El '''simplismo''' es una corriente filosófica nacida en España a finales del s. XX. El simplismo cuenta principalmente con una escuela de pensamiento, la ''Escuela de Almería'', que nació como un fenómeno de tipo psicológico y filosófico muy enraizado en el humor, la ironía y, claro está, el simplismo propiamente dicho.
El Simplismo defiende el pensamiento de que todas las personas poseen una esencia simple debajo de toda la edificación de complejidad que las envuelve, teoría que muchos filósofos contemporáneos no han tardado en criticar por su analogía con las tesis neocartesianas y freudianas.
A diferencia de otros movimientos anteriores y coetáneos, el Simplismo es, como su denominación indica, bastante simple. Por ello son escasas y difíciles de encontrar todas sus manifestaciones escritas o artísticas, y es en el marco del comportamiento de las personas e interacción entre ellas en la vida social donde más fácilmente se pueden percibir.
No obstante, esa es la cara más compleja del Simplismo. Existen unos pilares o axiomas que permiten entenderlo en su esencia y ayudan a comprenderlo en sus manifestaciones más complejas, y de los que se hará mención en el siguiente párrafo. No obstante, es necesario saber que las manifestaciones simplistas más complejas que se pueden encontrar en el marco social son realmente simples por lo que en última instancia son simples, ya que de ser complejas el Simplismo tendría aspectos complejos y dejaría de sostenerse en lo simple, por lo que no tendria sentido su existencia.
El axioma principal del Simplismo es el siguiente: "Todo es simple". A partir de ahí, el simplismo propugna la importancia tanto conceptual y psicológica como humorística de los conceptos y entes esencialmente "simples". La más básica manifestación simplista se encuentra pues en las palabras, por ejemplo: "bola", "animal", "satánico", "tráiler", "infernal", "motosierra", "brutal", "piedra", "misil", "tanque", "losco" o formas compuestas como "tanque a reacción", "comida sangrienta" o "pedrolo animal".
También es conocido el empleo de algunos términos anglosajones que demuestran el vanguardismo e interculturalidad del fenómeno. Algunos de estos términos son, por ejemplo: "booster", "destroyer", "subwoofer" o el sufijo "tronic". Hallamos asimismo cultismos simplistas, esto es, formas compuestas que demuestran el dinamismo simplista, tales como: "turbo-booster", "mega-tronic" o "multi-destroyer". La heterogeneidad idiomática en la forma compuesta "destroyer total" o los famosos estilos musicales "Brutal Death Americano (B.D.A.)" y "Gregorian Satanic Metal" son exponentes indiscutibles de la interdisciplinariedad y permeabilidad del simplismo.
Estos conceptos -y sus implicaciones y derivaciones humorísticas- evocan no tanto la violencia que parecen reflejar sino una simpleza conceptual y básica que según los simplistas está detrás de la mayoría de las construcciones intelectuales del ser humano, incluidos el arte, la filosofía o la ciencia.
Así pues, la esencialidad de lo simple enraíza directamente con los principios más básicos del arte y el humor. Pero aparte de su importancia como "ladrillos básicos" del pensamiento humano, los pensamientos simples o "simplismos" poseen un efecto evocador y catártico muy beneficioso, según los simplistas, para cuerpo y alma. Suele provocar un descojone desinhibido y absolutamente incontrolable, que aparte de que mola mogollón, libera cuerpo y mente, a los que somete a una renovadora catarsis.
En definitiva, la aplicación del simplismo en la vida diaria no solo hace ver el mundo de diferente forma, de una manera más directa, clara y fundamental, sino que también beneficia al ser humano y contribuye a su plenitud moral y espiritual. Entronca así con las corrientes filosóficas orientales como el islamismo o el budismo, que pretenden no sólo aportar al ser humano conocimiento, sino también bienestar.
Los mayores exponentes de la escuela simplista de pensamiento de Almería son Ignacio Sola (ingeniero, Alicante, 1978) y Miguel Marqués (traductor, Sevilla, 1978). Acólitos y representantes de la fusión del simplismo con el surrealismo son Marco Antonio García, (periodista y escritor, Almería, 1976) y su hermano Miguel (Almería, 1980). Francisco Díaz Pardo (ingeniero y político en ciernes, Orihuela, 1976) hace una interesante revisión de simplismo, política, y economía de actualidad. Por su parte, Carlos Marqués (Almería, 1983) y Pablo García (Almería, año 19XX), representan las jóvenes generaciones del simplismo más puntero y vanguardista.
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