Terapia

Salieri tiene lo suyo pero no hay que alarmarse. Tras una vida de fraude literario, polémicas y alguna que otra pelea en el baño de un bar, ha roto con todo, incluso consigo mismo. Se fue a vivir a una cueva a meditar y tanto meditó que el cerebro le dio la vuelta. Volvió a la ciudad con ganas de cambiar su vida pero todavía no sabe en qué dirección.

Salieri, el polémico escritor, lleva unas semanas yendo a terapia. La doctora Sara H. Rínquez trata de entrar en la mente de nuestro amigo utilizando todo su arsenal de técnicas comeollísticas aprendidas en la facul de la uni a la que fue después del insti, que no sé cuál es.

Tercera sesión
La consulta es agradable. Iluminada lo justo. Salieri está medio arramblado en un sofá. Observa los zapatos de la doctora, sentada enfrente. Son azules y tienen un lazo en el empeine. Le recuerdan al Mago de Oz. La doctora, rubia, cincuenta medios, sujeta una libreta y una pluma. Tras unos segundos en los que no pasa nada (una mosca, pero los deja indiferentes), la doctora comienza a trabajar.

Dra. S.H.R.: ¿Qué tal ha ido la semana? (La doctora espera atenta la respuesta. Salieri sigue mirando los zapatos azules hasta que decide responder.)

Salieri: Yo diría que bien... bien. Normal.

Dra. S.H.R.: ¿Sí? (La doctora tuerce el gesto.)

Salieri: Parece que no me cree... Si le digo que bien, es que bien. (Salieri parece molesto.)

Dra. S.H.R.: Ya, pero a ver, comprenda que no lo crea. Hace dos días me llamó desesperado, gritando (mira la libreta y lee) "corra, corra, escóndase, ya están aquí, vienen a por mí y luego se la llevarán a usted". Salieri, tiene usted que comprender que si le di mi teléfono personal fue para llamadas urgentes, no para desvaríos que usted sabe que no van a ningún sitio. ¿Eso es normal para usted? (Salieri se queda callado, vuelve a mirar los zapatos azules de la doctora.) ¿Puede responder a la pregunta? (Salieri levanta la mirada.)

Salieri: Doctora, me temo que no vamos a poder seguir con esta terapia...

Dra. S.H.R.: ¿Por qué razón? ¿Es porque le pregunto por su llamada? ¿Le incomoda? Vino a mí para que le ayudara con su situación pero no se deja ayudar. Al contrario, evita responder a mis preguntas, cambia de tema cuando le molesta la cuestión que estamos tratando... ¿No se da cuenta de que está impidiendo conscientemente que le pueda ayudar? Salieri, dígame... ¿por qué precisamente ahora que estamos empezando a ver dónde empezó todo, por qué justo ahora decide que no va a seguir viniendo a la consulta? Por favor, sea sincero... (La doctora mira intensamente a Salieri, quien vuelve la mirada hacia los zapatos azules.)

Salieri: No, si no me refería a... Es que me estoy cagando vivo, doctora, se ve que algo me ha sentado regular... ¿puedo usar su baño... tiene ventana? Es que creo que va a oler, sabe.

1 comentario:

JuanRa Diablo dijo...

¡Qué bueno! El triunfo del cuerpo sobre la mente en este caso.

Y creo que va a oler, ¿sabe? XDD

Un saludo