Últimos 10 minutos de A. Cristo

A. Cristo vive en su mansión-zoo desde hace muchos años. Allí puede estar a sus anchas, con sus animales, en gallumbos o como su madre lo trajo al mundo. Es así como le gusta vivir.

Hoy se tumba en el sofá a ver 'Gavilanes' mientras pica algo. Esto es vida, piensa. Le encanta ver la tele. Antes no le gustaba, cuando era el centro de atención. Ahora disfruta de los culebrones y le importa poco lo que digan de él. Ha llevado una vida dura pero el balance es positivo.

Agarra un pastelito, lo desenvuelve y le pega un buen bocado. Rico rico. Recuerda sus tiempos de fama con un eco de nostalgia. No, ahora está bien, se dice, muy bien. Sonríe cuando empieza a sonar la música de la serie en su tele de plasma, incluso se le escapa un ligero carcajeo de felicidad. Entonces el pastelito medio masticado se le va por el otro lado. Hostia. Quiere toser pero no puede. El trozo es demasiado grande. Intenta respirar pero nada. El aire ni entra ni sale. Busca a su alrededor pero ya lo sabe, no hay nadie. Hostia. En la jaula afuera, su león favorito descansa, indiferente a lo que le sucede a su amo. Se retuerce y arroja al suelo el trozo de pastelito que ya nunca terminará. Hostia. En los últimos segundos de agonía, su mirada desesperada repara en el envoltorio de su cena y causa de su inminente muerte: "Tigretón". Mierda, piensa, qué ironía, y muere.

2 comentarios:

JuanRa Diablo dijo...

Es que los Tigretones siempre estuvieron de muerte.


Hostias! XD

MSalieri dijo...

Yo era más de phoskitos, pero sí, tenían su punto. :)