Mi vecino tiene un perro de pega. Si te acercas a su casa ves una loseta de "Cuidado con el perro" pegada en el murete que rodea su finca con un dibujo muy artístico de un perro amenazante, de dientes enormes, y si te esperas un rato te acercas a su casa oyes unos potentes ladridos. Para cualquier profano en el tema esto significa que hay un perro. Pero no. Ya os lo he dicho, el perro es de pega. ¿Y cómo sé yo esto? ¿Acaso la madre naturaleza me ha dado un don extraordinario que me proporciona el conocimiento absoluto sobre todas las cosas, o al menos sobre las referidas a mis vecinos y sus perros? No, en absoluto. Es simplemente que no tengo nada que hacer por las mañanas y me he puesto a investigar. (Ya sabéis que la huida del aburrimiento ha sido y es la causa de los descubrimientos más importantes que ha hecho la humanidad desde que supo que con el fuego podía quemar bosques y disfrutar con ello.)
Pista número 1: Nunca he visto al perro. Ni yo ni nadie que conozca.
Pista número 2: El ladrido y sus posteriores repeticiones llegan exactamente 25 segundos después de que un servidor se sitúa delante del portal de entrada a la finca. Esta prueba ha sido repetida en 15 ocasiones y en las 15 el tiempo ha sido el mismo: 25 segundos, cronometrados con mi reloj Casio con calculadora.
Pista número 3: ¿De verdad hace falta una pista número 3? ¡El jodido perro del vecino es de pega!
2 comentarios:
No me convences.
Hay perros extremadamente tímidos que no se dejan ver y que se deciden a ladrar tras pensárselo unos 25 segs.
Mira que eres mal pensado...
Tienes razón... habrá que seguir investigando.
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