"De piedra en piedra", por Edwin K. Morris

"Hay que tener cuidado al andar si bajo tus pies el terreno pierde consistencia, se esconde bajo la hierba o simplemente no está pensado para un paseante confiado. Un montón de hojas puede esconder un agujero y éste a su vez un esguince; una piedra algo suelta, mojada, cubierta de musgo resbaladizo es una trampa mortal que no dudará en joderte la vida si no prestas la atención necesaria."

Así es "De piedra en piedra" desde la primera hasta la última página. El lector debe estar atento a cada giro, a cada vuelta de tuerca que Morris da con su prosa ágil y despiadada, porque una lectura confiada de esta obra puede dejar la boca seca y el corazón desmayado a más de uno.

Cuando Morris presentó su obra ante el exigente público del Ágora Presbiteriana de San Francisco, el silencio, un largo silencio, fue la primera respuesta de los críticos que allí se encontraban. Morris cerró el libro tras leer el primer capítulo y espero la reacción "con las manos sudadas y el aliento agarrotado", explicó años después en su autobiografía. Cuando parecía que tendría que salir protegido por la policía, las quinientas personas se levantaron a una y le brindaron una ovación jamás vista entre las regias paredes del Ágora.

Paradójicamente, veintidós años después, Morris perdía la vida dando un paseo por la colina que había detrás de su casa en Brenkingshire. Tropezó y se dio contra una losca por despistarse con la hipnotizante visión de una señora que hacía sus necesidades detrás de un abedul.

Elegía

Se ha ido para siempre.
Ya no está a mi lado, ya no ronronea cuando lo acaricio,
ya no gruñe cuando lo maltrato,
ya no está.

Se fue cuando yo no estaba.
Se fue sin decir adiós, sin decir nada.

Lo encontré donde siempre me esperaba,
callado,
con un silencio enfermo, frío, quieto.

Quise llorar y no pude. Corrí como si con mi ansia fuese el milagro,
como si con mis manos pudiera devolverle
la respiración,
la luz a sus ojos pequeños,
la vida, su extraña vida.

Se fue cuando yo no estaba.
Se fue sin decir adiós,
sin decir nada.

23/01/07 - Al día siguiente de perder mi PC.

Sueño-Poema con Profundidad (o Jondo)

Si entras en lo más profundo y oscuro de mi mismidad verás un pozo,
y dentro, al fondo, cuando el agua se hace fango y huele ya fatal, un boquete o agujero y un interruptor (que no tiene utilidad aparente).

Debajo del boquete (o agujero), hay una escalera de pintor (por las manchas, todavía frescas) y al final un ascensor que sólo baja (o sea, un descensor),
y que marca -1000 hasta 0, y si le das a -1000, pues allí te lleva

... bajando con un ligero traqueteo... (-350)

... bajando más con el mismo ligero traqueteo... (-750)

Y al llegar a la planta -1000 la puerta se abre (sola ella) y nada más salir hay un
to
bo
gán
que va
hacía lo más
profundo de aquello y suavemente acaba en una colchoneta algo apestosa.

Cuando tu vista se acostumbra a la luz de una vela moribunda, vislumbras tres puertas numeradas,
como en los concursos,
pero aquí da igual la que elijas, porque todas tienen el mismo destino,
seguir bajando por una rampa pegajoso-resbaladiza (como si estuviera bañada en mocos)
que te lleva, mil años después
al
final, a lo más
hondo, a una gran puerta oxidada que se cierra a tus espaldas y te deja en un lugar ni grande ni pequeño ni frío ni caliente, negro oscuro cegador como la boca del lobezno aún no parido, que huele a frigorífico y a vieja ("¿Hola? ¿Hay alguien?"), y maldices, pardillo de ti, por no haber pulsado aquel interruptor cuando pudiste.

Yo estaba allí

Las puertas no se cerraban. Lo vimos todos y no nos sorprendimos. Antes de hoy había sucedido mil veces y al final siempre acaban por cerrarse. Saber popular. Certezas heredadas de nuestros padres que algún día enseñaremos a nuestros hijos o, en su defecto, escribiremos en nuestras memorias. Pero esta vez no se cerraron. Éramos muchos y agobiados y apareció el conductor, más agobiado todavía. "Ejem, por motivos técnidos es necesario desalojar este tren." Y se quedó tan pancho.

Como manda el protocolo de rebaños y otras especies pastoreables, la mayoría de los presentes, con legañas en los ojos y prisas en los pies, salimos del vagon, de los vagones, hacia el andén, hacia una solución, llámenla taxi, llámenla me vuelvo a la cama y paso de todo. La sorpresa llegó cuando vimos que algunos no se iban. Muy al contrario se quedaban, que suena fatal pero así fue. Y como una voz coral se pusieron a gritar, cada uno en su tono, consignas revolucionarias, hastaloshuevismos y demás armas pataléticas con las que, admito, me abdujeron, y acabé por fundir mi voz con las suyas y grité hasta perderla.

Dos horas, dos. Y los seguratas nos pidieron, nos rogaron, nos exigieron, nos agarraron, tiraron y tiraron y al final nos sacaron, cabrones, perros pastores del sistema, putos ellos, ovejas negras nosotros, víctimas y entre risas y enfado nos rendimos. Qué otra cosa quedaba. Era el final cantado pero, joder, algo había que hacer.

Trece meses

Trece meses y las temidas convulsiones no han aparecido. ¿Será que soy inmune? Cuando te muerde el bicho venenoso ese del que tanto hablan, temes que tarde o temprano su mal te fría por dentro, retuerza tus vísceras y demás asquerosidades. Es un temor universal, no es sólo cosa mía. Han pasado trece meses y sigo vivo, os lo aseguro, y ni un sólo síntoma. No sé, esperaré a ver qué pasa.

Certezas

Cuando suena el teléfono y alguien te cuenta lo que sabías pero no tenías demasiado claro y ahora ya es certeza, hasta los segundos parecen acomodarse mejor dentro de sus minutos.
¡De Bari, FICHADO!

ELPAIS.COM MADRID 6/01/2061

Cuando parecía que la negociación entre tradicionalistas y neocostumbristas iba a romperse definitivamente, el acuerdo ha llegado. Minutos antes del cierre de esta edición, fuentes privilegiadas de reconocida solvencia han filtrado a ELPAÍS que al filo de la medianoche, en la sala de reuniones del hotel Ritz, los emisarios de ambos bandos han firmado el traspaso por 4.000 millones de euros por 500 temporadas de De Bari, el que será por muchos siglos el fichaje más caro de la historia.

El fichaje más caro de la historia
Según las citadas fuentes, De Bari, aconsejado por su agente, ha conseguido de los tradicionalistas un 20% más por el traspaso además de 100 temporadas que elevan el contrato milmillonario hasta cotas hasta ahora nunca vistas. Este acuerdo ha convertido a De Bari en el fichaje más caro de la historia, dejando muy atrás las cifras que mueven jugadores de fútbol o de la NBA en este tipo de traspasos.

"Ilusionado con el cambio"
Aunque su agente ha anunciado una la rueda de prensa de mañana, De Bari ha adelantado en exclusiva a nuestro medio estar "muy ilusionado con el cambio" así como que espera dar lo máximo a partir de ahora en su nuevo puesto.

Reacciones
Los neocostumbristas no han tardado en reaccionar al conocer la noticia y cientos de ellos han salido espontáneamente a la calle con pancartas en las que se podía leer, entre otras frases, "muerte al traidor" y "sabemos donde vives, cabrón". Los representantes de este grupo recurrirán el acuerdo al Tribunal de la ONU alegando incumplimiento de contrato y denunciarán a De Bari por daños morales.

Los tradicionalistas se han mostrado felices por la noticia, aunque un pequeño grupo de ultraconservadores ha amenazado con escindirse ya que, en palabras de su líder, Luis Pérez, "la tradición no acepta este tipo de modificaciones... ¡sería cambiar la historia!".

Por la parte que le toca, el Presidente de Coca-Cola ha advertido de que romperá el contrato con San Nicolás de Bari si éste elige un color que no sea el rojo para sus nuevos ropajes de Cuarto Rey Mago.

A pasarlo bien...

(Una cortinilla televisiva anuncia el "Mensaje de Año Nuevo del Lapero Mayor".)
(Una musiquilla chirriosa acompaña al mensaje.)

(Fundido a negro.)
(Fundido a blanco.)
(Desfundido a plano medio del Lapero Mayor que, en gallumbos, está medio tirao en un sofá rosa. Tras el sofá, una pared con un póster de Madonna de cuando Like a virgin. Lleva calcetines, el Lapero, y restos de mantequilla en el bigote.)

Lapero Mayor: Se acabó el año, sus celebraciones y si acaso colea alguna resaca. Con todo esto, desde este humilde blog, os deseo a todos un feliz año, si es que es eso lo que queréis... Que a lo mejor prefierís pasar calamidades, sufrir como plañideras y tal. Pero vamos, que yo tiro por lo práctico y supongo que la mayoría prefiere pasarlo bien. Así es que, insisto, nens, a disfrutar.

(El Lapero se queda mirando a cámara un rato, se levanta y se le ve una semierección matinal algo desilusionante.)

(Fundido a blanco.)
(Fundido a negro.)

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