, no es probable, y si le da la piedra, no saldrá bien parado, eso es seguro al cien por cien. Mientras especulo la piedra sigue bajando, imparable. Pero sucede algo que cambiará el aparentemente irremediable final. La piedra, en su caída, va dejando trozos atrás, partes de su enorme pedreidad que se despreden tras cada golpe. El sujeto X no altera su posición, ni su gesto. No parece asustado, ni confiado, sólo está ahí, quieto y mirando. Quizá está loco, o es subnormal, o ciego y hace que mira si poder ver, o está pensando en sus cosas y realmente no se da cuenta de lo que se le viene encima, puede ser. La cuestión es que la piedra sigue bajando y aunque se acerca más y más, no parece aumentar de tamaño. Esto se explica por esa pérdida continua de masa; a ojos del sujeto X o de cualquiera que pueda estar allí, yo, por ejemplo, y así usamos un ser real y no un sujeto Y imaginario, la piedra mantiene su tamaño de tanque, que no es moco de pavo. También hay ruido, que hasta ahora se mantenía en un segundo plano o plano sordo. La piedra, conforme cae, es inevitable, hace ruido y con sólo tener una o dos orejas se puede oír sin más, clonc clonc, hace la piedra, y cris cris, la tierra que se desprende ladera abajo. El sujeto X, parece obvio pero lo voy a decir, tampoco reacciona ante esta banda sonora. Calculo que la piedra habrá recorrido tres cuartos del camino, unos setecientos cincuenta metros o así, y sigue cayendo. No he dicho si es de día o de noche, la verdad es que da igual, si es de día, nada, todo normal, si es de noche, hay luna, que si no de nada sirve todo lo dicho anteriormente. La piedra no parece querer parar, y el sujeto X... a ver, en realidad no se llama sujeto X, tiene nombre y apellidos, como todo el mundo, pero he querido mantener el anonimato, dado lo extraño del asunto, y además, no sé cómo se llama. La piedra está a punto de llegar a la falda de la montaña, llegar y superarla será cuestión de segundos y de otros tantos llegar al sujeto X y aplastarlo. Y en esto está la piedra, llegando y el sujeto X reacciona, sonríe, y con su pie la detiene, ahora que sólo es un simple e inofensivo chinorro.

Lapo mental 76

"Cuando llegó el Día del Fin del Mundo, yo estaba en casa durmiendo. Supongo que habría gente despierta, barrenderos, insomnes, prostitutas, juerguistas, taxistas, perros, y todos aquellos que vivían en un país con un par de franjas horarias más allá o seis o siete más acá. Lo que es a mí, me llegó mientras dormía y la primera parte me la perdí. Ahora que ha pasado el tiempo, tampoco creo que importase mucho perder ese par de horas o tres; no debió pasar mucho, porque cuando desperté y vi el resto, comprendí la situación sin necesidad de preguntar a nadie sobre esas horas perdidas. Mucho ruido, gritos, gente corriendo, fuego... lo esperado. Pasé miedo, lo admito, pero al pasar los días (es un mito eso del "día" del fin del mundo, superó la semana) me fui acostumbrando, y creo que el resto de la gente también. No volví a casa desde que el primer día, no me apetecía. Ya nada importaba, ni mi casa, mi coche, mi trabajo, y lo que para muchos fue un castigo, para mí fue una liberación, lo que para tantos el caos, para mí la respuesta. Corrí durante horas, buscando a la gente que quería pero ya no estaban, quizá también corrían buscándome, no lo sé, pero también eso perdió sentido. Lo único que quedó fue la incógnita de saber cuándo terminaría y qué pasaría después.


"Cuando todo acabó los que sobrevivimos no tuvimos que esperar mucho para saber cuál iba a ser nuestro destino."



3.nov.3 D.DFM.
Diario del masajeador de pies número 2.367 de Dios.

Lapo mental 75

Estatutos de la Asociación "Michael Landon" para la Protección de Actores Encasillados

Acta fundacional y firmantes
Con motivo de la fundación de la Asociación "Michael Landon" para la Protección de Actores Encasillados (AMLPAE), se reúnen en la sede social los abajo firmantes ante el notario D. Luis Gómez de Manson y Manson nº 25146 que da fe de la identidad de los fundadores así como del acto de la firma de esta acta fundacional y de los documentos adjuntos a ella.

Título I: Sobre los objetivos:

1. La meta principal de esta asociación será la protección de los actores y actrices considerados por la mayoría de la población mundial como encasillados (encasillado/a: dícese de aquellos actores reconocibles por el papel que les dio fama y que los consagró como actores hasta tal punto que fueron incapaces de dejar de interpretarlo, muchos de ellos incluso fuera del rodaje de la película, telefilm, anuncio publicitario o serie de televisión en cuestión).

2. De igual manera, la AMLPAE defenderá el buen uso de la imagen de los actores encasillados tras su muerte y vigilará que las familias de éstos puedan beneficiarse de los derechos de merchandising del actor en cuestión.

Título II: Sobre sus miembros:

1. Cualquier actor o actriz que cumpla con los requisitos abajo expuestos podrá ser miembro de la AMLPAE con todos los derechos y deberes que ello conlleva.

Requisitos:
a) Haber participado en varias películas con el mismo personaje, en una misma serie durante más de cien capítulos o en una serie de anuncios publicitarios, sin poder desembarazarse del personaje al término de su rodaje, momento tras el cual el actor en cuestión habrá sido reclamado por directores y productores para repetir el mismo personaje, puede que con otro nombre, en una o varias interpretaciones más que lo llevarán al pozo sin fondo del encasillamiento artístico. Las diferentes casuísticas quedan desarrolladas en el Anexo 1.

b) Ser considerado como encasillado por el consejo de la propia AMLPAE, así como, de forma no vinculante, por distintos medios especializados, academias de cine y televisión, la crítica en general y la plebe cinéfila. La lista de medios acreditados por la AMLPAE aparece completa en el Anexo 2.

2. Cualquiera de los miembros de la AMLPAE podrá ser expulsado y dejar así de ser miembro de pleno derecho de la propia AMLPAE si el consejo con mayoría de tres cuartos considera que ha dejado de ser un actor encasillado, bien porque ha desarrollado su trabajo interpretativo con éxito en otros papeles, radicalmente distintos al que le llevaron a formar parte de la AMLPAE, bien porque haya muerto, en cuyo caso no sólo será expulsado, sino que será enterrado o incinerado, según determine el testamento y en caso de no existir éste, según convenga la familia del miembro. Esta expulsión no afectará a los derechos heredados por la familia, que mantendrá su estatus dentro de la AMLPAE, el único afectado será el actor encasillado muerto, que ya no podrá disfrutar de sus derechos como miembro, ni de nada más.

Título III: Sobre los derechos y deberes:

1. Los miembros de la AMLPAE tienen varios derechos, desarrollados ampliamente en el Anexo 3. En resumen, todo miembro de la AMLPAE tiene derecho a desarrollar su encasillamiento sin burla ni vergüenza pública, ya que es lo que le produce beneficios. De esta manera, el miembro tiene derecho a ser defendido por la AMLPAE ante las malas críticas, apedreos o insultos varios derivados de su propio encasillamiento, con el objetivo de defender la dignidad del propio actor, que no tiene más remedio que seguir haciendo el mismo papel aunque si por él fuera ya habría hecho otra cosa, pero es que siempre le llaman para hacer lo mismo, y no se puede negar, que la vida está muy mal.

2. Los miembros de la AMLPAE tienen varios deberes, desarrollados ampliamente en los Anexos 4, 5 y 6. En resumen, los miembros de la AMLPAE tendrán que: a) pagar una cuota mensual que variará de un actor a otro, en función de lo encasillados que estén; esta cuota arbitraria será determinada por el consejo según vean, pero siempre será muy alta; b) hacer todo lo posible por repetir el personaje que le ha encasillado, sin pudor ni contención, control ni medida, critero ni honor; c) si le preguntan negará estar encasillado y recordará alguna obra de teatro del colegio en la que hizo de Hamlet, Otello o personajes así, clásicos, que siempre dan buena imagen; d) básicamente, repetirse una y otra vez hasta reventar.

Fundadores y cargos de la AMLPAE:

Presidente difunto de honor: Michael Landon
Presidentes de honor: Bruce Willis y Meg Ryan
Presidentes: Antonio Resines y Verónica Forqué
Vicepresidente: Juanjo Puigcorbé
Tesorero: Woody Allen

Lapo mental 74

En la esquina de la Fnac tocaba el violín un viejo violinista, a su lado otro más viejo hacía lo propio con una viola. El problema es que, no sabemos por qué, no se habían puesto de acuerdo en la obra y el barullo era tal que daban ganas de romperles sendos instrumentos en sus respectivas cabezas. A nadie parecía importarle, la gente pasaba a su lado sin reaccionar, y quien lo hacía era para alejarse unos pasos de aquella orgía musical sin sentido. A mí me habría dado igual que la situación se prolongara eternamente, si no fuera porque había quedado justo allí con un amigo que tardaba en llegar. Pasados unos minutos no pude soportarlo más y me acerqué al violero, que quiso sonreírme, buscando la moneda, pero se quedó en intento puesto que debió entender que mi gesto no era de melómano agradecido, sino de potencial asesino. Me retiró la mirada y siguió tocando, y eso me tocó los huevos hasta dolorosos límites nunca traspasados hasta ese momento. Jamás pensé que sería capaz de hacer lo que hice y todavía el recuerdo estremece hasta la última de mis terminaciones nerviosas. Miré despectivamente a ambos musicastros y me fui.

Lapo mental 73

he tirado varios ya... sin pareja
Hypernarcose - À fond Gaston dice:
yo los desparejados los vuelvo a meter en la lavadora
Hypernarcose - À fond Gaston dice:
sin compasión
Hypernarcose - À fond Gaston dice:
por pura estadística deben reencontrarse
Hypernarcose - À fond Gaston dice:
con el otro
Hypernarcose - À fond Gaston dice:
que puede estar
Hypernarcose - À fond Gaston dice:
a) Limpio y en el armario
Hypernarcose - À fond Gaston dice:
b) en mi pie
M a r c o, 72LM-okram.blogdrive.com-19a24 Almería, dice:
pues cuando vine al piso, tiré por lo menos 20 desparejaos
Hypernarcose - À fond Gaston dice:
nada
Hypernarcose - À fond Gaston dice:
tú devuélvelos a la bolsa de la ropa sucia
Hypernarcose - À fond Gaston dice:
siempre encuentran a su alter ego
M a r c o, 72LM-okram.blogdrive.com-19a24 Almería, dice:
su media naranja
Hypernarcose - À fond Gaston dice:
podrías escribir un lapo sobre esto
Hypernarcose - À fond Gaston dice:
"El increíble ciclo tántrico de Johnny, el calcetín de acrílico"
M a r c o, 72LM-okram.blogdrive.com-19a24 Almería, dice:
un calcetín sucidida, a lo romeo, y al morir la pareja, su julieta, encuentra el cuerpo agujereado de su amor...
Hypernarcose - À fond Gaston dice:
después de muchas vueltas de la bolsa de la ropa sucia a la lavadora y viceversa
Hypernarcose - À fond Gaston dice:
o quizá su amada se ha liado con un slip con zurrapa
Hypernarcose - À fond Gaston dice:
muy holguero
Hypernarcose - À fond Gaston dice:
xDD
M a r c o, 72LM-okram.blogdrive.com-19a24 Almería, dice:
je, se pueden encontrar años después, y comparten bolsa de basura, desgastados cada uno por su lado, reunidos cuando ya son inservibles
Hypernarcose - À fond Gaston dice:
hal dale
M a r c o, 72LM-okram.blogdrive.com-19a24 Almería, dice:
jaja
M a r c o, 72LM-okram.blogdrive.com-19a24 Almería, dice:
ya no es un lapo, no vale
Hypernarcose - À fond Gaston dice:
si hombre
M a r c o, 72LM-okram.blogdrive.com-19a24 Almería, dice:
no, ya lo hemos escrito
Hypernarcose - À fond Gaston dice:
reescrbelo
M a r c o, 72LM-okram.blogdrive.com-19a24 Almería, dice:
huy, eso es labor de mecánico, no de escritor espontáneo y fugaz..
Hypernarcose - À fond Gaston dice:
copia la conversación y pégala
M a r c o, 72LM-okram.blogdrive.com-19a24 Almería, dice:
jajajaja
Hypernarcose - À fond Gaston dice:
yo lo voy a hacer!
M a r c o, 72LM-okram.blogdrive.com-19a24 Almería, dice:
pera, que ahora pongo FIN y se acaba la historia...
M a r c o, 72LM-okram.blogdrive.com-19a24 Almería, dice:
fin
Hypernarcose - À fond Gaston dice:
si me vendes los derechos de tu parte....
M a r c o, 72LM-okram.blogdrive.com-19a24 Almería, dice:
Hypernarcose - À fond Gaston dice:
yo los de la mia te los cedo
Hypernarcose - À fond Gaston dice:
enga a la vez
M a r c o, 72LM-okram.blogdrive.com-19a24 Almería, dice:
corto y pego
Hypernarcose - À fond Gaston dice:
después de esto pondremos FIN los dos
Hypernarcose - À fond Gaston dice:
FIN

Lapo mental 72

Tres semanas en casa sin salir, sin hacer nada productivo, sin limpiar. Las pelusas me miran con lástima desde las esquinas, algunas se ríen, las de debajo de la cama se avergüenzan, y no paran de llegar nuevas a casa; por lo visto se extendió el rumor, todo verdad, confiad en mí, de mi retiro voluntario de ermitaño diletante y mi zulo se ha convertido en meca de ácaros y demás detritus. Es curioso ver cómo evoluciona una casa cuando se abandona al caos. Se vacía el frigo de comida, quedan sólo restos inútiles, complementos alimenticios insustanciales, huele mal, no sé por qué; las bolsas de basura se quedan con parte de lo que antes era apetecible y ya son trinchera homologable; y la hornilla, aceitosa, con trozos pegados de qué sé yo, hace juego con los platos, coro desafinado enterrado en la fosa común que es el fregadero. Creo que si continuara con mi encierro durante unos meses más solucionaría el hambre en el mundo, es curiso cómo la cocina se va extendiendo por toda la casa llevando su excedente allá donde menos te lo esperas; esta mañana descubrí que el salón ya no es habitable, huele igual que el frigo y los platos con restos se han hecho fuertes en el sofá, la mesa y la televisión. Pronto querrán salir de casa.

Lo del suelo es lo más raro. No he abierto las ventanas en ningún momento y a pesar de todo el suelo podría servir para montar un terrario para hormigas. He sellado con cinta las ranuras de las ventanas y la mierda sigue entrando, ¿me estaré volviendo loco? Se me acabó la ropa limpia. Opté por ir desnudo pero el frío pudo conmigo; ahora llevo una sábana atada, cual senador romano, es más cómodo para ir al baño.

Ayer se acabó el papel higiénico, pero no lo eché de menos, el váter lleva tres días atascado y he vuelto a los orígines, lo hago en un A4 y lo encesto en la escombrera que hay bajo mi ventana. Para mear prefiero la botella de ariel, cuando la llene irá también por la ventana.

Esta mañana me quedé sin víveres. Pensé que todo había terminado, que tendría que volver a salir, fin del sueño y vuelta a la vida real. Entré en depresión durante unas horas hasta que recordé que en el supermercado de al lado puedes hacer pedidos por teléfono...

Lapo mental 71

El mito de Arturo, el Semidios. Tragedia en tres actos.

Acto I

Como en mucho mitos y leyendas, Arturo nació de una manera poco común. Su madre, verdulera casada con dentista, que hasta cinco segundos antes no sabía de su preñez, tuvo un ataque de histeria en medio de una cena de dentistas cuando se vio repentinamente hinchada, cual palomita de maíz bajo el irresistible influjo del calor de una sartén (caliente), con el refajo reventado y la breve falda elevada hasta límites indecorosos incluso hasta para una verdulera. El acojone fue general entre los dentistas quienes, por incompetencia, huyeron hacia la calle cuando alguien gritó ¡un médico! ante tan inesperada hinchazón. Los gritos de ella se confundían con los de los demás doctores, y con los del marido, y a los pocos segundos, con los de Arturo, que sin pedir permiso salió dando cabezados por el butreque materno para caer suavemente en una bandeja de ensaladilla rusa con variantes, muy rica, por cierto. El llanto del niño pronto pudo con el jaleo del resto; más calmados, se fueron acercando unos y otras a aquel bebé que como torero espontáneo había salido al ruedo sin mediar gestación ni nada de nada.

La madre ya deshinchada flipaba, el padre no se explicaba el parto sin embarazo, pero menos el embarazo sin inseminación, puesto que él aborrecía a su mujer y ya no la tocaba, y ella había dejado su aparato reproductor en el quirófano varios años antes tras una incontrolada enfermedad venérea.

Arturo no conoció la historia de su nacimiento hasta varios años después, cuando se hizo evidente que no era un chico normal en ninguno de los sentidos. A su melena rubia y ojos verde pistacho se sumaban un porte aristocrático, una habilidad natural para los trabajos manuales y un miembro superlativo. Todo un semidios. Así se veía Arturo cuando se miraba en su espejo, como un semidios, y así lo vieron también los productores de Pornomedia cuando lo ficharon para rodar la tercera entrega de "Taladros humanos sin compasión".

En el Olimpo de los Dioses el divino inseminador, Zeus, lloraba desconsolado. Tener hijos para esto, se lamentaba. Hacía años que no tenía uno, y ahora que veo que el mundo puede necesitar mi ayuda, voy y pongo a este descerebrado inútil que lo único que hace es manchar mi apellido y hacer que todos los demás dioses se partan sus divinos culos en toda mi cara. Tirado en su sofá de pluma de fénix, Zeus pasaba las páginas de su álbum familiar, recordando mejores tiempos, mejores hijos y, por qué no, mejores amantes. Ay Arturo, lloriqueaba, qué voy a hacer contigo...

A todo esto Arturo disfrutaba de su éxito. Todas las actrices porno querían participar en sus películas, las más bellas, las más reputadas..., incluso actrices de reconocido prestigio fuera del género x querían probar su arte ante la cámara. Vivía en una nube, rodeado de riqueza, lujos, adorables ex doncellas y ambiguos aduladores. Incluso sus padres putativos comenzaron a quererle.

Acababa de terminar "El néctar de los dioses" y se proponía rodar la segunda entrega de "Las doce pruebas de Arturo" cuando recibió la inesperada visita de su padre, el de verdad, el dios de los dioses, Zeus, que hasta ese momento había pasado de él. Soy tu padre, le dijo Zeus vestido de negra túnica y sandalias demodé en medio de la planta de cosméticos del Corte Inglés, y vengo para decirte cuatro cosas, mal hijo. Arturo se jiñó vivo ipso facto y corrió en busca de la salida del centro comercial. Hijo, gritó Zeus, hijo, volvió a gritar, y en gritos quedó la cosa.

Lapo mental 70

Tenía hambre y lo único en lo que podía pensar era en llegar a casa, abrir el frigo y zamparme las sobras de pollo al curry de la noche anterior. Aparqué la moto de mala manera y corrí hacia la puerta mientras buscaba las llaves en el bolsillo. No estaban. Corrí al coche y rebusqué en la guantera, en el bolsillo de la puerta, bajo el asiento. No estaban. Dios, qué hambre. Cerré el coche, creo, y corrí hasta casa. Toqué el tiembre. Con suerte, pensé, ya habrá llegado alguien a casa. Toqué de nuevo. Nadie abría. Me asomé a la ventana de la cocina. Con sólo pensar en la cocina empecé a babear. Vergonzoso pero cierto. Empujé la ventana y casi doy un grito. Estaba abierta. Entré por ella y me dejé media rodilla en un hierro oxidado que alguien había puesto bajo la cornisa a modo de trampa anticaco. Salté sobre el fregadero, me cargué tres platos y salté sobre el pollo como si no hubiera comido nunca. El primer bocado fue el mejor. Casi lloro de placer. Devoré el pollo y admito que incluso me tragué algún trozo de hueso. Con mi último muslo bien agarrado entré en el salón y allí comencé a vomitar. Había trozos sin digerir, la mayoría, la boca se llenó de ese ácido putrefacto y el suelo... Los trozos de pollo flotaban sobre la sangre, creo que era la de Alfredo... La verdad es que se confundían, ya se habían encontrado la una con la otra en medio de la habitación y casi no podía ver el parqué. Vomité y cuando terminé seguí vomitando, y cuando pude pensar volví a la cocina y metí la cabeza debajo del grifo durante no sé cuánto tiempo. Creo que lloré. Entonces oí un ruido tras de mí, unos pasos, agarré el cuchillo sucio que había en el fregadero y esperé, todavía bajo el agua. Estaba detrás de mí. Hola, dijo, y me volví con el arma, lo más rápido que pude y la clavé en su pecho. Sangraba, todo él sangraba, y me miraba sorprendido, con la cara llena de sangre, Alfredo, imbécil, sangre falsa, de pega, sangre de broma cruel, y se mezclaba con la de verdad en su pecho, donde el puño del cuchillo asomaba. Un grito. Isma, en la puerta de la cocina cayó al suelo llorando casi a la vez que el cuerpo sin vida de Alfredo se separó del cuchillo para dar contra una silla, contra la pared... y contra el suelo. El arma temblaba en mi mano y acabó resbalando, huyó culpable. Alfredo callaba inmóvil, Isma seguía llorando. Limpié la sangre de mi mano con un trapo, abrí el frigorífico y agarré una tarrina de gelatina de fresa. Sólo podía pensar en comer.

Lapo mental 69

Sobre el número de este lapo podría hacer chistes, alguno incluso gracioso, porque ya se sabe que es inevitable dejarse llevar por el lado horizontal de este número, pero no lo haré. Y punto.

Lapo mental 68

Pensó en correr, pero sólo pudo llorar, y luego la bala le cortó el llanto.

Lapo mental 67

Luisita tenía cara de tonta, pero de tonta no tenía nada, si acaso la cara, que le vino por parte de padre, que sí era tonto; a pesar de todo, tras ese rostro bobalicón y ligeramente amongolado, se escondía una gran inteligencia heredada de la madre, quien murió nada más parir y que quizá, en un último intento por perdurar, transmitió el gen de las luces a su huérfana. Niña, con gafas y Miss feto 1979, Luisita siempre fue el centro de las bromas: le tiraban de pelo, le rompían las gafas..., un niño incluso le tocó las tetas al poco de haber tomado éstas la delantera en el desarrollo de Luisita como mujer, y eso que ella había sido muy explícita cuando prohibió a su metabolismo abandonar su plano estado infantil. Si esto fuera una historia ficticia, con los años Luisita se convertiría en Luisa, una chica arrolladora y bella (operada), capaz de devorar a quien se pusiera por delante, amantis religiosa y zorra despendolada sin criterio ni moral... pero esto es historia real, señores/as y se van a tener que aguantar con lo que hay. Luisa creció a lo alto y a lo ancho, y lo que antes era una fealdad perdonable en una preadolescente se convirtió en un horripilante y repulsivo insulto al mal gusto anatómico, a ciertas edades del todo inapropiado. "Ilusa, Luisa pensó que su inteligencia supliría con creces sus pequeños defectos" (su madre, 1997), y se echó a la calle, a comerse el mundo. Cuando superó los ciento cincuenta quilos de masa corpórea, aceptó lo que el destino le tenía preparado y puso en la ventana una bandera blanca. Vendió la casa que le vio crecer y se fue al bosque a vivir con las alimañas, bichas y demás seres salvajes, vestida con un taparrabos y sin afeitarse el bigote. Allí tampoco triunfó y pronto fue pasto de los leones.