V: la batalla final

Esta mañana, como cada finde, he echao un rato viendo la tele, y allí estaba "V", esa serie mítica llena de reptiles y hombreras. Y claro, no he podido evitar preguntarme por la carrera profesional de los actoreres. ¿Qué ha sido de Diana, la mala malísima, o de Donovan? Pues, al contrario de lo que pensaba, ambos han seguido siendo actores. Han hecho mucha mierda, han salido en series como Falcon Crest o Se ha escrito un crimen, y siguen en activo.

De esta serie, "V", los que triunfaron, relativamente, claro, fueron Robert Englund, Willy en la serie, que pasó a ser el mítico Freddy Krugger, y un personaje secundario en la serie , el actor Lane Smith, que recordaréis como el director del periódico donde trabajaban Lois y Clark en la serie de Teri Hatcher.

Y lo más fuerte, nenes, agarraos... es que el mismo creador de "V" está en pleno rodaje de una miniserie: "V: The Second Generation", en la que Donovan (Marc Singer) y Willy (Robert Englund) son los protas. ¡¡Los bichos verdes vuelven veinte años después!!

Futuros

Tendemos a pensar en el futuro como algo tecnológicamente avanzado, un mundo sin enfermedades, donde vivimos cientos de años, navegamos entre las estrellas y siempre hay aparcamiento disponible allá donde vayamos. La perfección es a lo que queremos llegar y el paso del tiempo se nos antoja como el camino natural hacia ese clímax evolutivo. Guapos, altos, fuertes, sanos, inteligentes y bla bla bla.

Otros, los más agoreros, ven un futuro apocalíptico. Las guerras, los experimentos científicos descontrolados, la inercia autodestructiva del hombre, etc. llevan al mundo al caos, a la anarquía, a una regresión que nos obliga a movernos por impulsos de supervivencia, a guiarnos por nuestros instintos animales.

En resumen, que cada uno ve el futuro a su manera, y nadie sabe cómo será realmente. Bueno... nadie no. Yo lo sé, y no es por tirarme el pegote, que lo sé y de muy buena tinta. El futuro no será ese mundo evolucionado, pacífico e interestelar. Tampoco un desierto en el que los hombres matarán por conseguir unas latas de atún o de gasolina. Nada de eso. El futuro será como el presente pero mucho más caro.

Fin de año 2008: Bélgica

Se me ha ocurrido que un fin de año belga no estaría nada mal: unos días por Bruselas, Gante y Brujas, unas campanadas, turismo sin líos (las tres ciudades están a tiro de piedra unas de otras) y un comienzo de año en francés, por cambiar de acento. No sé, no me parece mala idea. Veremos.

Puertas

Frente a él, tres puertas. Como en un concurso (en su memoria Joaquín Prats y Maira Gómez Kent asoman la cabeza por el quicio de su cerebro, sonrisa en mano) ha de elegir una de las tres. Eso es lo que debe hacer, elegir una. Y no sé si seguir por este camino. No son cosas de dentro que no deban ser contadas. No ni de cerca íntimas. Me refiero a lo de las puertas. Porque se puede pensar que, no sé, hablo de opciones vitales, de oportunidades perdidas, de futuros paralelos, del azar, del destino, del libre albedrío, de los quiero y no puedo, de los puedo y no quiero... y no sé. Quizá no deba seguir hablando de las puertas, aunque realmente sólo quiera decir que él, frente a tres puertas, sentía el deber de elegir una. Y nada más. Simplemente eso. Elegir una de las tres. Sin dobleces, sin metáforas, sin reflejos psicológicos ni deslices autobiográficos. Sólo él y sus tres puertas, y su elección. Porque él no soy yo. No son mis puertas, si así queda más claro. Sólo quería decir que él debe elegir una y no tiene ni putas ganas.

Mi experiencia con los jerbos

jerbo.

(Del ingl. jerboa, y este del ár. clás. yarbū‘).

1. m. Mamífero roedor norteafricano, del tamaño de una rata, con pelaje leonado por encima y blanco por debajo, miembros anteriores muy cortos, y excesivamente largos los posteriores, por lo cual, aunque de ordinario camina sobre las cuatro patas, salta mucho y con rapidez. La cola es de doble longitud que el cuerpo y termina en un grueso mechón de pelos.


¿Alguna vez habéis tenido mascota? Yo sí. Cuatro jerbos. Se llamaban Tachín, Homer, Meconio y Siete, y los cuatro murieron por mi culpa.

Al principio tenía a Tachín y a Homer. Eran, parecían, felices. Corrían de un lado para otro dentro de su enoooorme jaula. De vez en cuando los dejaba sueltos para que corretearan por casa. Ese fue mi primer error. Al ir a cogerlo, no sé qué pasó... Tachín corría y yo detrás de él. De repente él estaba debajo de mi gran bota y su pequeño cráneo hacía 'crac'. El ruido de su muerte. Crac. Grité y grité, y cuando dejer de gritar estaba en la calle. Había corrido varias calles desde casa, sin mirar atrás.

Durante las siguientes semanas Homer estuvo solito en la jaula. Para él ya nada era lo mismo. Estaba triste y yo lo notaba. Para solucionarlo me hice con otros jerbos (sí, así es, son Meconio y Siete). Serían la compañía perfecta para Homer, pensé. Ese fue mi segundo error. A los pocos días noté que los jerbos no se llevaban bien. Y más concretamente los nuevos con el anfitrión. Y lo noté porque al pobre Homer los otros dos le zurraban sin compasión. Pensé que alguna solución habría. Pensé y pensé, y pensé de más, porque una mañana allí estaba el pequeño Homer, acribillado a bocados, sangrante y ya muerto.

Así es que ya solo me quedaban Meconio y Siete. Durante un tiempo todo fue bien. Muerto Homer, los dos jerbos matones se lo pasaron en grande. Se llevaban bien y disfrutaban de la vida como sólo sabe hacerlo un jerbo. Por aquel entonces yo pintaba y tenía la casa llena de lienzos. De estos lienzos salían una especie de pelusas gordas, pequeñas madejas de lienzo que los jerbos utilizaban para jugar, las usaban como almohadas y eso, y yo, claro, les dejaba esas madejas en la jaula. Ese fue mi tercer error. Una mañana busqué a Meconio en la jaula. Como no lo veía, supuse que estaba bajo algún trozo de lienzo. Y así era. Bajo una madeja de lienzo, tieso como la mojama, yacía asfixiado Meconio.

Ya sólo quedaba Siete. Fue el superviviente durante mucho tiempo. Llegué a verle canas en los bigotes. Sí, Siete aguantó mucho, mucho, hasta que me fui de viaje y lo dejé en su jaula, no sin comida, claro. Allí le preparé suculentas provisiones. Frutos secos, manzana... de todo un poco, suficiente para aguantar unos días, pensé. Ese fue mi cuarto error. Cuando volví del viaje Siete todavía vivía. Estaba esquelético, pero vivía. Corriendo lo llevé al veterinario, muy cerca de casa. Estaba deshidratado, me dijo. En ese preciso momento a Siete le dio un infarto. El doctor intentó reanimarlo con el dedo, masajeando el diminuto pecho del jerbo (¡vamos, Siete, aguanta!). Fue inútil.

Como comprenderéis, después de esta experiencia durante mucho tiempo tener máscota no ha estado entre mis prioridades vitales pero el otro día vi en una tienda unas tortugas muy monas y no sé... me lo estoy pensando. Ya os contaré si tal.


Lapo basado en hechos reales.

Dedicado a E.

El momento

Salió del autobús harto de kilómetros, harto de aguantar a sus compañeros, desconocidos, semiviejunos, que durante tres horas no habían cesado en su parloteo bajuno, de voces chillonas y chistes verduscos y facilones. Salió con hambre, con sueño, y en el bar le pusieron un café bien caliente y un bollo. Quedaban otras tres horas de viaje y aquello le parecía un miniinfierno. En un momento, algo le hizo girar la cabeza, sin razón aparente, y los vio sentados en una mesa, hablando, comiendo. Eran conocidos, no del bus, de su tierra. Amigos de su hermano. Se acercó a ellos adelantando mentalmente la sorpresa que les produciría, y así fue. Ella lo reconoció al momento y de su boca abierta por la sorpresa salió un "¿lo sabe tu hermano?" El comentario fue suficiente para hacerle deducir que él, su hermano, también estaba allí. Ella lo señaló, a su espalda. Y allí estaba, viendo la tele, alegrándose por el último punto del tenista español que le hacía pasar a la final. Con el café en la mano, se acercó a su hermano y le sacó de aquel embelesamiento tenístico, tocándole el hombro, preguntando por el resultado, también buscando la sorpresa que no hacía falta buscar, porque su cara lo dijo todo.

El encuentro fue extraño, especial, inesperado para ambos. Uno bajaba en autobús desde Madrid a Málaga. El otro en coche desde Burdeos camino de Almería. El azar los había reunido allí, y ya es mucho azar el que hace falta para que se dé algo así. Quince minutos después de aquel momento, el bus salía de nuevo hacia su destino. En el bar de carretera quedaba, todavía con la sorpresa en los ojos, el hermano que en breve cogería el coche de vuelta a casa.

Olimpiadas: gimnasia artística

Y qué decir de la gimnasia artística... ¿No se os ocurre nada? ¿De verdad alguien se cree que eso es deporte? Es un baile a lo Fama, son malabares circenses con sonrisas tiesas por los nervios, gags graciosos a veces cuando a alguna se le cae la pelota en la cabeza, se asfixia con su propio hula-hop o le saca un ojo a alguna compañera al lanzarle el palito con flecos. Y poco más. Bonito, puede, deportivo, ni de coña. Otra cosa sería si el equipo de las bolas sumara puntos por descalabrar al de los aros, o si el aro tuviera que ser colocado exactamente y mediante un preciso lanzamiento en las rajas de los culos de las del equipo de los palitos con flecos... no sé, quizá entonces lo entendería. Así es que en la EDR, a la gimnasia artística le doy un: 11 (ya sé que imaginabais que la EDR era sobre 10... pero es que esta disciplina olímpica se merece mucho más, matrícula de honor cum laude).

Lapo mental 300

Y para celebrar el lapo 300 en este blog googlelero, el chiste más simplista del año:


-¿Sabéis que Queen y Take That se juntan para dar un concierto?
-Ah, pues no.
-Claro, la gira se va a llamar...
-¿?
-¡¡Te da cuíiiiiiiiiiiiiiiin!!

Aventura en kayak

Luego todo se puso un poco más... mojado.

Olimpiadas: deportes ex-olímpicos

Efectivamente, amigos, hoy os voy a hablar de deportes que una vez fueron olímpicos y alguien decidió, acertadamente o no, que salieran de la lista de deportes en los que se compite en unas Olimpiadas. Porque el mundo olímpico no fue siempre igual. Ya sabréis que el béisbol va a desaparecer próximamente de esta competición, por ejemplo. Pues bien, otros deportes cayeron en también en el olvido.

En 1900, cágate, el críquet, el cróquet, el golf y el polo fueron olímpicos. Ya sabéis... el críquet es ese que se parece al béisbol (habría que decirlo al revés, supongo) y el cróquet es al que jugaba la reina de corazones en Alicia en el País de las Maravillas, algo así como un pre-golf. La verdad es que el primero algo de deporte tiene... el segundo estaría más cerca de ser incluido en las "gerontolimpiadas" junto a la petanca, el mus y el dominó. El golf y el polo, deportes de pijos, dejaron de ser olímpicos pronto y pasaron a ser modelos de coche (broma fácil, lo sé).

Uno muy curioso estuvo también en un par de Olimpiadas: el lacrosse. Es un deporte que se practica en pocos sitios, sobre todo en USA. Lo habréis visto en alguna peli yanqui. Es un juego de equipo en el que la pelota se lleva en una especie de cazamariposas y hay que hacer gol en la portería contraria. Es raro de cojones y supongo que lo quitarían por ser menos internacional que el chotis.

Uno que me sorprende por no estar desde 1924 es el rugby. Fútbol, balonmano, voleybol, baloncesto... y el rugby no, puf, no sé, habría que verlo.

Para el final he dejado dos que me han resultado curiosos nada más leer sus nombres: jeu de paume y tug of war. ¿Vaya flipe no? El primero es un antecedente del tenis y de la pelota vasca. Era algo así como el tenis pero sin raqueta. La pelota se golpeaba con la mano, a pelo. Y se golpea, porque después de dejar de jugarse en Francia, se ha seguido practicando en USA, UK y Australia. Y ahora agarraos... el tug of war... es... el puto juego de la cuerda, el tira y afloja, ese en el que dos grupos de personas tiran de una cuerda, cada uno desde un extremo hasta que el pañuelo que hay atado enmedio de la cuerda pasa de una raya lo que da a un equipo vencedor. Y lo más fuerte es que la TWIF organiza cada dos años campeonatos mundiales... Mirad la página esta.

En fin, que la cosa ha cambiado y sigue cambiando, y siempre ha habido y habrá deportes ridículos en las Olimpiadas. Yo os tendré al tanto de lo que vaya viendo por ahí en futuros lapos. Corto y Cierro.

Olimpiadas: lanzamiento de objetos

Martillo, jabailina, disco, canica gorda de metal... en fin, supongo que ya sabéis de qué voy a hablar hoy en este lapo...

En la larga lista de deportes olímpicos es costumbre incluir aquellos que consisten en: "¡tío, a ver quien tira esto más lejos!" Son deportes que han estado en las Olimpiadas desde que empezaron, me atrevo a decir, y quizá por eso a nadie se le ocurre quitarlos, borrarlos, e-li-mi-nar-los de la lista de deportes considerados olímpicos. ¡Sería una blasfemia siquiera pensar en dejarlos a un lado, por Júpiter! Al fin y al cabo son los que representan más fielmente el famoso lema "más lejos, más fuerte, más rápido, más musculoso, más dopado y más lo que sea, etc, etc, etc."

Quitarlos... no, y no porque no me gustara, sino porque es prácticamente imposible... pero sí que se podrían actualizar... darles un toque más... mmm, siglo 21, ¿no? No sé, quizá lanzar otro tipo de objetos: lanzamiento de piano, de bola de papel, de piedra botando (pin pin pin pin, como si lo estuviera viendo) por la superficie azulada del agua del mar, un poner, de moneda (en las categorías de Euro, Dolar, Yuan...), de escupitajo, de avioncitos de papel... en fin, no sé, darle una vuelta de tuerca a las Olimpiadas (en otra ocasión os hablaré de cómo el terrorismo puede tener también su lado deportivo).

Aunque igualmente, hagamos lo que hagamos, y digan lo que digan, sigue siendo ridículo competir por lanzar cosas y ver quién "alenja" más ("mira, tío, te gano por un metro y pico: ¡medalla de oooooro para mí!").

Y por ello, en la EDR, el lanzamiento de objetos tiene un: 8,5.

Olimpiadas: salto sincronizado

Este deporte, el salto sincronizado, tiene su miga. Dos personas, no tienen por qué ser gemelas, saltan desde una altura considerable haciendo piruetas muy monas hasta caer en una piscina. Gana la pareja que lo haga más... igual, esto es, que no se premia la originalidad, sino lo bien que copias a tu compañero. Sería algo así como hacer la sombra: uno salta, el otro igual, uno da un giro, el otro igual, uno se desloma contra el agua porque le ha dao un infarto mientras caía, el otro igual... Este deporte, que no digo yo que no sea complicado, lo que no le quita ni pizca de riduculez, está al nivel de la ya mencionada esgrima, y sólo por debajo de la competición de aguantar la respiración debajo del agua a ver quien aguanta más en la EDR (Escala de Deportes Ridículos).

EDR: 9,5

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A todo esto, de fondo se oye a una tía repelente que no para de criticar tal o cual gesto de los saltadores, que si ha puesto la oreja mal, que si la coleta le hace contrapeso, que si la huevada de uno pesa más que la del otro y rompe la belleza del ejercicio... Esta tía es como el Uribarri del salto y demás deportes ridículos (patinaje, gimnasia...) de las Olimpiadas. La comentarista está siempre ahí, desde que se inventaron los Juegos, fardando de lo mucho que sabe sobre giros, piruetas, saltos mortales, tipos de flotadores, bermudas de colores y sombrillas de playa. Un coñazo de mujer.

Olimpiadas: baloncesto

Y llegan los de la NBA para estropearlo todo y hacer ver que los demás equipos deberían jugar en las paraolimpiadas. En mi opinión, es algo de mal gusto... digo, repito, que es de mal gusto hacer ver al otro lo muy inferior que es, y es lo que hace el equipo de baloncesto norteamericano USACircus Team. Y encima no les pitan los pasos chungos yanquis no vaya a ser que se enfade Bush, de cuerpo presente, y mande tropas, bombas y demás apechusques de combate al país del árbitro de turno y la líe, porque éste es capaz de cualquier cosa. Otra cosa, ya por último: ¿de verdad piensan los musculitos yanquis que nos creemos que no se dopan? Ahora es cuando caéis en que los que hacen los análisis también tienen países que pueden ser arrasados por las hordas de USA. ¿Paranoico yo? Qué va... es que cuando algo es tan increíble sólo puede haber razones increíbles para explicarlo.

Olimpiadas: la esgrima

Esgrima: dos personas (no sé si hombres o mujeres, van tapados, quizá para que sus amigos no los reconozcan) vestidas de blanco pretenden darse con una espadita anoréxica con la punta redonda (véase: tijeras de puta roma, toros con astas limadas, eunucos, farsa) con la fuerza necesaria para que el sensor que lleva el "arma" transmita la señal por un cable que a los "contendientes" les sale misteriosamente de la espalda (véase: cirujía neurológica, cyborgs, descargas eléctricas, títeres) hasta el aparato que lleva el conteo de puntos. Si hay suerte y realización decide poner el toque a cámara lenta, podremos ver el contacto de las espadas de juguete con los trajes de ninja albino de los "deportistas". Si no, sólo se oyen "clics, clics" y el ruidito del punto. La gente aplaude cuando uno hace punto, pero no sé si realmente saben por qué lo hacen.

Puntos EDR (Escala de Deporte Ridículo): 9.

Olimpiadas: horario chino

Los chinos, como individuos, me merecen todo el respeto del mundo, y eso sin conocerlos uno a uno. Sólo conozco a algún chino por el trato chino-cliente, ya sea en restaurante o todo a 100, nada más, pero los respeto. Ahora, si hablamos de su horario, me toca los huevos sobremanera. ¿Existen unas Olimpiadas que sólo pueden ver ellos? Si tenemos en cuenta la cantidad de chinos que pueden verlas, podría decirse que sí, que existen. Un gran porcentaje de la población mundial verá estos Juegos. Cierto. Sí. De acuerdo. Pero serán todos chinos, o vecinos de los chinos, y esto de reunir a gente de todo el mundo para que compita no tiene sentido si sólo algunos países participantes pueden disfrutar de tal acontecimiento. ¿O acaso pretenden que yo le diga a mi jefe que me duermo en el trabajo porque me levanto a las tres de la mañana para apoyar los colores patrios con mi imprescindible presencia ante el televisor? ¿Quzá pretende el COI y sus amigos chinos que mi empresa me haga trabajar por la tarde para que yo pueda estar al pie del cañón, gritando cada una de las victorias españolas y llorando las derrotas, como buen ciudadano? Porque mi jefe, lo sé, ni me perdonará el mínimo desfallecimiento en el trabajo ni se rendirá ante mis súplicas para que me permita entrar más tarde a trabajar... no, no lo hará, porque hacero, y yo lo entiendo también así, sería admitir que quien decidió que China sea el país organizador de las Olimpiadas tiene razón, que es admisible que esto pase, que no importa que los Juegos sucedan mientras la mayor parte del mundo civilizado duerme o trabaja. Mi jefe no cederá, ni yo le pediré que lo haga. Y los dos odiamos en silencio el puto horario chino.

Hoy le compré un colador a una china en una tienda. Ella me sonrió. Yo le devolví la sonrisa, claro, porque ella no tiene la culpa, pero joder...

Olimpiadas: Inauguración

De verdad que yo pensaba que el momento final, el encendido del pebetero, iba a terminar con el salto simultáneo de los mil y pico millones de chinos y la consiguiente desviación orbital terrestre... ¡eso sí que habría sido una ceremonia espectacular!

¿Casualidad?

El otro día me puse a ver una peli que hace años me dejó un buen sabor de boca, "Smoke". Es una peli de Paul Auster, el escritor y blablablá. Y qué, diréis. Pues bien, no sé si recordáis que días atrás me había encontrado a John Locke, el de "Perdidos", (al actor que hace de él, en realidad) en "Rocketeer"... Pues eso, que días después me salta en "Smoke" otro de los actores de la ya mítica serie. En esta peli todavía era un chaval y hacía de hijo de Forrest Whitaker, que ya es toda una pista, claro, jejeje. Es Michael, claro... y bueno, nada, eso, que me lo encontré, y empiezo a pensar que esto es algo más que casualidad, que me iré encontrando con películas, series, sin planearlo, en las que aparecerán actores de la serie y me iré rayando más y más, porque vamos, una vale, dos... también, pero como vea a otro actor de estos en otra peli viejuna... ¡echaré la primitiva con los numeritos mágicos de la serie!

Síndrome

Suena el despertador a las 7 y algo se me retuerce por dentro. Me visto sin despertar del todo. De vuelta de vacaciones todo parece irreal. El trabajo, mi habitación, la calle... hasta la ropa que me pongo parece que no fuera mía. Me arrastro hasta el trabajo y allí todo el mundo me mira como si todo fuese normal. Y yo pongo gesto de incomprensión. ¿Es que no ven que estoy pero no estoy? ¿No se sienten como una mayonesa que no termina de montarse? Qué va, si incluso sonríen. Me preguntan por mis vacaciones y yo no sé qué decir. Hace dos días estaba a cientos de kilómetros de aquí... y ahora, puf. Supongo que será cuestión de días que todo vuelva a la normalidad. Hasta que llegue ese momento habrá que joderse, concluyo.