Yo nunca sueño, así es que lo que recordé anoche mientras dormía fueron imágenes de otra vida, escenas más o menos bien rodadas de una vida que deduzco mía y anterior, supongo, ya que si esto es poco creíble menos lo sería si la vida recordada fuera de otro, o mía futura. Total, que me he levantado con el corazón en un puño y en el otro mi despertador con forma de caimán (o cocodrilo, no lo tengo muy claro). Entonces todas las escenas me han venido de golpe, frescas, con sensaciones a punto de caramelo agarradas como sanguijuelas a mis poros.
Escena 1: Me he visto en una casa que no era la mía, y esto lo sé porque yo odio las cortinas y allí había cortinas por todas partes, con bordados de abuela y todo. Entonces ha entrado un mayordomo con una bandeja y sobre ella un cartón de vino abierto. Me lo ha ofrecido y yo, la verdad es que no tenía ganas de nada, he aceptado por educación. Luego el tío ese se ha convertido en palomo y ha salido por la ventana. He pensado que quizá tenía prisa y me he bebido el vino, que sabía a mocos.
Escena 2: Después mucha gente me gritaba apuntando con el dedo detrás de mí. Eran miles. Todos histéricos señalando a mi espalda, y yo no los entendía. Cuando he querido mirar lo que la turba me indicaba me he encontrado con el mayordomo de la Escena 1, desnudo él, y con una gaita bajo el sobaco. Le he dicho que ya y se ha puesto a tocar "Si vas pa la mar pa la mar, si vas pa la mar" con mucho estilo.
Escena 3: Estaba en una casa sin espejos y yo buscaba uno para verme la cara pero no había, ya lo he dicho, y me empecé a agobiar porque no sabía si yo era yo u otra persona o cosa o qué. Corrí por un pasillo hasta la puerta de salida y tras ella estaba yo jugando a las canicas con Miguel de la Cuadra Salcedo, y me he dicho "¿juegas con nosotros?" y como no tenía canicas para jugar me he puesto muy nervioso. Miguel de la Cuadra me ha mirado con inquina, y yo cómo le digo que no tengo canicas. He mirado a mi otro yo como pidiéndole ayuda (no se me ha ocurrido hablar), él/yo me ha/he dado una canica pero al cogerla pesaba tanto que la he soltado de golpe.
Y me he despertado, pero no es un sueño, porque esta tarde he ido a una vidente y me ha dicho que tengo filtraciones de otras vidas y que como me descuide me van a dejar tonto y no voy a saber ni quién soy. Siguiendo su nada barato consejo, esta noche dormiré en la cocina, junto al cubo de la basura (lleno), me taparé con una manta previamente empapada en gasolina y salpimentada y leeré una y otra vez en voz alta hasta dormirme las Cantigas de Santa María; y ya mañana os cuento qué tal.
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