Gadafi, el jubilado

Gadafi salió de la jaima con la intención de dar un simple paseo por aquellas tierras libias tan suyas. Ya era mayor, aunque no quisiera admitirlo, y pronto le llegaría el momento de jubilarse. Eso era algo que le venía preocupando desde hacía bastante tiempo. Era una persona activa y no se imaginaba sin nada que hacer. Sus amigos jubilados se pasaban el día en casa viendo la tele, cuidando de sus nietos y paseando por el parque, algo que no entraba en la cabeza de Gadafi. Él quería acción, por muy jubilado que fuera a estar, y nadie iba a impedir que siguiera dando caña.

A los pocos meses, Gadafi se jubiló y puso en marcha su plan. Se apunto a los viajes del Imserso magrebí, donde coincidió con sus colegas Mubarak y Ben Alí. Gracias a sus precios asequibles, conoció lugares como Al-Denia y Al-Lloret de Mar, e hizo muchos amigos. Entre viaje y viaje, Gadafi se apuntó a cantidad de cursos: de cocina española, de macramé, de marquetería y, el mejor de todos, de bailes de salón, donde descubrió su talento natural para la bachata y el pasodoble. Todo eran buenas noticias para Gadafi. Amigos, viajes, cursos... un no parar que lo mantenía lleno de vitalidad. Pero no todo podía ser felicidad.

Un día, mientras paseaba por su jardín privado, un hombre con la cara tapada saltó delante de él desde un arbusto y le pegó un tiro mortal en la cabeza. "¿Qué hemos hecho los jubilados para merecer esto?" fue su último pensamiento antes de estirar la pata.

1 comentario:

JuanRa Diablo dijo...

Un jubilado tan activo solo podía ocasionar un Al-tercado.
Pobre Gadafi!