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Hace siete años dormía en la cama de Fran. Él no estaba y me la había dejado mientras pasaba unos días por ahí. Yo no conocía a Fran, pero él me dejó su cama. Cosas que pasan. Allí estuve un mes, mi primer julio en Madrid. Los recuerdos que me quedan de entonces están bañados en sudor. En mi memoria aquel fue y será el verano más caluroso de mi vida. El calor de los cambios se sumó al de esta ciudad-horno y juntos me atontaron durante un tiempo. Fue un mes de adaptación que se prolongó durante el resto del año. Un mes para buscar trabajo, casa y algo más que no sabía que era. Fue un julio extraño e importante. Encontré gente, recuperé gente, quizá perdí gente. De esos días todavía conservo un llavero sin llave y algunas gotas de sudor. Y no sé qué ha sido de Fran.

1 comentario:

Abril Pérez dijo...

Gracias por estas aqui.