Ya tengo mi voto decidido. Irá en un sobre, como los demás votos. Aparentemente no habrá diferencia con el resto de votos. Nadie lo podrá distinguir a simple vista. Mira, un voto, dirán, y seguirán a lo suyo. Obviamente no será un voto normal.
La verdad llegará en el recuento. El presidente de la mesa y los vocales se pondrán a abrir sobres. Este para aquel, este otro para el otro, y así, sumando votos azules y votos rojos, naranjas, magentas, verdes y de todos los colores. Cuando abran el mío llegará la sopresa. ¿Y esto? ¿Quién ha sido el cerdo que ha soltado un lapo dentro de este sobre vacío?
PD: es posible que me hayan llamado para participar en una mesa electoral, pero hasta que no me encuentre la Autoridad no lo sabrá: no vivo donde estoy censado y allí ya nadie sabe de mí. Desobediencia civil o pereza, lo mismo da. La cosa es que no voy.
2 comentarios:
¿Y el ADN del lapo?
Te pillarán.
Eres mi hombre.
Ya solo me falta 14 millones más como tu y ese gesto que ahora se pierde entre la montaña que formamos el rebaño se convertirá en la patada en el culo que nos librará de tanto inepto con "título" de político.
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