Dolores

Dolores no era Lola, como las demás. Era Dolores, con todas las letras, y no permitía que la llamaran de otra manera. Ni hablar. Y tenía sus razones. Sus padres habían elegido ese nombre con toda la intención, porque era hija del dolor de ella y del dolor de él, acumulados ambos durante toda una vida de sufrimiento y unidos por la casualidad y el amor, y el dolor, del que surgió ella, Dolores, la prueba misma de que a veces, si uno no pone demasiado interés, las cosas pueden salir bien.

No hay comentarios: