Dos pacharanes

El polémico escritor Marco Salieri había quedado con otro polémico escritor cuyo nombre no voy a desvelar en este texto por deseo expreso suyo. Lo llamaré 'Migue' para mantener el anonimato y no llamarlo siempre "el otro", "el innombrable", "Voldemort" o cosas peores.

Salieri y Migue solían quedar para tomarse un pacharán o dos y hablar mal del mundo y bien de ellos mismos. Al ser incomprendidos y polémicos tenían problemas para encontrar a gente que los aguantara más de cinco minutos y en momentos de desesperación, solían hacerse compañía. El promotor de esta última cita había sido Migue. Tras leer el lapo 'La Banda del Bastón', de su colega Marco, le había asaltado una duda que quería resolver cara a cara con el autor.

-Tú sabes que mis antepasados son polacos... -dijo mientras se sentaba violentamente en la terraza el polémico Migue. Ni saludó siquiera.
-Mmm, claro, sí, me lo contaste hace tiempo, ¿qué pasa con eso? -respondió Salieri recolocándose en la silla a la defensiva.
-Que he leído tu lapo y no sé, me ha sentado mal. Me lo he tomado como algo personal. Ya sé que no debería pero...-Migue se quedó pensativo, luego pidió los pacharanes de siempre.
-¿Personal? ¿Qué mierda quieres decir con eso?
-Pues personal... ¿a qué viene lo de los polacos? ¿Son delincuentes, trabajadores ilegales, mafiosos? ¿Por qué has puesto polacos y no rumanos o lituanos o españoles mismamente?
-A ver, Migue. Son polacos, una cuadrilla de polacos. Trabajadores, no sé, no tendrán papeles o no le habrán hecho contrato y si les hacía falta el dinero... y puse polacos como podría haber puesto currantes de cualquier otra nacionalidad.
-Ya. Pero tú contra los polacos no tienes nada.
-Nada, así en general, nada. -Guardaron silencio hasta que llegó el camarero con las bebidas. Salieri le pegó un tiento al pacharán en cuanto lo tuvo delante.- ¿Hablas polaco?
-No no, qué va. Ni tengo contacto con nadie de allí, de mi familia digo.
-Es raro.
-El qué.
-Pues eso, que tengas familia polaca, que vamos, que por dentro eres medio polaco, que a lo mejor tienes familia que estuvo en medio de la guerra, allí, en Polonia, judíos y eso.
-Sí, raro es.

Acabaron en silencio sus bebidas. Una rubia potente pasó por delante de la mesa y ambos volvieron la mirada hacia ella unos segundos. Salieri se dirigió a Migue mientras jugueteaba con el vaso vacío de pacharán.

-¿Leíste la entrevista del imbécil aquel, el de la revista?
-Sí.
-Y qué te pareció.
-Estuviste borde. En tu línea, vamos.
-¿Dirías que estuve polémico?
-Mmm, no sé, más que polémico estuviste borde. No polemizaste, no.
-Pues vaya...
-Pero estuviste bien.
-¿Sí?
-Sí.
-Pues gracias.
-De nada. ¿Otro pacharán?
-Sí, no... Bueno, venga, pero es el último, eh.

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