Dimos la orden de cerrar el hostal en cuanto los sensores hicieron saltar la alarma. Cuando llegué los clientes salían cargando sus maletas y con cara de mala leche. Me hubiese gustado empatizar con ellos en ese momento pero la alarma era de Grado 1 y no había tiempo para mostrarse humano. Los equipos de detección y contención ya estaban montados en el sótano, casi a pleno rendimiento. El oficial al cargo miraba atentamente los valores en la pantalla de su ordenador. Al verme entrar en el improvisado centro de mando me resumió la situación: en menos de dos horas el hostal y probablemente la mitad del barrio colapsarían. Para que el lector pueda hacerse una idea de lo que significa 'colapsar' según nuestra gradación estándar diré que lo que hasta ahora eran unas diez manzanas de edificios quedaría convertido en una masa pegajosa y azul que desprendería un fuerte olor a cabello de ángel. Es decir, algo inexplicable para la mayoría, con muchos muertos y un montón de preguntas que habría que responder con mentiras muy creíbles, ya desarrolladas, por cierto, en el Protocolo 1 iniciado al saltar la alarma. De media teníamos unas tres o cuatro alarmas de este tipo en Nueva York al año. Esta iba a ser la séptima en seis meses, lo que tenía al departamento en un perpétuo estado de histeria. Los análisis no paraban de dar valores fuera de escala. Algunos técnicos había aventurado hace años un posible colapso total. Nadie les había hecho caso. Un augurio demasiado malo como para tenerlo en cuenta. Y ahora qué, les preguntábamos. Pero ellos no sabían más que nosotros. Sólo habían leído los datos y dado sus conclusiones. No sabían cómo evitarlo. Trataron de explicarnos que el efecto era parecido al de meter un animal vivo en un microondas, sólo que iba afectando por zonas hasta ese final previsible. ¿Y el moco azul en la que se convertía todo? Ni idea, decían. La habían analizado y se parecía bastante al 'blandiblú'.
El oficial me miró buscando la orden que ya conocía; era la misma que le llevaba dando todo el año: sacad al mayor número de personas de la zona y esperad. Después del colapso, sellad el área. Mandaré a los de limpieza y los comunicados a la prensa.
Salí de allí deseando que el colapso se adelantara y nos quitara a todos de en medio.
2 comentarios:
metaliteratura en cadena!
Venga, únete a la "ristra literaria".
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