Permanecimos horas, parecieron días, ocultos en aquel agujero, incluso después de que el ruido se alejara. Sólo cuando dejamos de temblar, cuando el miedo relajó un poco su presión, me atreví a levantar la tela que nos había servido de improvisado camuflaje.
Afuera era ya de noche y no parecía haber nadie en aquel recinto. Del exterior llegaban algunos ruidos que no logramos descifrar. El segundo de abordo dio la alarma cuando sus sistemas detectaron vida en la superficie central del lugar. Siguiendo sus indicaciones descubrimos una extensa capa orgánica. Cuando los análisis determinaron que no era inteligente ni peligrosa nos sentimos mucho más seguros. Tomamos muestras para un estudio posterior y mandé a dos exploradores para buscar la manera de salir de allí. El lugar tenía forma rectangular y estaba lleno de pequeños tronos. En uno de los laterales había un letrero iluminado con un texto en lengua nativa. Aquel sitio me recordó a nuestro senado, pero más pequeño. Allí cabrían unos cincuenta mil seres. Deduje que estábamos en un planeta regido por un sistema de gobierno popular, parecido al nuestro, por lo que podría ser factible una comunicación inteligente. Quizá hasta podrían ayudarnos a encontrar nuestra nave. Los sistemas de localización estaban fallando y teletransportarnos a un lugar sin referencias había sido la única opción antes del accidente. Los exploradores encontraron varias puertas que daban al exterior, cerradas pero no con demasiada seguridad. Reuní a todo el grupo y nos dirigimos en formación hacia una de las salidas. El segundo de abordo señaló el texto iluminado. Lo había olvidado. Copiamos el mensaje, "Spain 1 - Germany 0", por si pudiera servirnos más adelante, y nos fuimos de allí.
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