Trece meses y las temidas convulsiones no han aparecido. ¿Será que soy inmune? Cuando te muerde el bicho venenoso ese del que tanto hablan, temes que tarde o temprano su mal te fría por dentro, retuerza tus vísceras y demás asquerosidades. Es un temor universal, no es sólo cosa mía. Han pasado trece meses y sigo vivo, os lo aseguro, y ni un sólo síntoma. No sé, esperaré a ver qué pasa.
2 comentarios:
Muérdela en el cuello, acaríciala, a ver si se desintegra o son verdad todos sus rizos.
No me atrevo... ¿y si mis labios se queman al rozar su piel? ¿y si me marca con llagas indelebles? ¿y si se evapora en volutas onduladas entre mis dedos? Es demasiado arriesgado. Contaré hasta infinitos millones y veremos qué pasa.
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