Lapo Mental 1.000

"Tampoco son tantos, que la gente es muy exagerá... 
Son más los años, esos sí que pesan."

Okr, 04-04-2012

Prólogo o Epílogo

Muchos años después de dejar la ciudad, a su gente, de irse con lo puesto, de empezar de cero, de tratar de olvidar, dio con lo que había estado buscando, y fue por una casualidad, como casi todo lo importante en la vida. En el café en el que siempre desayunaba, en la mesa que ya consideraba suya y que amablemente le guardaban por respeto a sus canas y a su fidelidad, esperaba el hombre de las grandes cejas y cara estirada. Lo reconoció al instante a pesar de los más de treinta años que habían transcurrido desde su último encuentro.

-Pensé que no vendrías -dijo el viejo de cara alargada invitándole con un gesto a sentarse a la mesa. No ha sido fácil encontrarte, pero aquí estamos, por fin.

-Yo también te he estado buscando. Durante todos estos años pensé que trabajas de esconderte de mí. Mis amigos me pidieron que dejara de intentarlo pero yo no me rendí. Al final has sido tú quien ha dado conmigo. ¿Cómo has sabido...?

-Me encontré con tu hermana, de casualidad, en Benidorm. Ella me contó todo... Es verdad que al principio no quería verte, Epi, pero luego simplemente fue la vida, que me fue llevando de lugar en lugar y supongo que hizo más difícil este encuentro. Pero siempre te he tenido presente. Eso lo sabes.

Durante unos segundos los amigos se miraron, buscando el momento apropiado para hacerse preguntas más incómodas. Blas estaba más sereno. Estaba preparado para este momento. A Epi le había llegado por sorpresa y todavía le costaba hacerse a la idea de que se había reencontrado con su mejor amigo.

-Esto... ¿qué fue de tu vida? -se arrancó Blas.- Supongo que formarías una familia...

-No no. Siempre he sido muy solitario. -Epi encontró las palabras con dificultad-. No he encontrado a la persona... adecuada. ¿Y tú?

-Me casé. -respondió con urgencia-. Ella murió hace unos años. Cáncer. No tuvimos hijos pero fuimos muy felices.

-Vaya, lo siento... -Epi cambió el gesto bruscamente- Que muriera, me refiero a eso.

-No importa, ya está superado.

El camarero apareció para interrumpir la conversación y traer el desayuno habitual de Epi, café, zumo de naranja y tostadas, y el café doble que había pedido Blas. Ambos aprovecharon para hacer uso de sus azucarillos y saborear el momento de silencio. Fue Blas quien dio el siguiente paso:

-Tenemos que hablar de muchas cosas, ponernos al día... Si quieres damos un paseo por el parque, pero no hay prisa. Hace dos semanas que me mudé a la ciudad. Vivo por aquí cerca y podremos desayunar y hablar siempre que queramos.
-¿Vives aquí? ¿Dos semanas? Entonces... -Blas no dejó a su amigo acabar la frase.
-Sí... hasta hoy no me he atrevido a contactar contigo. Se me hacía difícil.
-No lo ha sido tanto, ¿verdad? -Epi ensayó una de sus características sonrisas de oreja a oreja.
-No, no lo ha sido tanto... ¿desayunamos y nos vamos al parque entonces?
-De acuerdo, Blas.
-Genial, Epi.


2 comentarios:

JuanRa Diablo dijo...

El lapo 1000 con un reencuentro de Epi y Blas...

¡Esto es saber hacer sorpresivo un aniversario y no lo que hay por ahí!

JuanRa Diablo dijo...

Disculpa, lo he puesto todo perdido de champán :p