Me mudo

En mi barrio si miras a alguien durante más de dos segundos te llevas una hostia seguro. Como mínimo una. Es por eso llevo un tiempo buscando la forma de irme a otro. No pido mucho, la verdad, sólo que sea algo menos estresante. Y que me deje llegar a viejo.

Anoche pude dormir. Los de abajo no montaron fiesta, los de arriba no se pusieron a mover los muebles porque sí, los de al lado no se pelearon y en la calle las putas tuvieron mucho trabajo, se ve, porque casi no hubo discusiones sobre quién la chupa de vicio, quién las tiene mejor puestas a pesar de los años o cuál de ellas está cobrando menos de lo acordado por un completo. A pesar de que me he aprendido que en todos lados cuecen hablas y que hasta en el mundo del putiferio se da la competencia desleal, suelo preferir dormir a no hacerlo.

Anoche, como decía, pude dormir. Así es que esta mañana, fresco como una lechuga, he visto tres posibles pisos en dos barrios bastante decentes. Los dos primeros estaban en el centro de la ciudad. Me han sorprendido gratamente ya que esperaba algo mucho peor después de consultar a amigos que ya habían pasado por este proceso.

El primero me entró por los ojos muy rápidamente. Y tanto. El piso consistía en: una puerta para entrar y una habitación para vivir. En el interior todo estaba muy bien organizado: su ventanuco perfectamente colocado sobre la salida de humos del vecino de abajo, su cocina de dos fuegos empotrada en un ¿armario? al lado del retrete, y a dos metros de la cama nido (de chinches). "Un lujo de piso en pleno centro de la ciudad, con todo a mano, bien comunicado y a precio de ganga". Efectivamente, el anuncio no mentía. Sobre todo en lo de bien comunicado, porque si quieres hablar con cualquier vecino del edificio sólo tienes que asomar la cabeza por el ventanuco, y si no, da igual, porque ya se encargan ellos de hablar lo suficientemente alto como para que puedas oírlos a través de esos tabiques ausonia, por lo finos, claro. Y barato era, para su puta madre.

Muy cerca de allí estaba el segundo piso. Cuando vi este estuve a punto de llamar a todos mis amigos para que vinieran a verlo. El piso era bastante decente. Salón, dormitorio, baño, cocina, internet, microondas, garaje, piscina, jacuzzi, terraza de cuarenta metros, boca de metro a dos minutos... Corrijo. El piso era un lujazo de piso. Casi lloro de alegría al verlo. Y de precio, increíblemente barato. Entonces llegaron los peros. El alquiler incluía gratis el cuidado y mantenimiento de un anciano senil, dueño al parecer de aquel paraíso terrenal. El hombre se veía solo y algo inútil y había pensado que quizá alguien querría ocuparse de él a cambio de aquel alquiler de ensueño. Estuve apunto de quitarle el andador para que se partiera la cadera.

Con mis ilusiones rotas me dirigí al tercer piso. Al momento supe que allí iba a haber hostias por quedárselo. Junto a la puerta esperaban unas diez personas. Nos habían citado a todos allí para enseñar y subastar el alquiler. Había una pareja, dos grupos de amigos y una señora muy rara vestida de sacerdotisa tántrica con una luna tatuada de henna en la frente y con un bastón de peregrino o algo así. Los grupos hablaban entre sí, sin cruzar ni media con sus futuros competidores. La señora flipada hablaba sola, supongo que para no ser menos que los demás. Al poco llegó el dueño del piso. Echó un vistazo al grupo de candidatos, saludó con un gesto rápido y abrió la puerta del piso. Bien, dijo, este es el piso, y nos lo enseñó. La verdad es que estaba bastante bien. Era un piso perfecto para mí. También para los demás, por lo que oí. Después de responder a algunas preguntas, el dueño sacó el tema del alquiler. 600 euros es el precio, dijo, gastos aparte, una ganga, pensé yo, pero sabía que sólo sería el precio de salida. Los grupos discutieron en voz baja. La loca de la luna en la frente metió la mano en su bolso de estrellitas pegadas. Por un momento pensé que iba a sacar una pistola para quitarse competencia. Luego pensé que no, que allí tendría una bola de cristal portátil y se disponía a adivinar si podría quedarse con el piso. Sacó un cigarrillo y lo encendió. Los primeros en hablar fueron los que parecían una parejita. Nosotros estamos dispuestos a pagar 800. Murmullo, comentarios al oído, calada de la bruja Lola. Me parece un buen precio, dijo el casero. 900, cantó uno de los grupitos. A 950 subió el segundo grupo sin dar tiempo a pensar nada. Bien, apuntó el dueño, eso me parece incluso mejor. Yo no podía pasar de 1000 así es que dije mi puja máxima en espera de que la señora mística se retirara. Durante unos segundos todos reflexionamos. Por algún comentario captado con mi fino oído supe que más de uno estaba dispuesto a subir mi oferta. Entonces oí en mi mente una voz que me decía "ofreczo 1200 y lo compartimos". Era ella, la meiga flipada, que ahora resultaba ser telépata. Joder, pensé, y luego me di cuenta de que ella me estaría oyendo con sus poderes selenitas. Qué carajo, pensé, vale. Entonces la tía dijo 1200 y el piso fue suyo. Nuestro, en realidad.

Mañana me mudo con la bruja a nuestro nuevo piso. Deseadme suerte (he comprado un par de ristras de ajos, por si sirven de algo).

10 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy bueno. De ésto habrá q tomar nota.
Suerte!

MSalieri dijo...

Gracias, Anónimo (no me lo digas, tú escribiste el Lazarillo!) ;)

Anónimo dijo...

buena historia.

NáN

MSalieri dijo...

Gracias,nen.

Anónimo dijo...

¿Tratas igual de bien a todos los anónimos?

A ver: Buena historia tío, me ha traído un rollo Terry Gilliam muy guapo, pero después se me queda cojo el final. Como vacuo, ¿no? Bueno, no sé.

Un saludo!

Fdo: El Bloguero Enmascarado que no Revela su Identidad porque No le Sale del Culo

MSalieri dijo...

Jajajaja, no me lo tengas en cuenta. Me molan los anónimos. Durante un tiempo yo mismo enviaba (en papel) pero a ellas no parecía gustarle...

Me mola tu nick.

Sobre el lapo: sí, tienes razón, el final es flojo, pero me pasa siempre. Es mi técnica (nula): escribo del tirón hasta que me canso y dejo de hacerlo, lo que provoca que al final todo quede fláccido :D Pero bueno, los lapos son lapos.

¿Terry Guilliam? Juer, mola, eso no me lo habían dicho antes. Ahora me pasaré el día silbando Brazil... ;)
Pásate por mi blog cuando te apetezca, que hay tarifa plana y tol mundo es bienvenido.

Anónimo dijo...

Vale, tío. Por cierto, conocí en Chile hace unos años a un tipo que se hacía llamar Okram y que era un exlíder guerrillero. No tendrás algo que ver con él? Yo soy chileno pero llevo en Madrid unos años.

Braaaziiiil. Sí, una de las mejores películas de Gilliam. Qué hueva!

Que sigas escribiendo! Un saludo

MSalieri dijo...

Qué va, nada que ver. Lo mío es por mi nombre (Okram=Marko=Marco)...

;)

Anónimo dijo...

Joder, nunca un anónimo causó tanta sensación. Pues nada yo soy la que escribí el Lazarillo, (me has pillado tío), y de vuelta de vacaciones me encontré con todo ésto; y aquí ando intentando escaparme aunque sea un rato con estos textos...y los de Lara, para seguirle la pista y no perdernos demasiado, que las cuerdas son muy largas. y el nick aún no lo pensé, ya te contaré. t dejo para ver si t leo.

MSalieri dijo...

Esperamos ansiosos tu nick. Después de pensarlo tanto seguro que te sale uno muy bueno :)

Mis textos y los del Lara, mmm, vaya mezcla más extraña :D