La cara tras la cruz

A la media hora el detective Granados estaba en casa con su traje gastado y sus preguntas inesperadas. ¿Le ha pasado alguna vez algo así? ¿Le duele algo? ¿Ha mezclado ginebra con whisky? ¿Cenó anoche algo de difícil digestión? Antes de que escupiese la quinta pregunta le dije que todo estaba bien, que se fuera a la comisaría que ya intentaría yo arreglar este embrollo.

Pero vayamos por partes. Resulta que ayer me levanté y no era yo. Lo sé porque en el espejo lucía una melena pistonuda y un tatuaje con un motivo que no me grabaría ni borracho: el perfil griego y seductor de ese gran hombre que es JM Aznar. Si no fuera por la recién descubierta melena, habría saltado por la ventana. Grité del susto y mi voz tampoco era la de siempre con lo que volví a asustarme y a gritar. Después de varios minutos con el nombre en la punta de la lengua conseguí recordar a qué me sonaba mi extraña voz: era como la del doblador de Morgan Freeman. De hecho me bajé de internet el guión de Cadena Perpetua y leí algunos párrafos de su papel y, efectivamente, la voz, clavadita, un calco de la del doblador ese. Entonces llamé a Granados, para nada, una pérdida de tiempo, como se ha visto en el párrafo anterior.

¿Qué podría haberme pasado? Después de pensar un rato, del café y del momento all-bran decidí contactar con el doblador de Morgan Freeman. Quizá él supiera algo. Llamé al 11888, pregunté por dobladores-Morgan Freeman y la señorita me dio el teléfono en un momento. Al principio el hombre este me atendió muy amablemente. Cuando se dio cuenta de que mi voz era como la suya se pilló un rebote increíble. Que me denunciaría por plagio vocal, creo que fue lo que dijo, sí, eso fue. Le aseguré que no pretendía quitarle el trabajo ni nada de eso, que sólo era por esto que me había pasado, pero no me creyó y colgó. Hostiaputa, dije con la voz de Morgan Freeman. Me arrepentí al momento. No le pegaba nada decir esas palabras a mi nueva voz. Entonces empecé a partirme de risa diciendo cosas como "copón", "ahora vas y lo cascas" o "cuñaaaaao". Qué risa, tú.

En fin. Que todo el día así, perdido, y al final me fui a la cama. Esta mañana me he asomado al espejo y todo seguía igual. A la mierda mi teoría de "la maldición de un día". A todo el mundo le ha pasado alguna vez: te levantas y durante todo el día da igual lo que hagas que la cagas o te cagan. Te levantas y no hay café, se ha jodido el termo y es pleno invierno, la grúa se ha llevado el coche, te deja tu novia por tu jefe que te acaba de echar a la calle por haber dejado embarazada de gemelos a su mujer... lo típico, vamos.

Después me he puesto a pensar y mira, qué carajo. Que me si quedo así para siempre, pues nada, qué remedio. Lo del tatuaje lo he arreglado esta mañana: he ido a que me hagan un apaño y punto: le han añadido un gorrito y ahora mi tatooAznar es el mismísimo Chaplin. El resto de los cambios una vez asimilados creo que han sido para mejor: con mi nuevo pelazo y la voz de Morgan Freeman seguro que ligo muchísimo más. Y nada más que por fastidiar, esta tarde me he ofrecido a las productoras españolas como doblador de Morgan Freeman, y mucho más barato que el gilipollas que lo hace ahora (hasta ahora, jeje).

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