La guiri, pelirroja y algo gorda, le dice a la camarera que le traiga solamente un churro, que está haciendo dieta. Lo dice envolviendo el comentario en una sonrisilla nerviosa, de insegura. Quizá no se crea del todo que va a hacer dieta. Es una promesa que ya se ha hecho otras veces. Quizá por eso luego, sin darle más importancia, se echa dos azucarillos en el café, lo remueve y moja el dietético churro.
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