Plano a plano
El hombre del sombrero azul se me quedó mirando durante más tiempo del que un plano de cine de hollywood tiene por costumbre permanecer en pantalla. Un enano calvo salió del coche andando hacia atrás. Era bizco. Todos, durante unos instantes, fuimos bizcos, y a nadie parecía importarle. Sonó el teléfono y al levantar el auricular alguién gritó "¡hola Rafaella!". Ahora no lo recuerdo, ahora todo es confuso, pero en ese momento supe que estaba atrapado en una película de David Linch. Ahora simplemente espero el siguiente plano y la boca me sabe a huevo crudo.
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