Después de unos días (semanas o meses) tirado en una esquina, armario o bajo la cama, el ordenador va a la basura. Si eres una persona concienciada con el medio ambiente, lo llevas a un punto limpio. Si no, como es nuestro caso, hijo, lo tiramos a un contenedor normal y tan panchos. Entonces el ordenador tiene varios posibles destinos. Si se ha portado bien, será reciclado y sus componentes pasarán a formar parte de otros aparatos y objetos. Es una especie de reencarnación. ¿Reencarna...? Calla hijo y atiende. Y si se ha portado mal irá al infierno, pero antes tendrá su particular pre-infierno en la Tierra: pasará un tiempo tirado en vertederos de basura situados normalmente en países africanos, contaminará lo que esté en su mano y entonces su espíritu (también llamado espírisoft o soulware) irá al infierno a pasar el resto de la eternidad. Allí normalmente se dedican a hacer lo mismo que hacían en vida: sufrirán sus sistemas operativos y ayudarán a torturar a los humanos que han acabado allí por ser malos cuando todavía vivían. Además, como hace tanto calor, no paran de colgarse porque sus ventiladores no dan abasto y están reiniciándose todo el tiempo, para angustia suya y de sus martirizados humanos. Y así hasta el fin de los tiempos. ¿Y en el cielo? Bueno, hijo, en el cielo hay muy pocos ordenadores. Están casi todos los que murieron antes de la llegada del adsl y alguno actual muerto por fallos de fabricación antes de llegar a pecar. Esos son libres de hacer lo que quieran, no dependen de humanos y usan el GOD System, completamente infalible y a prueba de Devilware.
¿Y cómo se sabe si un ordenador ha sido bueno o malo, papi? Muy fácil hijo, ¿tú te bajas pelis piratas de internet? Claro, papi, si no para qué sirve un ordenador... Pues hijo, tu ordenador irá directo al infierno.
1 comentario:
¡Genial!
Además una historia con cielo e infierno de por medio siempre es santo de mi devoción. :D
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