Por mucho orden que ponga siempre se me cuela una dosis de caos que acaba por dominarlo todo. Qué trascendente te has puesto, oye. No, es que estoy ordenando mi habitación y no hay por donde cogerla. Ordeno en un lado y el caos se desplaza hacia el otro, como cuando soplas el polvo y limpias aquí para ensuciar allí. He tenido que rendirme y admitir que lo único que puedo hacer es mover el caos de sitio, para que no esté cómodo del todo. Qué menos.
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