Picor (IV)

Sentado en mi despacho los veo pasar. Todos medio sorprendidos, medio asustados, alguno incluso entra indignado. ¿Es que creían que la vida era para siempre? Soy la primera persona que ven después de entrar, después de salir, después de morir. Se sientan y durante horas, días, esperan en la sala su turno, el número asignado, sin saber qué pasará. Sólo yo lo sé. Y cuando los tengo delante de mi mesa intento ser lo más duro posible, lo menos humano posible. Son tantos años ya... Al principio me implicaba y acababan llorando en mi hombro, o enfadados y arrojaban las cosas de la mesa contra el suelo, incluso contra mí. Ahora ya no dejo que eso suceda. Hablo lo menos posible. Se asustan, me temen. Seré yo quien les diga qué va a pasar de ahora en adelante. Ya no son personas para mí, me digo, y así lo llevo mejor. Han pasado miles de millones por aquí. ¿Tantos? Tantos. Y mucho tiempo. Demasiado. ¿Mil años? ¿Dos mil? Ya no sé cuánto y creo que ya es hora de dejarlo. Hablaré con Recursos Humanos y pediré un cambio de departamento, porque dimitir, lo que se dice dimitir, es imposible. Esto es para siempre. Así me lo dijeron, esto sí es para siempre.

2 comentarios:

Lara dijo...

¡Tío esto es genial! ¡Qué pena que ya no haya más personajes para que no puedas seguir el punto de vista!

MSalieri dijo...

Jejeje, con la coña esto se está alargando... es un lapo por entregas :D

Ya inventaré algo, siempre pueden salir personajes nuevos, o viejos, o ambos.