Soy una señora gorda con pamela y me he equivocado de lugar o de ropa. Voy vestida como para la boda de Kate y William pero estoy sentada en la grada de la pista central de Roland Garros. Ahora mismo hay dos señores jugando y parece muy emocionante. Golpean una pelota amarilla y la gente aplaude. Uno va de rojo y el otro de blanco. Un señor a mi derecha me explica que uno se llama Feodor y el otro Nole o Nolen, no sé muy bien. En resumen, el que gane llegará a la final, que es el objetivo, o no, luego allí tiene que jugar con otro jugador, uno español o mejicano y el que gane ese partido, ahora sí, será el campeón.
La verdad es que no sé lo que hago aquí pudiendo estar jugando al cinquillo con mis amigas, pero a lo tonto me he ido aficionando al juego este. Aunque no entiendo muy bien en qué consiste no puedo evitar gritar con el resto del público cada vez que uno u otro gana su punto. Es irracional, lo sé, pero aquí sigo, esperando que uno u otro terminen ganando, la gente se vaya de aquí y yo con ella, a casa, si averiguo cómo llegar desde aquí.
2 comentarios:
Ah, entonces cuando se habla del espíritu de Roland Garros, ¿se están refiriendo a esta señora gorda de la pamela?
Ella misma, como te lo estoy diciendo...
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