Todos descalzos
un día de julio por Madrid,
andando por el asfalto de la Gran Vía,
a mediodía,
y ni una nube.
Si cierras los ojos puedes oír
los alaridos de la gente que,
dando pequeños saltitos,
trata de no quedarse pegada
al suelo.
Sería algo así, pero este es mi infierno, claro.
El vuestro, a saber.
1 comentario:
muaks
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