Dios, localizable

Los creyentes ya lo tienen más fácil para localizar el paradero de Dios. No digo que ya sepan donde está exactamente, pero los datos son claros. Siempre se ha dicho que "Dios está en todas partes". Esta frase ha llevado a muchas discusiones ya que, en mi opinión y en la de otros muchos (entre los que incluyo a varios amigos míos y a un vecino con el que hablo del tema de tanto en tanto), esa frase esconde realmente otra mucho más razonable: "no tenemos ni idea de dónde está Dios". Este desconocimiento ha alejado la fe de muchas personas. Y es comprensible. Si ya es difícil de creer que un hombre resucita, convierte el agua en vino y tiene una madre virgen, tener ilocalizado al creador (ni teléfono, ni msn, ni nada... ni un mísero apartado de correos tiene) hace muy complicado mantener a los creyentes más racionalistas.

La pista ha llegado estos días de mano del secuestrador-violador Phillip Garrido, este simpático hombre que ha mantenido 18 años a una niña, ahora no tan niña, encerrada en el patio de su casa. Hasta de lo más oscuro y repulsivo puede surgir un rayo de esperanza, diría un creyente. El bien está hasta en las manzanas podridas, diría otro. La verdad está ahí fuera, diría el de Expediente X. Pues bien, el tal secuestrador ha visto la luz. Corrijo. Ha oído la voz de Dios, según sus propias palabras, que le ha sacado de su locura (quizá para meterlo en otra). Su voz. Su Voz, corrijo. Y esto qué nos dice. Analicemos.

Hace 18 años el secuestrador-violador Garrido cogió a la niña y se la llevó a su casa. Es de esperar que Dios viera este suceso en el mismo momento en el que sucedía. Bueno, no exactamente. Desde el lugar del suceso hasta la residencia de Dios, y he aquí la pista que nos da este hijo de puta, hay una distancia que la luz tuvo que recorrer hasta los Ojos de Dios. Esquematizo: secuestro - luz que viaja hasta Dios - Dios ve secuestro. Bien, ya tenemos una pista. Pero cómo saber la distancia entre la Tierra y Dios. Aquí viene la segunda parte: la Voz. Partiendo de que Dios ve y al momento reacciona (yo lo hago, tú lo haces, Él lo tiene que poder hacer también), la imagen del secuestro llega a sus Ojos y su Boca habla para regañar al hombre este. Entonces su Voz recorre el espacio hasta los oídos del secuestrador. Partimos de que la Voz de Dios puede ir por el espacio, que ya es mucho suponer, pero bueno, y que viaja a la velocidad del sonido. Estas constantes pueden ser modificadas si descubrimos que Dios puede lanzar su Voz mucho más rápido, pero yo, en confianza, no lo creo, porque si su Voz viaja demasiado rápido puede que un tímpano humano no lo resista, y que sepamos este hombre no ha tenido problemas de oído desde que recibió el mensaje. Pues bien, como decía, la regañina divina llega al secuestrador y han pasado 18 años.

Completamos el esquema: secuestro - luz que viaja hasta Dios - Dios ve secuestro - Dios habla - regañina llega a secuestrador = 18 años. Ese es el tiempo que ha tardado la luz en llegar a Dios y el sonido en volver al secuestrador. 18 años. Pues nada. Pistaza. Ahora los científicos-creyentes con sus calculadoras podrán hacer sus cuentas y sacar una distancia muy maja que acotará infinitamente los sectores espaciales en los que podría estar este creador misterioso.

La mejor pista de la localización de Dios que se ha tenido jamás. ¿Verdad?

Náusea

Al entrar en el vagón de metro sentí unas irrefrenables ganas de vomitar. Una vaharada infernalmente apestosa y lacerante se metió por mi nariz y casi me hace gritar de dolor, angustia y ganas de morir. En los ojos un picor pocilguero me hizo lagrimear. Con mucho esfuerzo conseguí entender en parte la escena que tenía ante mí. Diez personas sentadas en un extremo del vagón y un hombre solo en el otro extremo, por el que precisamente yo estaba entrando. El hombre era la causa de aquel olor nauseabundo, sin duda alguna. De pronto, la puerta se cerró tras de mí y quedé atrapado allí. Sin pensarlo dos veces, corrí hasta el otro lado donde suponía que aquel suplicio sería más llevadero. Al poco de llegar e intercambiar algunas miradas de incomprensión con los demás pasajeros me atreví a preguntar "¿pero es que nadie le dice nada?". Algunos negaron con la cabeza, otros ni me hicieron caso. Una mujer se aceró a mí y me aclaró todo a medio susurro, "es por su trabajo, ¿no lo reconoces?, es Pedro Duque, el astronauta".

La bala

He llevado quince años una bala en la cabeza y aquí me ven, sano como una manzana. Me casé con la bala en la cabeza, tuve dos hijos con la bala en la cabeza y me divorcié con la misma bala en la cabeza. Cuántas cosas he vivido desde aquel tiro, desde que el azar quiso que aquella bala se alojara en mi cabeza, ella, inquilina involuntaria, presa de mi cráneo; yo, casero sin beneficio, carcelero sin llave. Quince años. Y ahora la tengo en la mano, extraída hábilmente por un cirujano calvo de renombre, deformada, recién parida, sin llanto, y ya muerta. Si fuera un loco haría que me la volvieran a meter en el cuerpo, allí donde tanto tiempo ha descansado, en su casa, en mi cabeza dolorida, juntos para siempre. Si fuera un loco. El doctor dice que es normal. Es mucho tiempo. La bala ya formaba parte de mi, me dice. Yo eso ya lo sé pero me lo callo. Quince años. Y ahora cada día me guardo la bala en el bolsillo y rezo para que nunca se vaya de ahí.

Contra el Sol

Cariño, ¿dónde teníamos guardado el Rayo Destructor del Sol? ¿Estará en el trastero? Ah, sí, aquí está. A ver si funciona. Espera, sácame una cerveza fresquita del frigo. Eso, gracias. ¿La munición? ¿No? Espera, que bajo al chino a ver si tienen.

Ya, cariño. ¿Me ayudas? Eso, coloca la base ahí, ya está cargado. El ángulo es bueno, sí, mira en la pantalla, ves, en el centro aparece el Sol. El sistema corrige cualquier desviación, dicen las instrucciones. Qué buena idea tuvimos al comprar esto. La gente dice que la teletienda no sirve para nada pero en momentos como este se agradece que estén ahí. Bueno, cuando quieras. ¿Le das tú o le doy yo? Venga, dale. ¡Perfecto! Mmm. No pasa nada. A ver, aquí dice que el proyectil viajará a un tercio de la velocidad de la luz y que en 24 minutos alcanzará su objetivo. Mira, si hasta ponen una cuenta atrás y todo. Bueno, pues a esperar.

24 minutos después.

¡Toma! ¡El Sol a la mierda! Cariño, anda, enciende la luz, que no se ve nada. Sí, la factura de la luz se va a poner por las nubes pero ¿no notas ya el fresquito?

El último día

Hoy es el último día. No el último último, no os confundáis. Sólo es un último día como otros muchos que ha habido y que habrá, sin duda. Es el último de una época que se cierra, como las tapas de un libro, aunque siempre con la posibilidad de volverse a abrir más adelante, quién sabe. Cuando algo se acaba inmediantamente se lo empieza a echar de menos. Es inevitable. Por los buenos recuerdos, aunque también por los malos, que pronto se suavizan hasta convertirse en anécdotas dignas de ser contadas una y otra vez. Por la gente, sobre todo, protagonista de esos buenos recuerdos, por esos momentos que van dando forma al camino que se hace al andar, el andar de los demás acompasando el de uno mismo, el de uno mismo, paso a paso, con el de los demás. Hoy es el último día, decía. Mañana será el primero, y ya veremos qué tal se nos da.

Dudas

¿Dónde se irán las huellas que dejaste en la playa? Nadie ha visto a ninguna huella volver del fondo del mar. ¿Hay un Cielo donde corren de un lado para otro durante toda la eternidad? ¿Se cruzarán con las mías hasta desdibujarse, todas ellas, en un baile sin pasos definidos ni ritmos humanos? ¿Se reconocerán o darán vueltas, perdidas por siempre, ciegas, sordas? El mar se las lleva hasta el fondo que tanto miedo da, frío, oscuro, y allí qué puedes esperar que suceda sino algo malo. ¿Puede ser el infierno de las huellas tan frío que se quiebren los trazos que recuerdan a tus dedos? Pregúntale a la arena, aunque no te aseguro respuestas, pues su memoria va y viene con la marea.

Cambio de vida

La cola era larga como un día sin pan, y había de todo. Amas de casa en plena reconversión laboral, canteros hartos de picar piedra, abogados iluminados por una nueva fe, políticos derrotados, y jubilados con toda una vida por delante. Y yo, claro. Mi etiqueta estaba poco clara. Lo único que esperaba es que la asignación fuera mejor que la anterior, como siempre.

Cuando mi turno llegó pensaba en fútbol. Quizá eso influyó, no sé. La funcionaria me pidió los datos y los introdujo en su computadora. Tras unos segundos, el dispensador expulsó una tira con mi nombre y mi nuevo trabajo: utillero en un equipo de segunda regional. El hombre que había tras de mí miró por encima de mi hombro y sonrió con sorna al leer el resultado. Quizá para él era poca cosa, pero para mí era el premio gordo. Agradecí a la funcionaria el destino (realmente pensaba en la máquina que, basándose en no sé qué algoritmos matemáticos, había llegado a la conclusión de que ese sería el destino más adecuado a mi perfil laboral y vital) y salí por la puerta con unas ganas tremendas de celebrarlo.

Visión de futuro

Clavé el letrero luminoso en la puerta de mi nuevo negocio: una inmobiliaria. Donde trabajaba antes la cosa estaba bastante mal, pero aquí todo son posibilidades. Cuando me propusieron abrir la sucursal aquí tuve mis dudas, pero si uno lo piensa, es donde está el negocio: está algo frío pero al ver las fotos del satélite dan ganas de irse a vivir allí al momento.


Revisé los folletos antes del buzoneo. Todo estaba perfecto:

"Tierras gélidas formadas por la fuerza del hielo. Géiseres de hielo que hacen tan curiosa su superficie. Un vecindario tranquilo. Qué más se puede pedir. Y el metro cuadrado, por los suelos. Los colonos que vengan aquí lo harán como aquellos que dejaron todo por un futuro en América. Tierras vírgenes con todo por hacer."

Si mi padre pudiera ver esto esto lloraría de la emoción. Titán, por fin urbanizable.

¡Se ha caído Twitter durante 2 horas!


¿Y?


Bueno, dejemos la ironía y reflexionemos: a lo mejor esta caída de la web hasta ha servido para que algunos muchos se den cuenta de su adicción, como podemos ver en las declaraciones de un reciente enganchado a Twitter:

"Es que no sé vivir sin decirle a todo el mundo que voy a ir a hacer la compra y explicarles en menos de 140 caracteres todas las cosas que q"

"Todavía no sé escribir en tan poco espacio, a ver, pero si esto no funciona cómo sabrá la gente cada una de las mierdas que hago y yo lo que"

"Hacen los demás."

Bueno, este no se ha dado cuenta. Además, es bobo.

La cara tras la cruz

A la media hora el detective Granados estaba en casa con su traje gastado y sus preguntas inesperadas. ¿Le ha pasado alguna vez algo así? ¿Le duele algo? ¿Ha mezclado ginebra con whisky? ¿Cenó anoche algo de difícil digestión? Antes de que escupiese la quinta pregunta le dije que todo estaba bien, que se fuera a la comisaría que ya intentaría yo arreglar este embrollo.

Pero vayamos por partes. Resulta que ayer me levanté y no era yo. Lo sé porque en el espejo lucía una melena pistonuda y un tatuaje con un motivo que no me grabaría ni borracho: el perfil griego y seductor de ese gran hombre que es JM Aznar. Si no fuera por la recién descubierta melena, habría saltado por la ventana. Grité del susto y mi voz tampoco era la de siempre con lo que volví a asustarme y a gritar. Después de varios minutos con el nombre en la punta de la lengua conseguí recordar a qué me sonaba mi extraña voz: era como la del doblador de Morgan Freeman. De hecho me bajé de internet el guión de Cadena Perpetua y leí algunos párrafos de su papel y, efectivamente, la voz, clavadita, un calco de la del doblador ese. Entonces llamé a Granados, para nada, una pérdida de tiempo, como se ha visto en el párrafo anterior.

¿Qué podría haberme pasado? Después de pensar un rato, del café y del momento all-bran decidí contactar con el doblador de Morgan Freeman. Quizá él supiera algo. Llamé al 11888, pregunté por dobladores-Morgan Freeman y la señorita me dio el teléfono en un momento. Al principio el hombre este me atendió muy amablemente. Cuando se dio cuenta de que mi voz era como la suya se pilló un rebote increíble. Que me denunciaría por plagio vocal, creo que fue lo que dijo, sí, eso fue. Le aseguré que no pretendía quitarle el trabajo ni nada de eso, que sólo era por esto que me había pasado, pero no me creyó y colgó. Hostiaputa, dije con la voz de Morgan Freeman. Me arrepentí al momento. No le pegaba nada decir esas palabras a mi nueva voz. Entonces empecé a partirme de risa diciendo cosas como "copón", "ahora vas y lo cascas" o "cuñaaaaao". Qué risa, tú.

En fin. Que todo el día así, perdido, y al final me fui a la cama. Esta mañana me he asomado al espejo y todo seguía igual. A la mierda mi teoría de "la maldición de un día". A todo el mundo le ha pasado alguna vez: te levantas y durante todo el día da igual lo que hagas que la cagas o te cagan. Te levantas y no hay café, se ha jodido el termo y es pleno invierno, la grúa se ha llevado el coche, te deja tu novia por tu jefe que te acaba de echar a la calle por haber dejado embarazada de gemelos a su mujer... lo típico, vamos.

Después me he puesto a pensar y mira, qué carajo. Que me si quedo así para siempre, pues nada, qué remedio. Lo del tatuaje lo he arreglado esta mañana: he ido a que me hagan un apaño y punto: le han añadido un gorrito y ahora mi tatooAznar es el mismísimo Chaplin. El resto de los cambios una vez asimilados creo que han sido para mejor: con mi nuevo pelazo y la voz de Morgan Freeman seguro que ligo muchísimo más. Y nada más que por fastidiar, esta tarde me he ofrecido a las productoras españolas como doblador de Morgan Freeman, y mucho más barato que el gilipollas que lo hace ahora (hasta ahora, jeje).

Cosas del azar

Explotaron todos a la vez, cuando nunca había fallado ninguno. Son cosas de la técnica, que hace buenas migas con el azar y los picos de tensión. En unos segundos todo ardía. A las llamas yo las veía a cámara lenta, como en un vídeo musical en el que el grupo parece estar en medio de un concierto sin público, en una escena imposible de caos donde únicamente ellos transmiten orden. El olor a plástico quemado, a papel quemado, a cualquier cosa quemada, y el calor. Los gritos no eran míos. Yo permanecía calmo en medio de aquella escena cada vez más real. Esto es estar en shock, me dijeron después. Yo les dije que sí, que sí, que eso sería, pero si soy sincero simplemente me quedé parado viendo arder todo, porque sin duda fue la cosa más bonita que vi jamás.

S.O.S.

07/08/11 (creo) - Isla de los Últimos (el nombre es mío)
Después de dos meses aquí (creo)

Cuando el mundo se casi acabó quedamos en esta isla los que podemos ser los últimos seres humanos sobre la Tierra: Woody Allen, Migue, Paris Hilton, Chus, Carmen Calvo, Nati Abascal y un servidor. Se puede decir que esto es una mezla de Perdidos, Supervivientes y mi peor pesadilla (aclaración: mi peor pesadilla consiste en que creo que me despierto, oigo una música que viene de la calle, entonces me asomo y veo a Paris Hilton, Woody Allen y Nati Abascal vestidos de tunos, guitarra y bandurrias en ristre, cantando la tradicional tonadilla "Clavelitos" a las jodidas cuatro de la mañana). ¿Que cómo hemos acabado aquí esta mezcla improbable de personas y personajes...? No viene a cuento.

Al principio estuvimos muy unidos. Juntos ante la adversidad. Luego nos separamos por idiomas pero como Woody se cansó de la superficial conversación de Paris (perdonad que los llame por su nombre de pila, la confianza es lo que tiene) y Chus se hartó de hablar en gallego consigo misma, nos agrupamos por sexos. Esto consiguió mantenernos más o menos ocupados durante unas semanas. Migue, Woody y yo hablábamos de cine y literatura y las chicas de sus cosas. Ha sido la época más feliz en la isla pero, como todo, colapsó. Los culpables, lo admito, hemos sido Migue y yo. Y es que llegó un momento en que, parece mentira eh, nos hartamos de Woody y nos pusimos a hablar de fútbol (él es de Barça y yo del Madrid, lo que da para cientos de horas de conversación). El americano no pudo con esto y se fue a vivir a una cueva aparte. Al principio no nos importó demasiado pero las chicas, que por lo visto estaban llegando ya a acuerdos con los que seguir adelante con la especie humana y tal, nos dieron a entender que sin Woody faltaría variedad genética a la hora de reproducirnos (para mí que el interés venía porque él es el único famoso y les daba más morbo). Teníamos que hacerle volver al grupo. Después de discutirlo, me mandaron a mí como representante. En un minuto llegamos a un acuerdo: él se zumbaría a Paris el primero.

Viendo cómo estaba el asunto, las únicas en edad fértil son Chus y Paris. Nati y Carmen, tristes por no poder aportar hijos a la circunstancial y previsible última tribu humana se han ofrecido a ejercer de abuelas y a quedarse con los niños cuando los demás nos vayamos de vacaciones. En fin, es lo que hay, que les agradecemos las buenas intenciones y eso. Así es que, con las mismas, nos hemos puesto a preñar como conejos.

Y en eso estamos. Según nuestros cálculos, los de Paris, que resulta ser un hacha en estadística, en unos doscientos años llenaremos la isla de niños retrasados mentales (no quedará otra que cruzar hermanos con hermanas, primos con madres y lo que surja, y eso seguro que no acaba bien) que no tendrán recursos naturales para subsistir, ni técnicos, como hemos comprobado, para salir de la isla.

Espero que este mensaje llegue a alguien que haya tenido la suerte de sobrevivir en el continente en lugar de en esta isla de mierda y venga a salvarnos, o por lo menos a llevarse a Paris, que quiere imponer la moda del taparrabos en la isla y yo ya no tengo edad para esas tonterías.

M.