Picor (V)

-Mamá querría... doctor...

Quiero a mis hijos, a todos ellos por igual. Eso les digo, eso les he dicho siempre, pero no es así. Y ellos lo saben porque no puedo evitar demostrar mi preferencia. Ahora aquí tumbada espero mi momento y mis hijos están conmigo. Los quiero. Me cogen de la mano. A veces puedo sentir sus manos sobre las mías. A veces. Otras no sé quién soy y quiero llorar pero no puedo. Mis hijos están aquí conmigo. ¿Andrés? Andrés no está. De pequeña me gustaba ir al río y mojar los pies en el agua fría sin que mi madre lo supiera.

-Quizá... voy al baño... dosis... drés...

¿Andrés? ¿Ha venido Andrés? Quiero verlo, mis ojos. He dejado el gas abierto. María, anda ve y ciérralo. María, niña, ¿es que no me oyes?, mi boca. Mi abuela me dijo que la muerte te coge de la mano para que no te pierdas en el camino y que sus manos son suaves y duras a la vez, ¿y frías?, no, son cálidas, como sentarse junto a la chimenea. Ay. ¿Me voy ya? ¿Ya? ¿Andrés?

-Tome, tiene usted el 417, siéntese ahí y espere.

2 comentarios:

Reb dijo...

Ohhh!!
¿y si el que le cogía de las manos era su marido? ¿cabe alguna posibilidad?

MSalieri dijo...

Cabe, cabe.