P.D.

No voy a entrar en detalles pero quien lea habitualmente este "lo que sea" que escribo (escribía) se habrá dado cuenta del parón de los últimos meses. No sé por qué ha sido, no lo he analizado y no soy de los que pierden el tiempo con ese tipo de ralladuras mentales. Se ha ido, ya no tengo ideas, no hay lapos, estoy seco, no me interesa o no lo necesito, no me apetece temporal o definitivamente... ni idea. Simplemente veo que lo que antes era una costumbre, no sé si necesidad, ahora ya no lo es. Quizá me hago viejo, o mi cabeza ya no es lo que era. Quizá la imaginación ha emigrado a tierras más fértiles, la musa me ha sido infiel con otro, o se ha perdido en el camino a comprar tabaco...

La cosa es que ya no hay lapos que escupir. Los acabé todos o ellos acabaron conmigo y ahora están de fiesta celebrándolo. Si vuelven, volveré. Y si no, peor para ellos, que yo sigo con lo mío, que no es nada realmente.

Un saludo (ante todo, educación),
que puede ser un adiós o un hasta pronto o un ya si eso...
y gracias por todo.

Marco.

Laporrevolución

He dejado los lapos reposar. Sólo un tiempo, para que se asienten y ver si se merecen estar, perdurar incluso. Y no. No lo creo. El juego ha terminado. Los lapos son el pasado y allí se quedarán.

Se viene una laporrevolución.

El lapo 1001

He esperado unos días para escribir este lapo por una razón muy sencilla: quería esperar al momento adecuado... pero no ha llegado. O solo a medias porque este es el primer lapo escrito desde un teléfono móvil y eso, quieras o no, hace que el lapo salga más... masticado.

Quiero dar las gracias a todos los que me habéis aguantado todos estos años aunque algunos se hayan perdido la mega fiesta (sobró mucha bebida; tengo reservas hasta año nuevo).

También a los que no han leído ni uno sólo de ellos (lo sé, es perder el tiempo, pero que no se diga que soy un tío desagradecido).

En fin, no sé si volveré a lapear de nuevo pero, si es así... por aquí me veréis.

Lapo Mental 1.000

"Tampoco son tantos, que la gente es muy exagerá... 
Son más los años, esos sí que pesan."

Okr, 04-04-2012

Prólogo o Epílogo

Muchos años después de dejar la ciudad, a su gente, de irse con lo puesto, de empezar de cero, de tratar de olvidar, dio con lo que había estado buscando, y fue por una casualidad, como casi todo lo importante en la vida. En el café en el que siempre desayunaba, en la mesa que ya consideraba suya y que amablemente le guardaban por respeto a sus canas y a su fidelidad, esperaba el hombre de las grandes cejas y cara estirada. Lo reconoció al instante a pesar de los más de treinta años que habían transcurrido desde su último encuentro.

-Pensé que no vendrías -dijo el viejo de cara alargada invitándole con un gesto a sentarse a la mesa. No ha sido fácil encontrarte, pero aquí estamos, por fin.

-Yo también te he estado buscando. Durante todos estos años pensé que trabajas de esconderte de mí. Mis amigos me pidieron que dejara de intentarlo pero yo no me rendí. Al final has sido tú quien ha dado conmigo. ¿Cómo has sabido...?

-Me encontré con tu hermana, de casualidad, en Benidorm. Ella me contó todo... Es verdad que al principio no quería verte, Epi, pero luego simplemente fue la vida, que me fue llevando de lugar en lugar y supongo que hizo más difícil este encuentro. Pero siempre te he tenido presente. Eso lo sabes.

Durante unos segundos los amigos se miraron, buscando el momento apropiado para hacerse preguntas más incómodas. Blas estaba más sereno. Estaba preparado para este momento. A Epi le había llegado por sorpresa y todavía le costaba hacerse a la idea de que se había reencontrado con su mejor amigo.

-Esto... ¿qué fue de tu vida? -se arrancó Blas.- Supongo que formarías una familia...

-No no. Siempre he sido muy solitario. -Epi encontró las palabras con dificultad-. No he encontrado a la persona... adecuada. ¿Y tú?

-Me casé. -respondió con urgencia-. Ella murió hace unos años. Cáncer. No tuvimos hijos pero fuimos muy felices.

-Vaya, lo siento... -Epi cambió el gesto bruscamente- Que muriera, me refiero a eso.

-No importa, ya está superado.

El camarero apareció para interrumpir la conversación y traer el desayuno habitual de Epi, café, zumo de naranja y tostadas, y el café doble que había pedido Blas. Ambos aprovecharon para hacer uso de sus azucarillos y saborear el momento de silencio. Fue Blas quien dio el siguiente paso:

-Tenemos que hablar de muchas cosas, ponernos al día... Si quieres damos un paseo por el parque, pero no hay prisa. Hace dos semanas que me mudé a la ciudad. Vivo por aquí cerca y podremos desayunar y hablar siempre que queramos.
-¿Vives aquí? ¿Dos semanas? Entonces... -Blas no dejó a su amigo acabar la frase.
-Sí... hasta hoy no me he atrevido a contactar contigo. Se me hacía difícil.
-No lo ha sido tanto, ¿verdad? -Epi ensayó una de sus características sonrisas de oreja a oreja.
-No, no lo ha sido tanto... ¿desayunamos y nos vamos al parque entonces?
-De acuerdo, Blas.
-Genial, Epi.


Lapo Mental 999

Si el 1.000 acaba siendo el último (todo puede ser), este sería el penúltimo y por ello merece un respeto. La gente es muy de números redondos y siempre se olvida de sus hermanos no tan redondos. El 999, si lo pensáis, es incluso más bello. Tres nueves son estéticamente más completos que un uno y tres ceros. Pensadlo un poco (no demasiado, tampoco es para hacer una tesis). ¿No tengo razón?

999 hermanas salieron de la colmena, enfadadas instintivamente, que es un enfado mucho más desbocado que el racional, listas para dejarse la vida en la defensa de su mundo y de su reina. 999 amarinegras hermanas que agitaron sus alas transparentes y que se abalanzaron sobre el enorme ser que, torpemente, se había metido donde no le llamaban y así se había ganado la venganza de tan extensa y bien avenida familia. Mientras las 999 hermanas se dejaban la vida, mártires olvidadas en el mismo momento de su muerte, la número 1.000, la gorda y aristocrática madre, huía con su harén en busca de un lugar más seguro, exudando miedo, pensando en el fondo de su minúsculo cerebro que muy pronto tendría que traer al mundo otro casi millar de hermanas para sustituir a las sacrificadas.

Lapo Mental 1.000 is coming

Mañana es el día. Estoy hasta nervioso. Si miro por la ventana todo me parece igual pero sé que no es así. El Lapo Mental 1.000 is coming. Me pregunto cómo será. Uno nunca sabe qué decidirán los dedos teclear. Puede que sea un simple punto y coma... ¡espero que no! Pero es algo tan incontrolable... los lapos llegan como llegan, inesperadamente y con formas amorfas la mayoría de las veces, livianos, pesados, densos como ellos solos o inocentes, vacíos, sosos... es tan difícil saberlo. Admito que me sentiría fatal si un lapo tan esperado llegara sin pan debajo del brazo, que fuera uno más, indistinguible del resto, sin personalidad, pero no debería de sorprenderme si sale así. No depende de mí. Yo sólo soy un médium, un intermediario entre el cielo de los lapos y este blog, y de allí van cayendo, revelados. Como instrumento no puedo pedirme más de lo que puedo dar pero sí que puedo sufrir las consecuencias. Los lapos no siempre me gustan y cuando sale uno de esos me deja muy mal sabor de boca. El Lapo Mental 1.000 is coming y no sabemos si lo amaremos o lo odiaremos, o si simplemente nos dejará indiferentes.

27

Tenía toda la casa para él. Sus padres se habían ido hace pocos días de viaje. Ya era hora. Ahora podía estar a sus anchas, quizá para no hacer nada, pero sin nadie que le importunara. Hoy era su cumpleaños, el número 27. Pero no iba a quedarse solo finalmente. La fiesta llegó casi sola. Los amigos que sabían fueron llegando espontáneamente. Fue una acumulación de visitas improvisadas que se fueron quedando, trayendo algo de beber, de comer, de música... el café de las 5 se convirtió en la cerveza de las 8, en la copa de las 10, en charla, risas, algún baile improvisado, más risas, gente en la terraza, frente al televisor jugando a la consola, con buena música de fondo, hasta las tantas...

Golpes

Golpes que parecen aleatorios. Se podría pensar que es morse, que piden ayuda, un Save Our Souls, quizá. Para mí son sólo golpes aleatorios. Tras los golpes los temblores, y luego unos minutos de paz. Sigo en la oscuridad en la que me dejaron hace cuánto, dos días, tres, puede ser. Huele a madera mojada, a sal concentrada pero no llega el ruido de las olas, ni su frío. El hambre todavía no es soportable. Vuelven los golpes, igual de aleatorios, diferentes. Cruje la puerta, y tras un rayo de luz que se cuela se oyen unos pasos.

Influjo y reflujo

No es la primera vez que lapeo sobre la Semana Santa, y no será la última, imagino. Estos día ejercen sobre mí un influjo místico que no tiene explicación racional y que provocan en mí efectos devastadores. Este influjo, que para muchos es algo positivo, inspirador, lisérgico y hasta astral a mí me produce un efecto claramente negativo.

Si a toda acción le viene inmediatamente una reacción, a un influjo místico le acompaña como efecto, en mi caso, un reflujo gástrico, que se puede presentar simplemente como Malestar Alérgico-Estomacal o llegar a Vomitera Pagana-Hereje. En cualquiera de los casos, es una putada, y es mucho menos llevadero que el lloriqueo de ojos y moqueo producidos por la alergia al polen o que incluso una operación a corazón abierto sin anestesia.

En estos días salir a la calle, que se puede considerar deporte extremo para la mayoría de los mortales, para mí es simplemente un acto suicida. Por suerte, tengo cosas que hacer en casa, planes para la inminente celebración lapística, limpiar los baños, etc. Aguantaré el chaparrón de cera y saetas con las persianas cerradas y unos buenos tapones en los oídos. Así sea.

Invitación para el Lapo Mental 1.000

Todo aquel que lea estas palabras está invitado a la celebración del Lapo Mental 1.000 coincidente con el Octavo Aniversario de los Lapos Mentales, ya es casualidad, que tendrá lugar el próximo 4 de abril de 2012 en la casa de cada uno, o donde a cada uno le plazca.

La elección del lugar ha sido difícil. Al principio pensé en juntaros a todos en mi casa pero inmediatamente deseché esa idea: demasiado espacio para los cuatro gatos que vendrán. Así es que es mejor que cada uno se monte la fiesta a su manera y donde esté. Más a medida imposible.

Los actos comenzarán a las 09.00 del día 4 de abril y terminarán cuando a cada uno le dé la gana. Que por qué pongo una hora de comienzo si va a ser una celebración individal (Self-Service Celebration). No sé, la verdad, por sincronizarnos, aunque sea. Será esa hora lo que nos una, y poco más.

Dichos actos, después de muchas discusiones con la Comisión de Festejos, la Subcomisión de Actos Organizados y la Subcomisión de Actos Espontáneos, quedan como sigue:

1. Acto de Apertura (09.00).
2. Que cada uno haga lo que quiera.
3. Que cada uno realice el Acto de Clausura cuando le venga en gana, pero en orden, que no queremos que luego digan que somos unos vándalos.
4. Limpiar lo que se haya ensuciado.
5. Escribir la Memoria de los Actos.
6. Hacer Balance de Gastos, que luego uno pone el dinero y el resto se escaquea.
7. Construir el Museo del Lapo (en un lugar apartado porque así sale más barato el alquiler).
8. Realizar Seminarios sobre los Lapos Mentales, Conferencias y Mesas Redondas (la forma es lo de menos).
9. Elevar a la Unión Europea y a la UNESCO la solicitud de que los Lapos Mentales sean designados Bien Inmaterial de la Humanidad y elegir el 4 de abril como el Día Universal del Lapo Mental.
10. Irse a dormir, que ya es tarde y no veas que día de juergaza hemos tenido hoy.

Aquel que no venga (en sentido figurado) él se lo pierde, que estoy va a ser muy grande.

Retroavances

Después de la Gran Catástrofe Energética de 2013 y de los efectos en las comunicaciones de las llamaradas solares de 2014, el mundo civilizado, que andaba cada vez más sometido por la aparentemente cómoda tecnología, dio un salto temporal de veinte años hacia el pasado. No fue un salto temporal en sentido literal, aclaro. Los móviles dejaron de funcionar, las comunicaciones se interrumpieron y tras recuperarse bajaron en calidad y fiabilidad y volvimos a esa época protointernáutica de los años 90, cuando el teléfono fijo era el rey e internet servía para bien poco, ahora más por los precios energéticos que por la calidad del servicio, todo sea dicho. Casi nadie podía permitirse tener adsl en casa y los móviles habían muerto. Mucha gente respiró aliviada. Millones de personas acudieron al psicólogo. Algunas decenas de miles se quitaron la vida.

Tras unos meses de caos, la gente comenzó a ajustarse. Sus cerebros comenzaron a olvidar sus hábitos tecnológicos y ya no fue tan raro tener que volver a usar las cabinas telefónicas, a llamar antes de salir de casa, a escribir cartas en lugar de emails, a imprimir las fotos en lugar de compartirlas al instante por el móvil...

El ser humano es muy adaptable y si no que se lo digan a Jaime Alguersuari.

Vacaciones

Maleta, coche, operación salida, atasco, música para entretener, mierda me dejé el cepillo de dientes, ocho horas con parada para mear, comer rápido y seguir, un loco al volante, un camión de esos que llevan aspas de molinos, atasco, peajes y más peajes, nubes grises, lluvia, lluvia, lluvia, lluvia. Ya estamos en Galicia.

Huelga General


Me dicen que en mi empresa, entre los compañeros, "no está bien visto que se haga huelga". No es la primera vez que oigo algo así en lo que llevo en el mundo laboral, pero siempre me sorprende. Intento pensar que quien lo ve mal es el dueño, o sus directivos, y no el resto de trabajadores, que optan por no hacerla y seguir trabajando hoy. Prefiero pensar bien de ellos aunque en el fondo confieso que para mí no está bien visto que ellos no secunden la huelga que se convoca para defender los derechos laborales de todos (también de ellos, aclaro, por si las dudas).

Reflexionando, y quitando a aquellos que están de acuerdo con la reforma, que los hay, pienso que hay muchos que no hacen huelga por miedo a las represalias (lo entiendo), por no perder dinero (lo entiendo, pero menos, ya que la reforma supondrá un coste mucho mayor y hay que intentar ver el medio-largo plazo), por queda bien ante los jefes (me repugna, pero sé que hay casos así), porque no creen que una huelga cambie algo (cambia, el poder siempre teme a la calle) o, y hay más casos de los que se puede pensar, por indiferencia-ignorancia-irresponsabilidad. Como veis, no todos son iguales, cada uno tiene sus razones, pero los efectos son los mismos: menos gente protestando, menos presión, más sumisión a las reformas, un porcentaje de personas que trabaja y que los que gobiernan interpretarán convenientemente como "si fueron a trabajar es que están de acuerdo con lo que hacemos", y seguirán en la misma línea.

No sé si la huelga tendrá más o menos fuerza, si los efectos serán mayores, menores o nulos, si en el trabajo me mirarán mal cuando vuelva mañana o me tendrán menos en cuenta, no lo sé. Lo que sí sé es que es la única manera que tengo de expresar que no estoy de acuerdo con la mayor parte de la reforma laboral que nos han impuesto, que no me gusta que recorten derechos conseguidos con el trabajo de muchos durante mucho tiempo, que creo que abaratar el despido no es la solución y que con los años muchos de los que no se han levantado contra esto hoy se arrepentirán de no haberlo hecho cuando sientan en sus propias carnes las nuevas y disminuidas condiciones laborales.

Mi visión del Infierno

Desde hace milenios, los creativos religiosos (por aquel entonces no se llamaban así pero así se entiende mejor) fueron detallando cómo es el Infierno, cada uno a su manera. Según la religión que miremos, el infierno es de una y otra forma, incluso puede no existir. Cada uno se ha inventado (les ha sido revelado, dicen) el Infierno a su manera, al gusto, con sus ingredientes favoritos... como las pizzas.

Yo no he tenido ninguna revelación, os adelanto. A mí las cosas me llegan de pronto y sin origen conocido. Admito que como receptor de información divina soy un fraude. Creo que eso me hace ser infinitamente más sincero/cuerdo que el resto de los que dicen ser profetas. Partiendo de esta confesión, voy a enumerar mi concepto de Infierno, lo que encontraré allí cuando vaya (quizá mi Infierno sea así y el vuestro de otra manera, a saber, que no sé si habrá presupuesto suficiente para que cada uno se lo monte como quiera o tiran de plantillas prediseñadas).

Empiezo.

En el Infierno no hay internet.

Fin.

Portabilidad

Después de 12 años en la misma compañía de teléfono móvil (antes Airtel, ahora Vodafone) he decidido cambiar. Ya sé que es algo habitual hoy día pero yo soy una persona de costumbres: siempre duermo en el mismo lado de la cama, siempre ronco y cuando cambiaron la Fórmula 1 de cadena dejé de verla porque no llevo bien los cambios. Ahora, tras muchas dudas, he solicitado cambiar a otra compañía (no voy a decir cuál es pero es Yoigo).

Pensé que sería más sencillo. Rellené los datos en su página web y esperé sentado. Dos horas después la pantalla seguía ofreciéndome los mismos datos y mi móvil, medio roto, seguía siendo de Vodafone. Entonces llamé al teléfono de atención al cliente de Yoigo, que por suerte es gratuito, y ocho minutos después una señorita me atendió y me aclaró que la portabilidad no es tan rápida como yo creía. Primero tenía que recibir un sms en el que se me pediría que enviara por correo electrónico varios documentos escaneados y luego tendría que esperar unos días. Aunque dos días después el sms no había llegado (probé a encender y apagar el móvil por si se había quedado bloqueado, pero nada) envié el correo electrónico con los documentos adjuntos a la dirección que la señorita me había indicado para tal efecto. Luego esperé sentado. Dos horas después mi móvil seguía siendo de Vodafone y nadie me había mandado un sms o un correo en respuesta a mi solicitud o a los documentos enviados. ¿Es así de complicado? ¿Tendré que esperar muchas más horas? La espera es difícil de sobrellevar. Los ojos se me están cansando de mirar la pantalla. A veces apago y enciendo el móvil por si se ha bloqueado (falla bastante) y mi sms está ahí esperando. Refresco la bandeja de entrada del correo. Y nada.

He pensado en llamar a Yoigo otra vez. Quizá me atienda la misma señorita que antes. Probablemente no, y no recuerdo su nombre, así es que no puedo pedir que me pasen con ella. Claro que a lo mejor eso ni siquiera es posible hacerlo. Si me está leyendo tal señorita o alguien que trabaje en Yoigo, por favor, soy el que ha pedido la portabilidad por la web y sigo esperando, ¿me recuerdan? El que llamó ayer, ese soy yo. Gracias. Sigo esperando sentado.