Se me ha ocurrido que un fin de año belga no estaría nada mal: unos días por Bruselas, Gante y Brujas, unas campanadas, turismo sin líos (las tres ciudades están a tiro de piedra unas de otras) y un comienzo de año en francés, por cambiar de acento. No sé, no me parece mala idea. Veremos.
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