A veces hablo del tiempo. Me gusta hablar del tiempo, del atmosférico. Y no es por rellenar, es que es un tema importante para mí. Si llueve me quedo en casa, y si hace sol a veces me permito salir un rato a la calle. Tampoco demasiado. El sol a veces puede joder tanto como el agua.
Esta mañana me ha llovido a traición. El corto trayecto que va de casa al proveedor de pan del pueblo se me ha hecho eterno. De ser un poco menos corto habría necesitado barca y remos para llegar a casa. Vamos, que me he mojado, y bien.
La Naturaleza tiene formas muy sencillas de joderte la mañana sin recurrir a escupirte lava encima. Es sutil cuando quiere. Con un chaparrón espontáneo puede ser suficiente para ella. De sobra para mí.
La gata en la ventana disfruta del sol que ahora mismo intenta quemarme la mano izquierda. La gente no entiende que llegadas estas horas cierre las cortinas, que evite el sol. Pero si es genial, tan cálido, revitalizante, y bla bla, me dicen. Mierdas. Si no cierro la cortina, dentro de un rato mi mano izquierda arderá y el olor a carne quemada no me dejará seguir escribiendo.
No estoy hecho para el sol, ni para la lluvia. No es este mi mundo, concluyo así, de mala manera.
1 comentario:
Hablas así porque no eres lagartija ni caracol.
La gata en la ventana probablemente disienta también.
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