He estado una tarde y pico sin internet. ¿Grave? No, lo he llevado bien. Relativamente bien. He descubierto que el día tiene muchísimas horas. Más de las que creía. Algunas de ellas elefantiásticamente eternas. También he confirmado que un ordenador sin internet tiene un uso anecdótico, más si eres, como yo, una persona que no le da más uso exointernáutico que el que le da, que es 0,1 tendiendo a 0. Otra cosa gorda: sin internet Spotify no funciona. Lo sé, es una obviedad. Pero no te creas, que no lo es tanto... que he tardado en darme cuenta de que la razón por la que no se oía la canción era porque no había conexión. Internet es como la electricidad, el agua, y, diría más, como el oxígeno en las arterias. Vital es poco.
No tener internet ha sido llevadero. Recuperar la conexión ha sido traumático. Mientras he estado sin internet en el mundo han pasado tantas cosas que cuando he vuelto al cibermundo ha sido todo un shock: me sentía como mi abuela cuando trataba de hacerle entender los fundamentos físicos de su televisor... completamente desfasado. Al entrar en Twitter la gente se reía de algo que todos conocían menos yo. Al abrir el periódico online una crisis política se había resuelto y yo ni siquiera sabía que había comenzado. En Facebook, sin saber cómo, mi lista de amigos había sufrido dos bajas. No te digo ya la cola de series pendientes de ser descargadas... ¡infernal! Y eso que han sido sólo unas horas.
Mañana me voy diez días de vacaciones. Y serán diez días sin internet. Sin internet. Diez días, diez. Un 1 y un 0. 10. X en romano. Todos los dedos de las manos de un ser humano completo.
¿Os he dicho que me voy diez días y que no tendré internet?
Jaja jaja ja
ja
ja
ja ja
ja
ja
3 comentarios:
Pero qué humor tan negro pordioss. Me ha dado un punzazo la úlcera y todo...
Por si no se ha entendido: me ha gustado :)
Jaja, sí, me ha salido del alma (al final no ha sido tan grave: hay internet en el hotel, aunque pare poco y sea como no tener).
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