Descolgándose

Alobada anda aquella mujer de labios hinchados a medias por la cirugía y a medias por el amor mal entendido. Te mira como si fueras un recuerdo, sin saber si estás allí o no, sin saber, quizá, si ha despertado ya o si sólo está grogui y todos los demás somos duendecillos lisérgicos haciendo una sentada. Se mueve a ratos, los ojos... los ojos están ahí por estar, que si por ellos fuera quizá se habrían ido por ahí, a ver mundos reales. Quiere hablar, me dicen, lo intenta y sólo baba le sale. Mejor así, porque no soportaría ponerle banda sonora a esa película mala. Luego, durante un momento, parece más ella, se entretiene mirando, reconociendo, y luego se vuelve a ir. Y yo me quedo al otro lado de su sueño, y espero.

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