Me voy
Me despido otra vez. No será la última, espero. Digo adiós y no porque quiera. Tecleo mientras aún tengo dedos. Dejo letra tras letra como si cada una fuera la última y alguna de ellas lo será, seguro. En fin. Se acaba, como todo, pensaréis. No como todo. Como sólo puede acabarse algo que lo hace a regañadientes. Gruño, porque ni lengua tengo. uede que... vaya, ahora no tengo meñique derecho. Así será como termine, tecleando con un solo dedo hasta que ni uno quede y el resto sea un trozo de carne que se agita como última protesta. Bajo la silla, bajo mis pies (bajo mi pie), lo que fui ahora sólo es un charco de sudor. Sudor que luego será vapor y si acaso dejará una mancha húmeda en el parqué. En fin. Me voy con el calor, por el calor. Bye.
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