Cuando ya no me quedaba ni una gota de esperanza, cuando mis piernas eran puro calambre y flojera, cuando había visto media vida pasar como una película por delante de mis ojos, mil dunas después de olvidar mi nombre y mis manos... se me apareció un oasis. Y no eras un espejismo.
8 comentarios:
Ese eclipse de luna en sístole olímpica en que Marco se pone tierno...
Es mucho más tierno de lo que quiere representar (pero es un rasgo más de su ternura).
Te había prometido la historia de cómo tu casi-nombre me había valido para la resistencia, ¿no? Pues ahí va.
En una época, amiguitos, en la que los jóvenes púberes no teníamos referentes de imágenes femeninas (o sea, con doce años no teníamos ni puñetera idea de la cosa), la enciclopedias proporcionaban imágenes de negras desnudas, porque pensaban los censores que eso no encendía la imaginación, porque eran como animalitos del señor (joder lo censores, ni puñetera idea).
Pues bien, mi usada enciclopedia (Espasa Calpe Abreviada, 7 tomos) tenía en el lomo, en grabado dorado sobre azul marino, unos adornos y el número del tomo y la primera y la última palabra del tomo.
Uno de ellos ponía OCRÁN-SANABU, que nunca quise saber lo que significaba, que además yo acentuaba también en la "u" da "sanabu" y que pronunciaba mentalmente sin parar (ocrán-sanabú, ocrán-sanabú, ocrán-sanabú...) mientras en el colegio (o donde correspondiera) me metían una bronca, lo que me permitió no enterarme nunca del motivo de ésta, lo que en mi vida ha sido de gran utilidad psicológica.
Ya sé, ya sé que deletreado en plan espejo se lee "narco", pero en aquella época esa idea me era tan extraña como la de "teta", para entendernos.
Por tanto, la magia estaba en el sonido. ¡Quién sabe si mi afición a la lectura no viniera de algo tan eufónico y mántrico!
Probadlo alguna vez: ocrán-sanabú, ocrán-sanabú, ocrán-sanabú...
ocrán-sanabú, ocrán-sanabú, ocrán-sanabú, ocrán-sanabú...
Reb, para, que esto empieza a sonar a vudú.
Lamento haberme puesto tierno. Pensé que con el pelo de mi hermosa cabeza habrían huido las musas ñoñas que inspiran a mi lado rosa, pero ya veis, ahí siguen, y entre lapo y lapo sale alguna pompa de jabón.
No es el tema lo que importa (o no tanto), sino los procesos. No es lo que uno quiere decir, sino lo que los demás están dispuestos a oir. El proceso marca la diferencia.
La "s" del "no eras", y no la "temática rosa", es la que te delató. (Todo lo que escribimos será usado en nuestra contra).
O no.
O no.
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