Lapo mental 23

Ayer fue mi cumpleaños. No es algo de lo que me enorgullezca; ni requiere de mis conocimientos, ni de mi esfuerzo ni de mi interés. Es un acto pasivo (?), un dejarse hacer por el paso del tiempo, que es eso invisible que te arranca el pelo, te carga de lorzas, embota tu mente y te acerca poco a poco al destino (o fosa) común que el demiurgo nos tiene reservado a (casi) todos (yo soy inmortal).

Cumplir es siempre desagradable. No me creo a aquellos que disfrutan, sobre todo pasadas ciertas edades, con esa confirmación rutinaria de la irrefrenable oxidación (putrefacción) del ser humano... no, no cuela. Es una putada. Ayer me tocó convertir en pasado mi año 28 de vida, que puedo resumir en: seis meses de paro (felicidad, relax, aburrimiento), unas navidades geniales (amigos, juergas, buen rollo), un curro "nuevo" (en gassssss natural) y otro nuevo (corrigiendo a los demás)... fin. Eso es todo, bueno, no, hay una parte codificada, como en el plus, que pasa a oscuras y en compañía y que dejo para mis memorias.

Ahora empieza el año 29, número feo que no sé qué clase de suerte me traerá...

No hay comentarios: