a dos pasos

a dos pasos de mi casa vive una vieja que huele a lavanda y a naftalina, y a veces a pis, pero eso no hay que tenerlo en cuenta, que con el pasar de los años la cabeza se va y ya no somos lo que éramos. está mi casa, luego la tienda de don javier y luego la de la vieja. es blanca de cal, y la puerta, más vieja que ella, cruje con solo mirarla, como la vieja. mi abuela me contaba que, siendo joven, la vieja era la alegría del barrio, siempre de fiesta, sin maldad ni veneno. pero un día todo cambió. llegó el americano y la volvió loca, se la llevó de casa y normal, el dinero, la novedad, y luego la mala suerte. una historia triste que nadie conoce del todo aunque todos saben algo. y luego de vuelta al barrio, a su casa, la que era de sus padres, a remendar trapos, hacer cortinas y dar consejos. aurora se llama y ya no habla con nadie.

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